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Qué es la lluvia negra que afecta a Brasil, Paraguay y Uruguay

sábado, septiembre 14, 2024
El ganadero brasileño Tiago Klug, de 44 años, decidió realizar una prueba el pasado domingo.
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Colocó un balde blanco y limpio en el centro del patio trasero de su casa en la ciudad de Pelotas, al sur de Brasil, después de escuchar advertencias sobre un fenómeno conocido como lluvia negra.

“Elegí un lugar alejado de paredes o tejados, para que el agua depositada en el contenedor cayera directamente de las nubes, sin entrar en contacto con tejados ni paredes”, explica Klug.

Cuando revisó el balde al día siguiente, notó que el agua de lluvia recolectada tenía un color oscuro inusual.

“Nunca había visto algo así. Fue muy triste”, le dijo a BBC News Brasil.

Además del sur de Brasil, la llamada lluvia negra se observó en el norte de Uruguay y el sur de Paraguay.

En redes sociales se compartieron fotos del agua oscura recogida por residentes.

Se prevé que una masa de aire frío procedente de Argentina y Uruguay, al encontrarse con el humo de los masivos incendios forestales que se registran en Brasil y Bolivia, pueda provocar más lluvia negra en los próximos días.

El estado de Río Grande del Sur, el más austral de Brasil, registró este jueves una de las mayores concentraciones de humo de Sudamérica, según MetSul Meteorologia.

¿Qué es la lluvia negra?

El meteorólogo Estael Sias, de MetSul, explica que la lluvia negra es el resultado de la mezcla del agua con el hollín transportado por el humo.

“El hollín está formado por nanopartículas de carbono negro producidas por la quema incompleta de combustibles fósiles, material orgánico y otros”, afirma Sias.

“Cuando la combustión no es completa, las nanopartículas son transportadas a la atmósfera por el humo”.

La dirección del viento, a 1.500 metros de altura, determina hacia dónde se transporta el humo, explica el meteorólogo.

“Cuando hay viento de norte a sur, el humo se dirige a Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, como pasó este miércoles”.

Mezcladas con la humedad de las nubes, las nanopartículas de carbono negro pueden actuar como núcleos de condensación, alrededor de los cuales se forman las gotas de lluvia.

“Con el avance de la lluvia, la atmósfera inicia un proceso de limpieza de ese humo, del carbón negro. La lluvia negra es resultado de eso”, resume Sias.

¿Supone un riesgo para la salud?

El meteorólogo de MetSul asegura se trata de lluvia contaminada, pero no necesariamente tóxica.

“Como transporta carbón negro, tiene como mucho el efecto de ensuciar las superficies”, afirma Sias.

Según Gilberto Collares, profesor de Ingeniería del Agua de la Universidad Federal de Pelotas (UFPel), para evitar daños a la salud de la población, hay que medir la adecuadamente la contaminación del agua.

“La lluvia negra puede causar algunos daños, pero se cree que el humo se produjo por la quema de materia orgánica, es decir, bosques y pastos”, dice Collares.

“Si además de estos componentes hubiera residuos industriales potencialmente tóxicos, se produciría lo que se llama lluvia ácida, que es potencialmente mucho más peligrosa”, agrega.

El investigador considera que, aunque toda agua de lluvia que no sea clara y cristalina requiere precaución, en la mayoría de los casos puede consumirse tras ser sometida a un adecuado proceso de filtración.

“No creemos que el agua para consumo humano en las regiones urbanas, donde hay redes de tratamiento pueda verse afectada por lo que está sucediendo”, observa.

Uno de los comportamientos que se deben evitar es el pánico por la lluvia negra, dicen los expertos.

“No podemos ser tan estrictos porque la población necesita agua. Tenemos que reducir el riesgo de pánico de forma responsable”, afirma Collares.

“Esto lo experimentamos mucho durante las inundaciones [en mayo de este año]. La gente pasará por esta situación y tenemos que tratarla con cuidado y amabilidad”.

Cambio climático

A pesar del aparente bajo potencial dañino de esta lluvia, Collares dice que el episodio indica cuán vulnerable es la población al cambio climático.

“En Porto Alegre [capital de Río Grande del Sur], las autoridades recomendaron que las escuelas no realicen actividades al aire libre con los estudiantes al menos hasta el domingo. Son cosas con las que tendremos que vivir”, afirma.

Río Grande del Sur comenzó a verse afectado por el humo producido por la ola de incendios en el centro de Brasil a mediados de agosto.

El hollín, transportado por vientos llamados “chorros de baja altura” o, popularmente, corredores eólicos, también llegó a Argentina y Uruguay.

Durante varios días, la niebla impidió que el sol brillara con toda su intensidad, provocando el llamado “sol rojo”.

En Porto Alegre y otros municipios de Río Grande del Sur, el humo se combinó con una masa de aire frío y humedad y produjo un calor inusual al final del invierno, con temperaturas que alcanzaron los 36ºC.

En Porto Alegre, el uso de mascarillas, poco común desde el fin de la pandemia de covid-19, se volvió a observar en las calles debido al humo de los últimos días.

Además de la recomendación para las escuelas, el gobierno local recomendó que las personas con síntomas respiratorios busquen atención médica y que toda la población se mantenga hidratada, evite los espacios abiertos y mantenga puertas y ventanas cerradas.

El empeoramiento de la calidad del aire en Río Grande del Sur llevó a la compañía suiza IQAir a clasificar el martes a Porto Alegre como la segunda metrópoli más contaminada del mundo, solo detrás de São Paulo. La clasificación se basa en imágenes de satélite.

 

Texto original de BBC Mundo

https://www.bbc.com/mundo/articles/ckgjggn5351o

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