Toda la vida uno debería tener una dieta saludable, desde que nace o empieza a alimentarse, pero hay períodos, fiestas específicamente -en Navidad, Fin de año, Día de los Muertos, Fiestas de Quito, de Guayaquil-, en que esa regla se puede romper. Nosotros como nutricionistas no prohibimos abstenerse, solo no abusar. Se puede comer de todo en forma moderada y equilibrada. El problema es que la gente come demasiado.
Normalmente en el día uno debería comer en promedio unas dos mil calorías, en una dieta de tres comidas más una o dos colaciones. El alcohol tiene muchas calorías que no aportan ningún otro tipo de nutriente. El pastel también, pero además, tiene grasa y azúcar. Es decir, en estas fiestas una persona puede consumir una gran cantidad de calorías ingiriendo pequeñas porciones de determinados productos. Eso significa que rápidamente podemos subir de peso. Si una persona consume en una semana 500 o más calorías diarias adicionales de lo recomendado puede subir hasta tres kilos de peso.
En las fiestas de Navidad o Año Nuevo ese promedio aumenta. Si normalmente se consumen dos mil calorías diarias en estas fiestas el promedio puede llegar a cuatro mil o más calorías. Solo un vaso de gaseosa puede aportar más de 100 calorías extras a la dieta, más el pastel, más el brindis con alcohol, más el plato principal con salsas y cremas…
Cuando la cultura de tomar ciertos tragos o comer platos típicos, está tan arraigada en las tradiciones de diciembre no se le puede decir a la gente que no lo haga. Las personas deben consumir los alimentos tradicionales, pero de forma moderada. No hay que excederse, el exceso es el que hace mal y no el tipo de alimentos que alguien consume.
Cuando uno come en exceso lo que aumenta del peso es la grasa corporal, pero cuando uno comienza a hacer dieta y pretende bajar de peso rápidamente reduce agua y músculo al inicio y solo al final y si la dieta es adecuada y mantenida, baja la grasa. A veces se puede equilibrar el peso, pero la composición corporal no será igual a cómo estaba antes de empezar a subir.
Eso puede resultar perjudicial para la salud porque es la masa muscular la que permite realizar actividades. Si una persona baja su masa muscular pierde la capacidad funcional, se cansa más rápido, no tiene reservas de proteínas para funciones corporales específicas como el transporte de nutrientes, oxigeno, etc. Por otro lado, como la grasa se mantiene, hay riesgos de otro tipo de enfermedades, como las crónicas no transmisibles: la hipertensión, cardiovasculares o cerebro vasculares, diabetes tipo 2.
La dieta del ecuatoriano promedio es más saludable que la de países un poco más desarrollados. Lo no saludable tiene mucho que ver con el consumo de gaseosas azucaradas o de jugos naturales, pero con mucha azúcar, además de grasas poco saludables como las que se encuentran en productos animales.
En el país no creo que haya todavía mucha conciencia sobre la importancia de una buena nutrición y eso se debe, sobre todo, a la falta de estudios y de información. Es decir, antes no se sabía cuál era la situación alimentaria y nutricional del país. Es recién con la encuesta sobre nutrición y salud ENSANUT realizada hace tres años que salieron a la luz un montón de problemas: las deficiencias específicas de micronutrientes o los excesos. Más del 60% de la población está con exceso de peso, en la población adulta especialmente.
Ahora a nivel de Gobierno se están implementando algunas políticas, pero a nivel de la población en general no se conoce mucho y la gente cree, por ejemplo, que está consumiendo adecuadamente. En un estudio realizado por la Carrera de Nutrición se encontró que el consumo de sodio duplica las recomendaciones de la OMS. Lo aconsejable es consumir 2,4 gramos, pero los ecuatorianos están consumiendo hasta cinco gramos. Sin embrago, en la encuesta ENSANUT, la población reporta que su percepción de consumo de sal es adecuada.
Mantener una buena nutrición es sobre todo una cuestión de estilo de vida, no es hacer una dieta por una semana o por un mes. Es cumplir con porciones de frutas, porciones de vegetales diariamente, de lácteos, de carne. ¿Qué cantidad es lo que se va a poner en el plato?
Lo aconsejable después de estas fiestas es no hacer una dieta drástica en enero, sino continuar con los hábitos si son saludables, o si quiero empezar a hacer una dieta a lo mejor es el momento de empezar a buscar modificar los hábitos e implementarlos ya en mi vida. Eso es todo.
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