Los combates entre las tropas rusas y ucranianas se han intensificado en el frente oriental. Ninguno de los bandos exhibe avances significativos. Mientras tanto, Kiev se prepara para repeler ataques masivos contra su infraestructura energética ante la caída de invierno.
El Estado Mayor General (EMG) de la Fuerzas Armadas de Ucrania comunicó este 12 de noviembre que durante la pasada jornada las tropas ucranianas rechazaron diez ataques enemigos en la zona de Bájmut, ciudad que cayó bajo en control de las fuerzas rusas en mayo del año pasado tras nueve meses de combates.
Según el parte castrense, al sur de Bájmut, las tropas ucranianas continuaron sus acciones ofensivas y se fortificaron en las nuevas posiciones alcanzadas.
Las fuerzas rusas a su vez concentraron sus esfuerzos en la zona de Avdivka, bastión ucraniano. Esta se ubica a unos 10 kilómetros al norte de Donetsk, capital de la región homónima en este de Ucrania. Una zona que se encuentra bajo del control Rusia desde 2014.
“El enemigo emplea la aviación y no abandona los intentos de rodear Avdivka. Los soldados ucranianos mantienen la línea defensiva e infligen pérdidas importantes al enemigo” indicó el EMG ucraniano.
Las tropas rusas, con apoyo aéreo intentaron avanzar en sector de Márinka, ciudad situada a unos 10 kilómetros al oeste de Donetsk. Allí es donde, según el mando militar de Ucrania, fueron repelidos de 22 ataques rusos.
De acuerdo con expertos del “think tank” estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), los militares rusos apuestan cada vez más por ataques frontales de infantería, probablemente para compensar la falta de personal calificado y las ingentes pérdidas de blindados.
“Al parecer el EMG ruso en gran medida considera las ofensivas frontales en Ucrania como táctica predominante y como una parte importante de la solución a los problemas de la ‘paridad militar’”, apuntó recientemente el ISW.
Mientras, Rusia insiste en su discurso de que en Occidente aumenta cansancio por el conflicto en Ucrania y que es precisamente por ello que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, promete una nueva ofensiva.
“Lo hace (Zelenski) con desesperación, porque en el Occidente colectivo crecen la irritación, el cansancio, la falta de deseo de seguir dando dinero a Ucrania, de suministrarle armamento y munición cuando hay que enviarlos a Israel”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
En declaraciones al programa de la televisiñon estatal rusa “Moscú. Kremlin. Putin“, Peskov recalcó que “en Kiev y en Washington hace mucho que tenían que haber entendido que vencer a Rusia en el campo de batalla es imposible”.
La llegada del invierno introducirá, sin duda, cambios en la marcha de la guerra, que se manifestarán en primer lugar, como teme en Kiev, en la masificación de los bombardeos contra las infraestructuras energéticas de Ucrania.
“Creo que (los rusos) están esperando a un descenso importante de la temperatura, a que esta se mantenga por un tiempo por debajo de los 0 grados. Será entonces cuando lancen los ataques”, advirtió el ministro de Energía ucraniano, Herman Galushenko, en declaraciones al telemaratón informativo de la televisión de Ucrania.
Subrayó que los ataques contras las infraestructuras energéticas, que no cesaron durante el verano, causan más daño con temperaturas bajo cero.
Galushenko considera que lo justo es que Ucrania responda a estos ataques golpeando las infraestructuras energéticas rusas y consideró exagerado el temor de que una merma de la capacidad de Rusia de extraer y transportar petróleo y gas provoque la subida de los precios de los hidrocarburos.
“Me refiero a que no solo en Rusia se puede comprar combustible. Estoy seguro de que el mundo podría apañárselas”, subrayó. (EFE)
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