El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se está preparando para una posible segunda presidencia de Donald Trump ante el temor de que llegue a la Casa Blanca con más resentimiento y con más experiencia tras su primera etapa de gobierno.
Esta semana, ante la arrolladora marcha de Trump en las primarias republicanas de Iowa y Nuevo Hampshire, Trudeau se reunió durante tres días con su gabinete y, entre otras decisiones, acordó «fortalecer la relación de Canadá con Estados Unidos de cara a las elecciones presidenciales».
En concreto, el gobernante canadiense anunció la creación de un grupo de trabajo, que se denominará ‘Team Canada’, dirigido por dos ministros y la embajadora canadiense en EE.UU., Kirsten Hillman, para «promover y defender los intereses de Canadá en y con Estados Unidos».
En las últimas semanas, Trudeau ha estado advirtiendo que un segundo mandato de Trump sería «un paso atrás» para Estados Unidos, la vuelta de «un populismo que refleja la gran ansiedad y furia que la gente está sufriendo sin ofrecer necesariamente una solución».
El primer ministro canadiense añadió que de la misma forma que la primera presidencia del republicano (2017-2021) «no fue fácil» para Canadá, una segunda «tampoco» lo será.
Nelson Wiseman, profesor emérito de Ciencia Política de la Universidad de Toronto, declara a EFE que no cree que la estrategia de Trudeau con el ‘Team Canada’ sea efectiva.
«De hecho, estoy bastante seguro que no lo será por lo que sucedió durante la primera presidencia de Trump», afirma.
Wiseman añade otro factor preocupante para Canadá: «A Trump realmente no le preocupa lo que Canadá quiere y no está interesado en leer documentos económicos. Pero esta vez, si es elegido, el mayor problema para Canadá es que ahora sabe más sobre lo que es gobernar y además odia a Trudeau».
Esta semana, Anthony Scaramucci, que fue uno de los directores de Comunicaciones de la Casa Blanca durante la presidencia de Trump, declaró a medios canadienses que el político republicano le «tiene mucha envidia» de Trudeau porque «es más joven y atractivo que el (ex) presidente».
Los temores de Trudeau no son infundados. El primer mandato de Trump fue una montaña rusa para Canadá, hasta entonces un socio privilegiado de Estados Unidos.
Trump llegó a la Casa Blanca en 2017 con una clara agenda económica proteccionista y una de sus primeras decisiones al llegar al poder fue exigir una renegociación del tratado de libre comercio que une a Estados Unidos, Canadá y México desde 1994.
Entonces, el político republicano era una incógnita y Trudeau trató de cautivarlo inicialmente. La estrategia del primer ministro canadiense falló y las relaciones de los dos países se vieron afectadas, lo que amenazó el flujo de las exportaciones canadienses a EE.UU.
Por eso, el Gobierno de Trudeau está especialmente preocupado por el impacto económico que puede tener una hipotética victoria de Trump en las elecciones de noviembre, ya que más de dos tercios de las exportaciones canadienses tienen como destino el país vecino.
En 2022, el comercio bilateral entre los dos países alcanzó los 908.900 millones de dólares estadounidenses, de los que 481.200 millones fueron exportaciones canadienses. Además, las inversiones directas estadounidenses alcanzaron ese año 438.800 millones de dólares, un 10 % más que el año anterior.
En comparación, el comercio bilateral de Canadá con México, el otro socio del tratado comercial norteamericano, fue ese año de 37.023 millones de dólares.
«Canadá es probablemente más dependiente de las exportaciones a Estados Unidos que cualquier otro país industrializado del mundo», explica Wiseman.
Pero el académico insiste en que dado el espíritu caótico de Trump, es imposible que Canadá se pueda preparar para su vuelta a la Casa Blanca: «Realmente no sé qué van a poder hacer ahora», concluye. EFE
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