Con su tono dorado y ligero sabor a frutas, la cerveza que prueba Aaron Tartakovsky se ve y sabe como muchas otras. Sin embargo, contiene un ingrediente inesperado: agua reciclada de un rascacielos de San Francisco.
La bebida se elaboró para crear conciencia del potencial «sin explotar» de las fuentes de agua que pueden parecer desagradables a primera vista. Esto, mientras que en el oeste de Estados Unidos pasan dificultades por la crónica sequía agravada por el cambio climático, explica Tartakovsky.
«La cerveza ha unido a la gente básicamente desde los albores de la civilización», comentó el jefe de la empresa de reciclaje Epic Cleantec.
Fabricar la bebida es un «medio increíble» para mostrar al público en general «en esta época de cambio climático… que el agua reciclada es realmente una forma genial para asegurarse de que nuestras comunidades estarán seguras por generaciones».
La cerveza usa agua proveniente de las duchas, sifones y lavadoras de ropa de un edificio de apartamentos de San Francisco con 550 hogares.
Epic Cleantec trata el agua residual del edificio en el sótano, devolviendo buena parte de esta a los 40 pisos superiores para ser utilizada en los inodoros o en el sistema de irrigación. Las leyes de California prohíbe reutilizar el agua tratada en los grifos para beber.
Pero una vez que es filtrada, el agua se transforma de un espeso gris turbio a un líquido cristalino el cual «cumplirá o excederá los estándares federales de calidad potable», explica Tartakovsky. Para probarlo, se asoció con una cervecería para crear Epic OneWater Brew, una bebida inspirada en las cervezas alemanas Kolsch.
Epic Cleantec purifica el agua en tres etapas. Primero, bacterias atacan los contaminantes del líquido, de forma similar a como los microbios del estómago humano actúan sobre los alimentos y bebidas que consumimos.
Luego el agua es filtrada a través de membranas que miden apenas una milésima parte del diámetro de un cabello humano. Finalmente es desinfectada con luz ultravioleta y cloro.
Los resultados sorprendieron a Chris Garrett, jefe de la cervecería Devil’s Canyon, que ha producido 7.200 latas de cerveza con agua del edificio. De hecho, dice, el agua residual tratada probablemente provee «una pizarra más limpia» que el agua municipal que suele usarse para la elaboración de la cerveza, y no se notan cambios en el sabor.
«Literalmente no hay diferencia, no es distinguible para nadie, incluso gente que conozco que son snobs de la cerveza» dice Garrett, que hizo una cata a ciegas. Aún así, la legislación de California no permite en la actualidad que estas dos empresas hagan publicidad o vendan la cerveza comercialmente.
Tienen la expectativa de que esto cambie, y han distribuido latas gratis durante grandes eventos como la reciente Semana del Clima en Nueva York. «Creo que nuestro proyecto de cerveza ha demostrado a la gente que el público está mucho más preparado para el agua reciclada de lo que creemos», indicó Tartakovsky, que sirvió esta cerveza en su propia boda.
En algunas partes de Estados Unidos al agua residual tratada se la utiliza para irrigar campos de golf y cultivos.
El agua tratada en el condado de Orange, California, se bombea a acuíferos subterráneos antes de que eventualmente regrese de nuevo a los grifos. Pero por la sequía crónica, los recursos de agua de la región se están secando, incluyendo el vital río Colorado.
Las autoridades exploran formas para reutilizar directamente las aguas residuales recicladas sin tener que devolverlas antes a su entorno natural. Después de que lo hiciera Colorado el año pasado, California planea adoptar nuevas medidas para desarrollar esta tecnología antes de finales de 2023.
Esta práctica es conocida como «reutilización potable directa» (DPR, en inglés) y es usada en Windhoek, ciudad del desierto suroccidental africano de Namibia, durante décadas.
Pero en Estados Unidos han surgido opositores que denominan al proceso «del inodoro al grifo». Esto, para provocar repugnancia, mientras pasan por alto la tecnología de reciclado utilizada.
Sin embargo, un estudio reciente de la universidad de Stanford descubrió que el agua reciclada puede estar más limpia que la mayoría del agua que usamos a diario para beber, gracias a los esfuerzos extra para purificarla. También ofrece ventajas frente a alternativas costosas, como el tratamiento del agua de mar.
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