En la era de la inteligencia artificial, donde la tecnología está transformando todos los aspectos de nuestra vida, la religión no iba a ser menos. Recientemente, ha aparecido algo así como chatbots ‘de Dios’, unos sistemas de inteligencia artificial entrenados en textos religiosos para ofrecer ideas espirituales.
Estos chatbots, que utilizan grandes modelos de lenguaje, prometen proporcionar acceso instantáneo a orientación espiritual. Sin embargo, su uso plantea toda una serie de preguntas éticas, teológicas y prácticas cuestionables.
En concreto, ya existen chatbots diseñados para responder preguntas y proporcionar información o consejos basados en la Biblia (Bible.AI), el Corán (QuranGPT), en los principios del hinduismo a través del Bhagabad Gita (Gita GPT), o el budismo (Buddhabot). Aunque también hay otros dedicados a las figuras del Apóstol San Pablo, Martín Lutero, el filósofo Confucio e incluso otro diseñado para imitar al oráculo de Delfos.
Durante milenios, los adeptos de diversas religiones han dedicado largas horas, o incluso vidas enteras, al estudio de escrituras para obtener conocimientos sobre los misterios más profundos de la existencia humana, como el destino del alma después de la muerte.
Ahora bien, los creadores de estos chatbots no creen que los grandes modelos de lenguaje (LLMs) vayan a resolver estos enigmas teológicos milenarios de la noche a la mañana. Sin embargo, piensan que, con su capacidad para identificar patrones lingüísticos sutiles en vastas cantidades de texto y proporcionar respuestas a los usuarios en un lenguaje similar al humano (una característica llamada procesamiento del lenguaje natural o NLP), los bots pueden teóricamente sintetizar ideas espirituales en cuestión de segundos, ahorrando tiempo y energía a los usuarios. En otras palabras, sabiduría divina a la carta.
Un ejemplo destacable ha sido el de QuranGPT, un chatbot diseñado por Raihan Khan, un estudiante musulmán de 20 años de Calcuta (la India), que pretende proporcionar respuestas basadas en el Corán.
El lanzamiento -justo antes de la medianoche del primer día de Ramadán-, despertó un interés masivo, colapsando el sistema por la gran cantidad de tráfico en tan solo siete horas. Sin embargo, su recepción ha encontrado tanto defensores como detractores.
Su creador, -que asegura que QuranGPT ya ha sido utilizado por aproximadamente 230.000 personas en todo el mundo-, considera que la IA puede actuar como un puente que conecte a las personas con respuestas a sus preguntas espirituales más profundas.
No obstante, muchos teólogos profesionales tienen serias preocupaciones sobre la combinación de estas herramientas con la religión. De hecho, algunos expertos en IA creen que el uso de estos inventos para interpretar las escrituras se basa en un malentendido fundamental y potencialmente peligroso de la tecnología. Aunque de forma paradójica, las comunidades religiosas están adoptando muchos tipos y usos de la IA.
Uno de estos casos emergentes es la traducción bíblica. Anteriormente, este trabajo era extremadamente lento. Para hacerse una idea, traducir fuentes antiguas para la Biblia del Rey Jacobo, publicada por primera vez en 1611, llevó siete años con decenas de estudiosos dedicados íntegramente a la tarea.
Pero estos modelos están acelerando el proceso, permitiendo expandir el alcance de este libro sagrado. Por ejemplo, el año pasado, científicos informáticos de la Universidad del Sur de California (EE. UU) lanzaron Greek Room, un proyecto que ayuda a traducir la Biblia a lenguas de “bajos recursos” (es decir, lenguas para las que existen pocos o ningún registro escrito) mediante el uso de una interfaz de chatbot de IA.
A su vez, estos modelos también se están utilizando como un medio para estudiar las variaciones lingüísticas entre traducciones de la Biblia. En un artículo de investigación subido al sitio de preimpresiones arXiv.com a principios de este año, un equipo internacional de científicos describió el uso de análisis de sentimientos—un proceso habilitado por NLP para detectar valencias emocionales en el texto—para analizar el Sermón de la Montaña de Jesús, uno de los pasajes más conocidos del Nuevo Testamento (“Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra…”).
Después de analizar cinco traducciones diferentes de este sermón, incluyendo la versión del Rey Jacobo, los investigadores “encontraron que el vocabulario de las respectivas traducciones es significativamente diferente” en cada caso. También “detectaron diferentes niveles de humor, optimismo y empatía en los respectivos capítulos que Jesús utilizó para transmitir su mensaje.”
No obstante, hay quienes opinan que la IA podría ayudar a revitalizar la teología o el estudio religioso. El científico informático Mark Graves cree que estas máquinas podrían usarse hipotéticamente para erosionar la rigidez de la ortodoxia religiosa, tal y como aseveraba a Scientific American.
“En cierto sentido, no ha habido muchas novedades en la teología en, como, 800 años,” señalaba Graves, que dirige la organización sin fines de lucro AI and Faith, que lidia con los desafíos éticos de la IA. “La IA generativa puede ayudar con esa transición y crear nuevas ideas”, agregaba.
Pone como ejemplo el caso de un chatbot que pueda estar entrenado en las obras de San Agustín (354-430 d.C.) y otro en los escritos de Tomás de Aquino (circa 1225-1274). Los teólogos podrían hacer que estos dos no contemporáneos “conversaran” entre sí, posiblemente llevando a preguntas fructíferas sobre, por ejemplo, la naturaleza del mal.
Sin embargo, otros expertos en IA se muestran más cautelosos. “Va a haber una tentación de ganar dinero, notoriedad y llamar la atención al atribuir alguna calidad reveladora a estos chatbots,” apunta al mismo medio Thomas Arnold, investigador en estudios religiosos de la Universidad de Harvard.
Los chatbots entrenados en textos religiosos “van a tener algunos de los mismos defectos que tienen todos los grandes modelos de lenguaje en este momento, el mayor de los cuales son las alucinaciones,” advierte Noreen Herzfeld, profesora de teología e informática en la Universidad de Saint John en Minnesota (EE UU). “Van a inventar cosas. Y si las personas creen que lo que estos modelos están diciendo realmente está en el Corán o en el Nuevo Testamento, podrían ser gravemente engañadas”, sentencia.
“Un chatbot es solo una máquina de correlaciones,” opina Beth Singler, antropóloga especializada en IA y profesora de religiones digitales en la Universidad de Zurich (Suiza). “Toma el corpus [de texto], remezcla las palabras y las coloca una junto a la otra según la probabilidad de qué palabra sigue a la siguiente…. Eso no es lo mismo que entender y explicar una doctrina”, matiza.
Por tanto, para cualquiera que busque el consejo de estos chatbots, los expertos instan a las personas a usar estas herramientas con prudencia teniendo en cuenta que las palabras siempre pueden interpretarse de muchas maneras, no solo por seres humanos que se equivocan sino ahora también por máquinas que pueden fallar.
Referencias:
Texto publicado en Muy Interesante
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