El Tribunal Supremo (TS) alemán ratificó este martes 21 de agosto de 2024, la condena contra una mujer identificada como Irmgard Furchner. Se trata de una exsecretaria del campo de concentración de Stutthof (actual norte de Polonia), por complicidad en 10 505 casos de asesinato en el marco del plan de exterminio de los judíos del régimen nazi.
Furchner, que actualmente tiene 99 años, trabajó como secretaria del campo entre junio de 1943 y abril de 1945.
La Audiencia Provincial de Itzehoe consideró probado que con su trabajo la mujer ayudó al plan de asesinato sistemático de los prisioneros. La sentenciaron a dos años de cárcel, conmutables por libertad condicional.
Participación en un Holocausto
La condena contra Furchner es la primera contra un civil acusado de participar en el Holocausto.
Su defensa interpuesto un recurso que fue rechazado ahora por el TS. Esto por considerar que no estaba claro ni probado que fuera consciente de lo que ocurría en el campo. Tampoco que su trabajo colaborarse en un proceso de asesinato sistemático.
En Stutthof, cerca de la actual ciudad polaca de Gdansk, estuvieron internados entre 1939 y 1945 110 000 personas. Cerca de 65 000 fueron asesinadas.
Crímenes del nacionalsocialismo
El proceso generó atención por varias razones. Primero por la avanzada edad de la acusada y también por el hecho de que será uno de los últimos relacionados con los crímenes del nacionalsocialismo.
De momento hay tres procesos pendientes. Sin embargo, en dos casos los tribunales consideraron que los acusados de no están en condiciones de que se les siga el proceso.
El caso Furchner revivió la pregunta de porque la justicia alemana tardó tanto en llevar a los tribunales a cómplices de los crímenes nazis.
Una sentencia del TS de 1969 -antes hubo algunas condenas relacionadas con el Holocausto- dificultó la persecución de los responsables. Esto al exigir que se les tenía que probar su complicidad en casos concretos y mostrar una causalidad entre sus actos y los crímenes.
Eso llevó a que se archivaran varios procesos, incluso contra guardias que habían participado en la selección en la rampa de Auschwitz.
Un nuevo giro en la doctrina jurídica se dio en 2011 cuando John Demjanjuk, antiguo guardia de Sobibor fue condenado por complicidad en 28 000 casos de asesinato. Esto sin que se probara un nexo causal de sus actos con las muertes.
Después, en una revisión de otra condena contra un guardia de Auschwitz, Oskar Groning, el TS sentenció que era suficiente que el acusado forme parte de la maquinaria de la muerte y que hubiera ayudado con su trabajo a que se perpetrasen en poco tiempo un gran número de asesinatos.
Desde entonces hubo más de una docena de procesos contra gente de avanzada edad en la que antiguas víctimas dieron su testimonio sobre los crímenes del nacionalsocialismo.
“Para las víctimas es importante ser oídas por una instancia oficial”, dijo en declaraciones al diario ‘Süddeutsche Zeitung’ el catedrático de Derecho de la Universidad de Erlangen, Christoph Safferling. Él se ocupó en varias publicaciones del tratamiento judicial de los crímenes nazis. EFE
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