Los ecuatorianos entran este lunes en la recta final de un proceso electoral que busca definir al sustituto del presidente conservador Guillermo Lasso, cargo que se disputan la correísta Luisa González y el empresario Álvaro Noboa.
A menos de una semana del balotaje entre ambos y con un feriado (festivo) de inicio, ambos candidatos queman sus últimos cartuchos proselitistas antes de la crucial contienda de votos que tendrá lugar el próximo domingo.
Este último fin de semana de campaña el ruido proselitista fue escaso de intensidad en las calles de las grandes ciudades, debido, en parte, a que el país goza de un feriado de tres días, pues este lunes se conmemora el aniversario 203 de la Independencia colonial de Guayaquil, la Perla del Pacífico.
El grueso de la publicidad electoral de los dos candidatos se ha concentrado en las redes sociales, donde ocurre una batalla política sin cuartel con acusaciones mutuas de «campaña sucia».
González, que aparece como alfil del expresidente progresista Rafael Correa (2007-2017), no ha dudado en calificar de «campaña sucia» una afirmación del político conservador Fredy Bravo, quien la acusó de tener cuentas en paraísos fiscales, lo cual está prohibido para ser candidato presidencial en Ecuador.
Según ella, estas son «provocaciones» que se dan justamente al final de la campaña electoral para tratar de frenarla en su afán de conquistar el voto de los ecuatorianos.
González incluso conminó a Bravo a que demuestre con pruebas su acusación o se atenga a las consecuencias, pues dijo estar dispuesta a llevar el caso a los tribunales.
«Dile no a la campaña sucia», promocionó por su parte en sus redes sociales Daniel Noboa, el heredero de un imperio económico que lidera su padre, el magnate bananero Álvaro Noboa.
El candidato ha coincidido en que la prioridad de su gestión, en caso de llegar a la Presidencia, será superar con «mano dura» a la delincuencia, uno de los flagelos que azotan a un país sumido desde hace algo más de dos años en una escalada de violencia criminal sin precedentes.
La campaña electoral de la segunda vuelta concluirá el próximo jueves y se espera que los dos candidatos realicen el cierre de sus procesos proselitistas en las principales ciudades como Quito y Guayaquil.
Entre el viernes y el domingo próximos, Ecuador se acogerá a un periodo de silencio electoral para que los más de 13 millones de votantes facultados para participar en la lid política puedan meditar el sufragio.
El jueves está previsto que empiece el balotaje con la recepción de votos en las prisiones del país con los reos que tengan sentencia en firme (ejecutoriada); mientras que el viernes se realizará la jornada de «Voto en casa» para ancianos y personas con discapacidad que se hayan apuntado para ejercer ese derechos en sus viviendas.
De forma paralela, el próximo domingo se repetirá la elección de legisladores en las jurisdicciones del exterior, una votación que fue anulada por problemas con el voto telemático aplicado para el sufragio de compatriotas que residen en otros países durante la primera vuelta el pasado 20 de agosto.
Los votantes ecuatorianos que residen en el extranjero elegirán a seis representantes, dos por cada jurisdicción del exterior (Canadá y Estados Unidos; Europa, Asia y Oceanía y Latinoamérica, el Caribe y África).
El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha fijado como tentativas las fechas del 8 de diciembre para la entrega de credenciales a los asambleístas electos y el 11 del mismo mes para el nuevo Presidente de la República, aunque esos plazos podrían variar dependiendo de los recursos que se puedan presentar durante el escrutinio.
Este proceso electoral en Ecuador tiene el carácter de extraordinario, pues surgió en mayo pasado por orden del presidente Lasso, que invocó la llamada «muerte cruzada», una herramienta constitucional que lo facultó a disolver la Asamblea Nacional (Parlamento) y también a recortar su periodo a la mitad.
Por ello, quien gane la segunda vuelta sólo completará el periodo 2021-2025 que le correspondía a Lasso, quien decidió tomar el atajo de la «muerte cruzada» cuando en el Parlamento, dominado por la oposición, se aprestaba a votar una moción de censura en su contra, en el marco de un juicio político por presunta corrupción. EFE
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