París (EFE).- La expansión de las energías renovables se está acelerando y para 2030 cubrirán un 50 % de la demanda de la electricidad en el mundo, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que considera que para entonces hacen falta más esfuerzos para cumplir el objetivo de la COP28 de triplicar la capacidad renovable.
En su informe anual de perspectivas sobre las renovables, la AIE estima que la capacidad de las energías renovables se va a multiplicar por 2,7 entre 2022 y 2030, es decir, por debajo de la meta que se marcaron los cerca de 200 países participantes en la cumbre sobre el cambio climático de Dubai que se celebró hace diez meses.
No obstante, la agencia considera que triplicarla “es completamente posible si los Gobiernos aprovechan las oportunidades de acción a corto plazo”, lo que requiere que cada uno diseñe “planes audaces” de cara al próximo año y más cooperación internacional para reducir los altos costes de financiación en regiones en desarrollo como en África y en el sudeste asiático.
En total, entre 2024 y 2030 se esperan más de 5.500 gigavatios de nuevas capacidades de generación de energía renovable, lo que significa casi tres veces más del aumento que se produjo en los siete años anteriores.
China acaparará casi un 60 % de esos 5.500 gigavatios, de forma que al final de la década concentrará casi la mitad de la generación de electricidad renovable de todo el mundo, cuando su peso relativo en 2010 era de un tercio.
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, destaca en el informe que las renovables “avanzan más rápido de lo que los gobiernos nacionales pueden fijar como objetivos”, y eso no sólo por los esfuerzos para reducir las emisiones o para reforzar la seguridad energética, sino porque son ya la opción más barata para generar electricidad en casi todos los países del mundo.
Eso explica, sobre todo, la explosión de la solar fotovoltaica, que por sí sola va a representar el 80 % del crecimiento de la generación de electricidad renovable en el mundo de aquí a 2030.
El hundimiento de los precios de las instalaciones solares se explica porque la capacidad de producción de los paneles este año va a superar los 1.100 gigavatios, concentrados esencialmente en China, un volumen que duplica con creces la demanda que se espera este año.
Una de las consecuencias aparentemente benéficas de ese desequilibrio es que los precios de los módulos fotovoltaicos se han reducido a menos de la mitad desde comienzos de 2023.
Pero la otra cara de la moneda es que muchos fabricantes están teniendo fuertes pérdidas financieras, con riesgo de quiebras, y que dada la concentración de la producción en China y la dependencia del resto del mundo, las tensiones comerciales y políticas van a ir a más.
A ese respecto, la AIE estima que la producción de paneles solares se va a triplicar de aquí a 2030 tanto en Estados Unidos como en India, pero fabricar allí es entre dos y tres veces más caro que en China, y esa brecha no parece que vaya a disminuir al menos en esta década.
En esta perspectiva en que China seguirá dominando más del 80 % de la capacidad de fabricación de paneles solares en 2030, los autores del estudio aconsejan a los responsables políticos que busquen un equilibrio entre los costos adicionales de la producción local y las ventajas que eso reporta en términos de creación de empleos y de seguridad energética.
La energía eólica, según la AIE, después de unos años difíciles por problemas financieros va a vivir también una aceleración de su expansión, que se duplicará entre 2024 y 2030 respecto a los siete años anteriores. Juntas, la solar y la eólica supondrán un 30 % de la generación de corriente a comienzos de la próxima década.
La cada vez mayor competitividad de las renovables en la generación de electricidad, donde progresan a un ritmo fulgurante, no puede ocultar que su peso en el pastel energético global seguirá siendo minoritario, del 20 % en 2030, frente al 13 % en 2023.
La razón de que casi el 80 % de la demanda energética se tenga que seguir cubriendo con combustibles fósiles a comienzos de la próxima década es que los carburantes renovables (incluyendo los biocarburantes, biogases o el hidrógeno verde) continuarán representando menos del 6 %.
Para los objetivos climáticos internacionales, el camino ahí se anuncia mucho más largo.
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