La carta en la que el líder de la Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo (OPEP) suplicaría a los miembros del cártel petrolero que bloqueen cualquier parte del acuerdo que contemple la eliminación o reducción progresiva de los combustibles fósiles sacudió las negociaciones como un trueno.
El anfitrión, Emiratos Árabes Unidos, que también es una nación petrolera, está tratando de amortiguar sus repercusiones en un proceso donde una o dos naciones clave pueden bloquearlo todo.
Los activistas ambientales, que siguen lamentando los 30 años en los que el poder blando de los intereses petroleros ha impedido que este tipo de debates vieran la luz, reían ante los indicios de preocupación del poderoso cártel.
“Creo que están entrando en pánico”, afirmó Alden Meyer, analista de E3G. “Quizás los saudíes no puedan hacer por sí solos lo que han estado haciendo durante 30 años y bloquear el proceso”.
La expresidenta de Irlanda, Mary Robinson, dijo que “están asustados. Creo que están preocupados”.
Robinson, copresidenta del grupo de líderes retirados The Elders, es ahora una destacada activista climática y apuntó que el hecho de la que OPEP esté preocupada “me da esperanza”. El mes pasado, la exmandataria se enfrentó públicamente al presidente de las negociaciones de la COP28, Sultan al-Jaber, quien también funge como director general de la petrolera estatal de Emiratos.
La enviada climática de Alemania, Jennifer Morgan, sugirió que cualquier llamado a bloquear un acuerdo afectará sobre todo a los países pequeños vulnerables al aumento del nivel del mar provocado por el calentamiento global.
“En este momento, los países están peleando por su supervivencia. Las islas pequeñas, y la mayoría de los países aquí presentes, están participando de forma muy activa en esta discusión”, apuntó en una entrevista. “Y creo que, obviamente, no es responsable tener una posición que podría significar (…) la vida y la muerte de muchos millones de personas”.
“Cuando escucho a las pequeñas islas (…) y luego me entero de esta carta de la OPEP, me preocupa profundamente”, agregó. ·»Estamos viendo tácticas muy preocupantes por parte de los grupos árabes”.
El director general de la COP28, Majid al-Suwaidi, restó importancia a la misiva e indicó que el equipo emiratí que dirige la cumbre climática se ha reunido con los negociadores para lograr un acuerdo ambicioso. Según afirmó, el cártel petrolero es una entidad distinta a las negociaciones climáticas, aunque la carta se refería a esas conversaciones.
“Confío en que conseguiremos un buen resultado que los va a sorprender”, dijo Suwaidi a The Associated Press.
La presidencia de la Conferencia de las Partes se ha jactado de un pacto tras otro, muchos de ellos con compromisos de cientos o incluso miles de millones de dólares, pero que no abordan más que de forma marginal la cuestión clave de la reducción de las emisiones
. Cuando se trata de reducir los gases que provocan el cambio climático, un grupo clave de científicos que analiza las promesas, acciones y posibles incrementos de temperatura afirmó en un reporte el sábado que todas las acciones realizadas hasta ahora no han servido de mucho.
“La presidencia de la COP28 ha hecho mucho ruido en torno a toda una serie de iniciativas voluntarias, mientras adoptaba una postura ambigua o débil sobre el asunto clave de la eliminación progresiva de los combustibles fósiles”, indicó Bill Hare, coautor del informe y director general de Climate Analytics.
La polémica del sábado se produce en un momento en el que las protestas en el centro de conferencias de Dubái donde se celebra la cumbre podrían alcanzar su mayor intensidad, con un “Día de Acción Global” para instar a los países a actuar con decisión contra el cambio climático. La carta de la OPEP ha avivado su enojo.
Una rápida eliminación progresiva de los combustibles fósiles se perfila como el tema central de las negociaciones, que entran en su recta final. Activistas y expertos han advertido que el mundo debe reducir rápidamente el consumo de petróleo, gas y carbón que está generando un peligroso incremento de las temperaturas.
Los negociadores trabajan en un documento clave, el llamado balance mundial, qué determinará cuánto se ha avanzado desde el acuerdo del clima firmado en París en 2015 — por el que las naciones se comprometieron a limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius (2,7º Fahrenheit) con respecto a la era preindustrial — y los pasos a seguir en el futuro.
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