“Allí fui muy feliz. Los profesores y la infraestructura eran maravillosos. Tenía renombre. Viajábamos a Canadá e Inglaterra para aprender inglés”, le cuenta Castillo a BBC Mundo.
Los recuerdos de esta exestudiante están a flor de piel desde que se conoció que este prestigioso centro en Bogotá anunció su cierre por falta de estudiantes y problemas financieros.
“Cuando me gradué en 2015 ya se notaba la decadencia. Los profesores se iban. Disminuían los estudiantes. Incluso se pasó de régimen femenino a mixto, pero no se revivió la llama”, afirma Castillo.
El cierre del Sans Façon conmociona a la capital colombiana en los últimos días, pero no sorprende.
De acuerdo a datos del Directorio Único de Establecimientos Educativos, 769 colegios privados cerraron en Colombia en el último año y medio.
“Solo en Bogotá, cerraron 160 y 60 más cerrarán”, le dice a BBC Mundo Julián de Zubiría, exasesor del Ministerio de Educación en Colombia, fundador de la institución educativa Instituto Alberto Merani y reconocido columnista.
“Es delicado . No son colegios chiquitos, de barrio, los únicos que cierran. Son instituciones grandes, con historia y tradición, en ciudades con peso”, añade de Zubiría.
La acelerada clausura de colegios privados reaviva el debate sobre la transformación que parece producirse en el sistema educativo colombiano, marcado por grandes brechas y el peso del sector privado en las capitales departamentales grandes (como Barranquilla, Cali y Medellín) con respecto al resto del territorio, donde hay una mayor proporción del sector público.
“Hay mucho más allá de lo público-privado. También hay colegios privados de muy baja calidad y, a nivel nacional, muchos públicos también cierran”, le puntualiza a BBC Mundo Laura Quiroz López, experta en políticas públicas de reducción de pobreza y desigualdad.
Entonces, ¿qué está pasando? ¿Por qué cierran tantos colegios privados? ¿Y qué dice sobre la educación en Colombia?
Transición demográfica acelerada
Para explicar el acelerado cierre de colegios privados los expertos consultados por BBC Mundo aluden a una matemática simple: hay menos colegios porque hay menos estudiantes.
Y hay menos estudiantes porque en Colombia cada vez nacen menos niños.
Afecta tanto al sector privado como al público, aunque la carga de este cambio demográfico en las grandes capitales parece lastrar más a los colegios privados porque es en las clases media-altas donde se acentúa la caída de la natalidad, según de Zubiría.
“En los 60, Colombia tenía una tasa de natalidad similar a la de algunos países en África, con más de seis hijos por madre. Hoy el registro es de 1,3 hijos por madre en ciudades como Bogotá”, coinciden de Zubiría y Edna Bonilla, exsecretaria de Educación de la Alcaldía de Bogotá.
No algo exclusivo. Cifras del Banco Mundial muestran un desplome en la tasa de natalidad en todo el planeta.
“Pero en Colombia ha sido muy acelerado. En Europa, por ejemplo, fue más gradual. Pero en los últimos 15 años el cambio aquí fue muy abrupto”, dice de Zubiría.
En otras palabras, la pirámide poblacional colombiana se invierte rápido. Es un reto nacional no solo en educación, sino también en economía, impuestos, trabajos y pensiones.
Eso si no se revierte la dinámica, aunque diversas proyecciones apuntan a que la baja natalidad mundial continuará agravándose.
El efecto de la pandemia
La tendencia se aceleró todavía más cuando en 2020 llegó la pandemia de coronavirus.
De Zubiría dice que en Bogotá y otras capitales de departamento la educación pública ha sido considerada de baja calidad.
Pero Bonilla, la exsecretaria de Educación en Bogotá, dice que esta mejoró en los últimos años, aumentando la matrícula.
“Cuando muchos padres movieron a sus hijos del sector privado al público por el menor costo, ya los dejaron allí y no los devolvieron”, explica Bonilla.
“Tuvo que ver esa mejora de la educación pública y la pérdida de poder adquisitivo de muchos colombianos”, añade.
Sin embargo, de Zubiría advierte que muchos padres estarían optando por la educación virtual y en casa de sus hijos.
“Es mi hipótesis. No veo en las estadísticas que el sector público acoja en la misma proporción a los alumnos que salen del privado”, explica.
“Se ve mucho en la educación inicial y primaria y afecta a estratos medios y bajos, no solo altos. Hay educación privada en todas las gamas: malísima, mala, regular, aceptable, buena, excelente y extraordinaria, con su diferencia de precios”, añade.
La pandemia, según expertos, aceleró otra realidad: colegios privados tradicionales que por no modernizar sus métodos y no acostumbrarse a los nuevos tiempos perdieron relevancia hasta cerrar.
“Le pasó mucho a colegios privados religiosos, como el Sans Façon”, dice de Zubiría.
