Este lunes, 3 de junio de 2024, se instaló la audiencia en la que Mayra Salazar y Daniel Salcedo rinden testimonio por el caso Purga. Esta se desarrolla en la Corte Nacional de Justicia, a partir de las 09:00, en el norte de Quito.
En el caso Purga, la Fiscalía investiga una trama de corrupción en la justicia, que involucra a jueces de la Corte de Guayas. A cambio de sentencias direccionadas se pagaban cuantiosas sumas de dinero.
Hasta el momento, la Fiscalía procesa a 12 personas por presunta delincuencia organizada. En este proceso, Daniel Salcedo declaro: “He sido parte de la trama de corrupción de los jueces, conozco de la trama de corrupción”.
El implicado mencionó que el primer juez, Reinaldo C. (procesado), “me solicitó la cantidad de 300 000 dólares para darme arresto domiciliario o firmas. Me pareció una cantidad totalmente exuberante, así que dije que no. Luego, decidí tomar una avioneta, como es de conocimiento público, porque estaba huyendo de la justicia hacia Perú con mi novia Jocelyn M. Ella no sabía nada (…), no sabía que estaba huyendo”.
En el testimonio, Daniel Salcedo agregó: “Es de conocimiento público que la avioneta se cayó. Llegué al hospital, ahí me hicieron las propuestas de que con 5 000 dólares podía -dada las circunstancias en la que estaba, ya que estaba inducido al coma-irme a mi domicilio o poder recibir las terapias que necesariamente eran de mi obligación”.
Daniel Salcedo destacó que al negarse al presunto pedido, “automáticamente me trasladaron. No les importó que tenía costillas rotas, que tenía una clavícula rota ni que recién me habían colocado el injerto (.) cuando el médico se acercó, yo le pregunté que cuánto más o menos hay que esperar y me dijo primero tenemos que ver si pega el injerto”.
Daniel Salcedo aseguró que al día siguiente fue trasladado a la cárcel de El Inca, en Quito. “Yo era totalmente nuevo de todo esto, no sabía nada de tema jurídico, pero ahora que sé y estoy consciente de que hubiera presentado un hábeas corpus”.
Según Salcedo, los guías pueden ser testigos del estado de salud en el que llegó al centro de privación de libertad. “Ni siquiera estaba apto para comer, entonces no sé si fue represalia a la negativa del dinero, pero pasó (..). Me comuniqué con el juez Reinaldo C., directamente. Hablábamos vía WhatsApp y me comunicó que podía mejorar mi estadía, yéndome a otra cárcel”.
“Obviamente, no sabía qué cárcel era buena o qué cárcel era mala, pero me comentó que ya se había mencionado que sería la Cárcel 4 (en Quito), que era dos veces mejor que esta […]”.
Noticia en desarrollo…
Texto publicado en El Comercio
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