Por Manuel Fuentes |
Redacción América, (EFE).- La muerte de Alberto Fujimori el miércoles 11 de septiembre es el último capítulo de la desdichada historia de los últimos presidentes de Perú, donde las sombras de la corrupción, los abusos de poder, las investigaciones judiciales y las tragedias personales han perseguido a sus exmandatarios, con el consiguiente impacto en la sociedad peruana.
A continuación, se ofrece un relato de la trayectoria de los últimos mandatarios peruanos, desde Alan García hasta la reciente muerte de Alberto Fujimori.
Alan García fue uno de los políticos más influyentes de la política peruana. Su primer gobierno (1985-1990) estuvo marcado por la crisis económica, la hiperinflación y el aumento de la violencia interna debido a la expansión de grupos terroristas como Sendero Luminoso.
A pesar de su intento por regresar con un enfoque diferente, su segundo mandato (2006-2011) también estuvo empañado por escándalos de corrupción.
La investigación por sus presuntos vínculos con la trama de corrupción de la empresa brasileña Odebrecht lo llevó a una situación desesperada.
En abril de 2019, cuando la policía se presentó en su casa para detenerlo en el marco de la investigación, García se disparó en la cabeza, falleciendo poco después en el hospital. Su muerte sacudió a la nación y dejó abierto el debate sobre la corrupción en el país y el impacto en las figuras políticas de gran peso
Alberto Fujimori llegó al poder en 1990 como un “outsider”, prometiendo estabilizar la economía y luchar contra el terrorismo. Un Gobierno controvertido, pero logró grandes éxitos en la lucha contra el grupo armado Sendero Luminoso y en la reducción de la inflación. Sin embargo, sus métodos autoritarios y las violaciones a los derechos humanos, como las esterilizaciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales por parte del Grupo Colina, mancharon su legado.
En el año 2000, Fujimori huyó a Japón tras un escándalo de corrupción que involucró a su jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos. Desde el exilio, intentó renunciar vía fax, pero el Congreso lo destituyó por incapacidad moral. Años después, fue extraditado desde Chile y, en 2007, tuvo condena por 25 años de prisión por crímenes contra la humanidad y corrupción.
Su salud se deterioró durante su reclusión, y en varias ocasiones solicitó indultos humanitarios. En 2017, fue liberado temporalmente por un controvertido indulto que otorgó el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski, pero ese indulto fue anulado posteriormente, y Fujimori volvió a prisión. Hoy, 11 de septiembre de 2024, se produjo su fallecimiento, cerrando así el capítulo de una de las figuras más polarizantes en la historia reciente de Perú.
Alejandro Toledo asumió la Presidencia tras la caída del régimen de Fujimori, como símbolo de la restauración democrática. Sin embargo, su mandato estuvo marcado por protestas y una gestión económica que no logró aliviar las tensiones sociales.
Años después de dejar el poder, Toledo se vio implicado en el escándalo de Odebrecht -el conglomerado multinacional brasileño artífice de un enorme escándalo de corrupción- y se le acusó de recibir millonarios sobornos.
En 2017, huyó a Estados Unidos, donde lo detuvieron en 2019 a solicitud de las autoridades peruanas para su extradición. Tras un largo proceso, Toledo lo extraditaron en 2023 para enfrentar cargos por corrupción. Su caso, que sigue en curso, representa uno de los episodios más ignominiosos en la historia de los expresidentes peruanos.
Ollanta Humala llegó al poder con un discurso nacionalista y prometiendo un cambio profundo en el modelo económico. Sin embargo, su Gobierno giró hacia posiciones más moderadas, lo que le permitió mantener estabilidad económica, pero generó descontento entre sus bases de apoyo.
Tras dejar el poder, Humala lo investigaron por presuntos sobornos recibidos de Odebrecht durante su campaña presidencial.
En 2017, Humala y su esposa Nadine Heredia fueron detenidos preventivamente mientras eran investigados por lavado de activos. Si bien fueron liberados en 2018, el proceso judicial en su contra sigue abierto, y Humala permanece bajo el escrutinio de la justicia peruana.
Pedro Pablo Kuczynski, conocido como PPK, era un tecnócrata de trayectoria internacional cuando asumió la Presidencia tras derrotar a Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori. Sin embargo, su Gobierno fue efímero, marcado por la incapacidad de generar consensos en un Congreso controlado por el fujimorismo y los continuos escándalos de corrupción relacionados con Odebrecht.
En marzo de 2018, ante la amenaza de una segunda moción de vacancia (un procedimiento parlamentario para destituir al presidente de la República por incapacidad moral o física permanente), Kuczynski renunció a la Presidencia, siendo sucedido por su vicepresidente, Martín Vizcarra.
Poco después, PPK fue puesto bajo arresto domiciliario por su vinculación con el escándalo Odebrecht, y desde entonces su salud se deterioró considerablemente.
Martín Vizcarra, quien asumió el cargo tras la renuncia de Kuczynski, intentó liderar un Gobierno de cambios, especialmente con la lucha contra la corrupción y a favor de la reforma política. Sin embargo, su mandato también fue conflictivo, con choques constantes con el Congreso, que lo destituyó en noviembre de 2020 bajo acusaciones de incapacidad moral debido a un escándalo de corrupción durante su gestión como gobernador de Moquegua.
La destitución de Vizcarra desató una crisis política que derivó en una ola de protestas masivas. Aunque Vizcarra negó las acusaciones en su contra, su reputación quedó gravemente dañada.
Tras la destitución de Vizcarra, Manuel Merino asumió la presidencia de forma interina. Su breve mandato, de apenas cinco días, fue uno de los más conflictivos de la historia reciente de Perú.
Las protestas masivas que exigían su renuncia ante la represión violenta y las muertes de manifestantes lo obligaron a dimitir.
Luego, Francisco Sagasti asumió el poder de forma interina hasta las elecciones de 2021. Su gestión estuvo marcada por la estabilidad temporal y la organización de elecciones libres, pero fue un periodo breve y sin mayores controversias.
Pedro Castillo llegó a la presidencia de Perú en julio de 2021 tras una de las elecciones más polarizadas en la historia del país, derrotando por estrecho margen a Keiko Fujimori.
Su ascenso al poder representó un cambio radical, ya que Castillo, un maestro rural y líder sindical, prometía reformas profundas para mejorar la situación de las clases trabajadoras y rurales de Perú. Sin embargo, su Gobierno se marcó desde el inicio por una serie de crisis políticas, enfrentamientos con el Congreso, y acusaciones de corrupción y mala gestión.
En diciembre de 2022, tras varios intentos fallidos de destituirlo, Castillo lo arrestaron luego de intentar disolver el Congreso en un movimiento que muchos calificaron como un golpe de Estado.
Su intento de disolver el Parlamento no prosperó, y el Congreso lo destituyó rápidamente, siendo sucedido por su vicepresidenta, Dina Boluarte. Actualmente, Castillo está en prisión preventiva mientras se le investiga por diversos cargos de corrupción y abuso de poder. Su breve mandato dejó al país sumido en una crisis política profunda y un descontento generalizado.
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