La gimnasta estadounidense Simone Biles ganó el sábado 3 de agosto del 2024, su tercera medalla de oro de los Juegos de París.
La gimnasta olímpica volvió a brillar al coronarse ocho años después de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro como la mejor gimnasta del mundo.
Biles es todo un fenómeno, según el documental ‘Simone Biles vuelve a volar’, estrenado hace unos días en Netflix. La gimnasta, de 26 años, hace un recorrido por su vida, nada fácil. Ella y su hermana Adria acabaron con tres años en un centro de acogida por culpa de las adicciones de su madre que las descuidó.
Biles suma este oro a los ganados en la competición por equipos y en el concurso completo individual. En la competencia sus dos saltos fueron valorados por las jueces con una media de 15,300 puntos.
En el documental de Biles se muestras imágenes de esa dura etapa de su vidas que no olvida, todo lo contrario, se siente una privilegiada porque tuvo la suerte de que su abuelo materno Ron Biles y su mujer Nellie Biles, consiguieron adoptarlas y criarlas.
No les llama abuelos sino padres porque lo son legalmente y sin ellos hoy no sería lo que es. Ahora es ella la que se entrega a la ONG Friends of the Children en la que busca familias de acogida a niños en régimen de acogida.
Daniella Bejarano tiene un vínculo muy especial con su madre, en el documental se ve que es a la primera que llamó cuando decidió abandonar los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 por problemas de salud mental. También es la que le hace las trenzas y el moño antes de cada gran competición.»Es como una especie de ritual, en Tokyo por el Covid fue la única vez que no pudimos acompañarla y no le hice las trenzas y, mira lo que pasó», dice la madre en una de sus intervenciones.
«Cuando gané todas las medallas en Río de Janeiro estaba triste, no sabía lo que era la depresión. En Tokyo me di cuenta de que algo no iba bien», asegura Biles quien gracias a la ayuda psicológica y de su familia ha conseguido superar sus problemas.
Cuando abandonó la competición y visibilizó la fragilidad emocional de los deportistas de élite, le llovieron muchas críticas, algo que a día de hoy dice no entender. A eso hay que unir el trauma que ha tenido que superar por los abusos sexuales que sufrió junto a otras 200 gimnastas, de manos de Larry Nassar, el exmédico del equipo nacional de gimnasia de EE.UU, condenado a 175 años de cárcel. Confiesa Simone que nadie les había explicado que eran los abusos y su inocencia les impidió interpretar aquella crueldad.
Texto Teleamazonas
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