¿Qué pasa en el sector público?
La transición demográfica y las consecuencias de la pandemia también provocan un preocupante cierre de colegios públicos.
“En los últimos 10 años, esta reducción también es significativa. Entre 2015 y 2022, por ejemplo, se perdieron casi 1.400 colegios públicos en Colombia”, señala Quiroz López.
“Es cierto que en los últimos años se aceleró el cierre de privados, pero diría que es una cuestión más de grandes capitales y no representa a ciudades intermedias y otros municipios, donde el cierre de escuelas públicas es gravísimo”, añade.
La experta dice que la proporción entre colegios públicos y privados es mucho más nivelada fuera de las ciudades grandes.
En las capitales la enseñanza pública parece resistir algo más, sin que signifique que tampoco se produzcan cierres.
De Zubiría y Bonilla apuntan a que las pérdidas del sector público se ven compensadas por la absorción de muchos niños que salen del privado y por la migración venezolana.
“Muchos de los 2,8 millones de venezolanos que acogió Colombia son niños y suelen matricularse en colegios públicos”, coinciden ambos.
¿Qué dice esto sobre la educación en Colombia?
Hay que tener en cuenta que los cierres de colegios privados no solo afectan, como se podría intuir, a las élites.
Según cuenta Quiroz López, lo privado tiene también una alta representación en todos los estratos y niveles educativos en Colombia.
“Lo que pasa es que lo privado tiene una representación simbólica mucho más privilegiada socialmente de lo que en realidad es”, dice.
Quiroz López señala que la conmoción generada con el cierre de los colegios privados también puede explicarse por cómo la élite, concentrada en grandes ciudades, acapara el discurso de lo que sucede en el resto del país.
“Es más espectacular, extravagante, hablar de la desaparición de colegios tradicionales donde estudiaron líderes políticos y de opinión. Desde Bogotá se producen narrativas que podrían llegar a distorsionar lo que ocurre a nivel nacional”, advierte.
Más allá de las disparidades entre grandes ciudades y el resto del país, está claro que la educación en Colombia está cambiando.
“Emergen métodos alternativos, virtuales, en casa, y métodos anticuados o tradicionales tienen problemas para aguantar”, dice de Zubiría.
Y esto tiene consecuencias para todo el sistema y todos los estratos.
“Si más colegios privados cierran, habrá menos oferta y los chicos tendrán que acceder a colegios públicos, lo cual puede añadir más presión a este sector”, dice Quiroz López.
En ese sentido, de Zubiría dice que el actual gobierno está haciendo bien en construir sedes educativas en zonas tradicionalmente abandonadas, aunque opina que queda trabajo por hacer.
“Lo que es obvio es que este gobierno no le apuesta a la educación privada como sí lo hicieron los anteriores, que la fortalecieron y privilegiaron”, reflexiona.
¿Qué esperar para el futuro?
Sobre si la transformación que vive la educación colombiana puede mejorar o perjudicar al sistema hay opiniones diversas.
“La educación inicial privada en Colombia es muy buena. En mi opinión, lo mejor que tenemos, y se está destruyendo”, piensa de Zubiría.
“Es una etapa vital en la que está demostrado que, si es buena, el niño será más sano emocional e intelectualmente. No sé si los métodos alternativos y la enseñanza en casa contribuyan a esto”, agrega.
Bonilla cree que, aunque quede lejano, si aumenta la apuesta por la educación pública puede suceder que los colegios privados se vuelvan exclusivamente para las élites.
“En teoría, la educación debe nivelar la desigualdad y eso no pasa en Colombia. La mejora de lo público va más lento que la realidad. Hay muchas brechas entre lo urbano y lo rural; lo rico y lo pobre. Para superarlas hay que aumentar el foco en educación”, explica.
Las disparidades en el sistema educativo colombiano han sido estudiadas por expertas como Quiroz López.
Una de sus investigaciones lo describe como “un apartheid educativo”, especialmente en el acceso y la calidad de la enseñanza a nivel medio.
“En nuestro caso, nos centramos en Bogotá y vimos una clara correlación en el desempeño, mucho mejor, de los chicos de niveles altos que acuden a los mejores colegios privados”.
La analista añade que este “apartheid” existe en todo el país, sobre todo en calidad.
En el último informe PISA publicado a fines de 2023, los estudiantes colombianos se desempeñaron por debajo del promedio de países de la OCDE en matemática, ciencia y lectura.
De la misma forma, una proporción menor de estudiantes colombianos obtuvo los mejores resultados en al menos una de esas materias comparando con el promedio de la OCDE, y una muestra inferior de estudiantes alcanzó apenas un nivel mínimo de competencia en las tres materias mirando la media de la OCDE.
Las tareas pendientes de la educación colombiana parecen más complicadas que los viejos debates público-privados, rurales-urbanos, ricos-pobres.
Texto original de BBC Mundo
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