UNA ESPECIE DESAPARECIDA EN EL SIGLO XVIII
Las ballenas grises se encuentran regularmente en el Océano Pacífico Norte y se distinguen fácilmente de otras especies de ballenas por su falta de aleta dorsal, piel moteada de gris y blanco, y joroba dorsal seguida de crestas pronunciadas. La especie desapareció del Océano Atlántico en el siglo XVIII, pero en los últimos 15 años, ha habido cinco observaciones de ballenas grises en aguas del Atlántico y del Mediterráneo, incluyendo en la costa de Florida en diciembre de 2023.
Los científicos del acuario creen que la ballena gris vista en Nueva Inglaterra este mes es la misma ballena avistada en Florida a finales del año pasado.
La ballena gris es el cetáceo vivo más primitivo que existe y se estima que viven entre 30 y 60 años. Se calcula que el 35% de las crías mueren en el viaje de regreso. Esta especie se caracteriza por su curiosidad y amabilidad, incluso se ha observado que son solidarias y acompañan a su líder hasta alguna playa para morir.
Un adulto puede medir entre los 11-15 metros de longitud y el peso varía de 30 a 45 toneladas. La ballena gris posee una cabeza angosta, de forma relativamente triangular, que tiende a descender y curvarse en los orificios nasales que se encuentran sobre la cabeza. Posee aletas pectorales amplias en forma de pala y también son evidentes las aletas caudales, sin embargo, la dorsal se aprecia como una leve pronunciación o pequeña joroba.
En el siglo XIX, la caza de ballenas se desarrolló hasta convertirse en una industria y a mediados del siglo XX se llegó a pensar que la especie se había extinguido. Sin embargo, en los últimos años, la población de ballenas grises ha mostrado una gran recuperación.
¿POR QUÉ AHORA?
Para explicar los extraños avistamientos, los científicos apuntan al cambio climático. El Paso del Noroeste, que conecta el Atlántico y el Pacífico a través del Océano Ártico en Canadá, ha estado regularmente libre de hielo en el verano en los últimos años, en parte debido al aumento de las temperaturas globales.
La extensión del hielo marino normalmente limita el rango de desplazamiento de las ballenas grises, dicen los expertos, ya que las ballenas no pueden romper el grueso hielo invernal que generalmente bloquea el paso. Ahora, las ballenas grises pueden potencialmente viajar por el Paso en el verano, algo que no habría sido posible en el siglo anterior.
Por consiguiente, estos avistamientos de ballenas grises en el Atlántico sirven como un recordatorio de cuán rápidamente las especies marinas responden al cambio climático, dada la oportunidad.
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