El pasado 31 de mayo de 2024, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) dispuso el desembolso de USD 1 000 millones de manera inmediata como parte del Acuerdo de Servicio Ampliado (SAF).
Se trata de la primera parte de los desembolsos de un crédito aprobado por USD 4 000 millones, que se entregará durante cuatro años, y que el Gobierno de Daniel Noboa concretó luego de casi cinco meses de diálogos y negociaciones.
El FMI, mediante nueve pagos, en un lapso de 48 meses, irá entregando el dinero siempre y cuando, Ecuador cumpla con las condiciones determinadas por el organismo y que se van ajustando previo a cada nueva entrega de fondos.
Esto dará liquidez, dice el ministro de Economía y Finanzas, Juan Carlos Vega, quien en entrevistas previas ha afirmado que permitirá ponerse al día con las deudas que mantiene el Estado con la seguridad social, proveedores y gobiernos autónomos descentralizados, por ejemplo. Pero también se destinarán al pago de otras deudas internacionales.
Pero bien, una de las referencias estructurales del FMI es que el acuerdo con Ecuador debe ser acompañado por una expansión de la cobertura de las transferencias económicas directas a los sectores más vulnerables. Eso significa que se debe ampliar el número de beneficiarios de bonos, principalmente del Bono de Desarrollo Humano.
Hasta octubre, el Gobierno deberá compartir con el Fondo Monetario un plan con el que se completará el registro social a fin de dar cobertura a las familias que se encuentran en los quintiles de ingresos más bajos. La idea no es solo ampliar el número de beneficiarios sino también mejorar su distribución geográfica.
El FMI hace énfasis en que esto es una parte clave del programa fiscal, pues permitirá proteger a los más necesitados de los impactos adversos que resultarían de las otras medidas que apuntan a la consolidación de las cuentas fiscales.
Ecuador, de su parte, ha propuesto la incorporación de 50 mil nuevas familias cada año a la cobertura de transferencias sociales, hasta 2028 serían 200 mil nuevos beneficiarios. Se calcula que la expansión tenga un costo de alrededor de USD 300 millones anuales una vez que todas las familias seleccionadas estén cubiertas.
Los nuevos beneficiarios se sumarán a ese millón 395 mil ecuatorianos que actualmente reciben alguno de los 11 bonos que entrega el Estado.
La ayuda social en Ecuador comenzó en 1998, durante la presidencia de Jamil Mahuad
El primer bono solidario que se entregó en el Ecuador tuvo como beneficiarias a madres de escasos recursos. El expresidente Jamil Mahuad, en 1998, dispuso darles 100 mil sucres mensuales.
Lo presentó como una compensación por la eliminación de los subsidios al gas y a la electricidad, y hasta como un mecanismo para contener el aumento de la pobreza.
En la práctica, el Gobierno intentaba disminuir el descontento del pueblo entregándole dinero. Aunque no funcionó, poco después se desató la crisis financiera, llegó la dolarización, y Mahuad fue derrocado.
Otros gobiernos pasaron, pero el bono no fue eliminado. Luego de la dolarización se fijó en USD 11, que le costaban USD 217 millones anuales al Estado.
Para el año 2002, Lucio Gutiérrez subió el monto y lo rebautizó como Bono de Desarrollo Humano que combinó con un programa de beca escolar, a cambio de recibir USD 15 mensuales. Pero puso como condición a las madres que lleven a sus hijos a la escuela, para reducir la deserción estudiantil.
El exmandatario pudo mantener así una medida que sabía que era popular, pero con menos beneficiarias, pues para 2005, la entrega del bono le restaba USD 197 millones a la caja fiscal.
En las campañas electorales, Correa ofrecía subir el bono
Rafael Correa, en cambio, prometió durante su primera campaña en 2006 duplicar el valor del bono y lo hizo quince días después de asumir el mando. Subió a USD 30 y se destinó también a adultos mayores y personas con discapacidad.
El número de beneficiarios llegó a un millón y el costo para el Estado a USD 384 millones. Tres años después, en 2009, de cara a la reelección, le aumentó USD 5 más y sumó a otros 300 mil beneficiarios.
El monto del bono no volvió a subir sino hasta el 2013, cuando Correa volvió a ganar las elecciones, pues una semana antes de que se convoquen oficialmente a los comicios, ofreció subir nuevamente el bono, ahora a USD 50, usando la misma estrategia electoral.
Lenin Moreno y Guillermo Lasso crearon pensiones y otros bonos incluso temporales
El sucesor de Correa, Lenín Moreno, mantuvo el valor, debido a la falta de recursos, pero, tras la pandemia por COVID 19 iniciada en 2020, adhirió a 500 mil beneficiarios más al programa.
Pero Moreno también estableció otras ayudas como la pensión Mis Mejores Años destinada a personas de la tercera edad. Con una transferencia mensual de USD 100, fue una estrategia implementada para favorecer la vida digna de los mayores de 65 años.
Finalmente, Guillermo Lasso, en 2022 dispuso en un decreto ejecutivo que el bono fluctúe entre USD 55 y 150, dependiendo de las complicaciones que tenga cada beneficiario.
El exmandatario que no finalizó su mandato, creó otras ayudas temporales, el Bono Alimentario y el Bono de Arrendamiento por Emergencia, dos tipos de bonos para damnificados por desastres naturales.
También están el bono para niños y niñas menores de dos años y embarazadas que se mantienen hasta ahora. El Bono de los Mil Días está dirigido para la disminución y prevención de la Desnutrición Crónica Infantil (DCI), que consiste en la entrega de USD 50 mensuales y tres desembolsos adicionales: uno de USD 90 y dos de USD 120.
Texto original de Ecuavisa
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