Los rusos peregrinan al cementerio Borísovo en el sur de Moscú para rendir memoria al fallecido líder opositor, Alexéi Navalni, cuya muerte y multitudinaria despedida han aguado la campaña de reelección del presidente, Vladímir Putin.
«No todo el mundo puede amar y ser amado de esta forma», comentó en un vídeo Alla Abrosímova, madre de la viuda de Navalni, Yulia.
El funeral ya pasó, pero muchos rusos siguen de luto. Las exequias del enemigo número uno de Putin demostraron que Navalni contaba con numerosos partidarios, que ahora están muy descontentos tanto con la guerra como con la deriva política autoritaria del país.
Navalni, que murió a los 47 años, era un creyente confeso, por lo que muchos le consideran un mártir en el sentido político y religioso del término, un peligroso legado para el Kremlin.
Los simpatizantes de Navalni han inundado prácticamente la sepultura de Navalni con ramos de flores rojas y blancas, en su mayoría claveles, pero también rosas.
La policía no ha retirado el detector de metales y registra detenidamente a cada visitante que se acerca al cementerio para rendir memoria al fallecido político.
«¡Liosha (diminutivo de Alexéi), no nos rendiremos!», dice uno de los carteles colocado sobre las flores.
También decidió regresar al lugar donde yace su hijo la madre del opositor, Liudmila Naválnaya, que luchó hasta la extenuación para que le entregaran el cuerpo de su hijo para enterrarlo «como Dios manda» y también para que pudieran despedirse libremente de él sus simpatizantes.
Le acompañaba la madre de Yulia Naválnaya, la viuda del político que no pudo acudir al sepelio por miedo al arresto -acusó a Putin de ordenar el asesinato de su marido-, aunque estuvo presente en espíritu.
La necrópolis tuvo que cerrar y reabrir sus puertas en varias ocasiones el viernes ante el gran flujo de deseosos de despedirse del opositor, que murió súbitamente hace dos semanas.
Está prohibido acceder al cementerio con comida o bebida, aunque, según informaron a EFE testigos presenciales, la presencia policial es mucho menor que la víspera.
«La gente pueden entrar sin mayores obstáculos. La atmósfera es muy tranquila», comentó.
Con todo, más de un centenar de personas han sido detenidas en veinte ciudades rusas durante los funerales del dirigente opositor, según informó el sábado la organización OVD-Info.
Aunque el sepelio tuvo lugar en la capital, el mayor número de detenciones se produjo en las ciudades siberianas de Novosibirsk y Omsk, donde fueron enviadas a comisaría hasta 35 personas.
En Moscú fueron detenidas 14 personas -17, según otras fuentes-, mientras en la capital de los Urales, Yekaterimburgo, considerada la ciudad más liberal del país, hubo una decena de apresados.
En un intento de evitar que tal demostración de afecto con el opositor y de repulsa con el Kremlin pueda afectar a la marcha de la campaña electoral, las autoridades decidieron imponer un apagón informativo.
Las principales agencias de noticias rusas emitieron breves despachos sobre las pompas fúnebres con especial énfasis en la presencia de embajadores occidentales, mientras los canales de la televisión pública las ignoraron por completo.
Eso sí, informaron ampliamente sobre la muerte y el funeral en honor de Nikolái Rizhkov, ex primer ministro de la Unión Soviética.
El diario digital Meduza informó que dos fuentes periodísticas le confirmaron la prohibición de publicar amplios reportajes sobre las exequias en la prensa escrita y en las televisiones.
El Kremlin no quiere que nada ni nadie estropee la reelección de Putin, que cuenta con una intención de voto del 79 %, en los comicios presidenciales del 17 de marzo.
Contrapropaganda y apellido extremista
En un claro caso de contrapropaganda, los medios oficiales sí informaron sobre la inspección realizada por la comisión de control público a la prisión IK-3 «Lobo Polar» en la que murió Navalni el pasado 16 de febrero.
«Los resultados no se diferenciaron prácticamente en nada de anteriores inspecciones. Supervisamos las condiciones, hicimos recomendaciones. No hubo infracciones notables», comentó Danila Gontar, jefe de la comisión en el distrito autónomo de Yamalo-Nenets.
Gontar aseguró haber inspeccionado todas las instalaciones, incluido las celdas de castigo, y haber departido «con muchas personas» sin escuchar queja alguna, según la agencia Interfax.
A su vez, según informó el proyecto de derechos humanos Primer Departamento, los tribunales de cuatro regiones rusas ordenaron arrestos administrativos contra participantes en actos en memoria de Navalni al considerar que su mismo apellido es un símbolo «extremista».
«La simbología extremista debe ser establecida por el fallo de un tribunal. El apellido Navalni no fue prohibido y no puede ser prohibido por una decisión judicial. Una persona no puede ser privada de su nombre y apellido», señaló el abogado Yevgueni Smirnov.EFE
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