La forma en que los padres afrontan el día a día y sus emociones tendrá una repercusión en el desarrollo de los niños. Los expertos explican que los menores aprenden a ver el mundo por medio de quienes les rodean. Por lo tanto, es importante que los adultos aprendan a gestionar sus emociones para no reproducir sus traumas de la infancia en sus hijos.
Para ello, se requiere un trabajo de introspección previa en los padres que les ayude a determinar cuáles son las áreas de su vida que ‘requieren sanar’, explica Diana Álvarez, máster en neuroterapia y en psicología clínica.
Mayra Díaz, psicóloga clínica, sostiene que la crianza que se imparte a los hijos depende mucho de los aprendizajes obtenidos del vínculo o relación de apego que se tuvo con la figura paterna o materna. Estos se reproducen en la adultez y pueden afectar de algún modo la forma en la que una persona se relaciona con sus hijos. Debido a esto pueden darse casos de estrés parental, maltrato o negligencia infantil.
Ambas especialistas consideran que el ir a terapia permite que los padres profundicen en sus heridas de la infancia y tomen conciencia de los temas que les ‘hicieron ruido’ como la ideología, baja autoestima, poca validación, entre otras cosas.
Según Álvarez, en la actualidad los temas que más se reflejan en los padres de esta generación son los conflictos por depresión, ansiedad y estrés, todos disparados por relaciones familiares pasadas.
La doctora Álvarez menciona que en la actualidad el ir a terapia o acceder a salud mental dejó de ser un tabú. Eso ayuda a que las personas que consideran la posibilidad de ser padres primero tratan de entender qué áreas de su vida necesitan atención para proporcionales a sus hijos un mejor futuro emocional. Aunque eso solo ocurre en un porcentaje pequeño de la población que cuenta con los recursos económicos para acceder a atención psicológica.
La idea, dice el psicólogo clínico David Guamán, es que no se repitan patrones transgeneracionales en las familias y evitar que los hijos tengan los mismos comportamientos que aprendieron los padres en sus familias de origen.
Todo esto implica un trabajo interno fuerte en los padres para asumir que existen cosas personales que deben cambiar y que requieren ayuda profesional para hacerlo, sostienen los especialistas. Para Para Díaz, la terapia es importante porque permite a los padres conocerse a sí mismos e incidir en la trayectoria de desarrollo de sus hijos.
La crianza respetuosa es la nueva modalidad de educación en la que prima en respeto, empatía y se garantiza el cumplimiento de los derechos de las niñas y niños, según Unicef. Con ella se promueve la diversidad, libertad y autonomía de cada ser humano en formación.
Su objetivo es promover, no solo los aprendizajes necesarios, sino el bienestar psicológico de los hijos e hijas y dar a conocer la importancia de educar desde el afecto. Es decir, que los niños y niñas sientan que son queridos y respetados en su entorno.
Álvarez menciona que este modelo de crianza es cada vez más común en el país y permite que los padres amplíen su esquema de pensamiento hacia uno menos rígido, que no sigue las dinámicas de años pasados.
Una de las recomendaciones de la psicóloga es acudir a escuelas para padres en las que se prioriza este tipo de educación. En estos talleres se enseña estrategias para que los adultos manejen mejor sus emociones y acompañen a sus hijos a reconocerlas y enfrentarlas de forma positiva.
Según ella, los padres de esta generación están criando niños emocionalmente más sanos. Aunque enfatiza en que aún hay un reto como sociedad para que el acceso a salud mental sea más amplio, sobre todo en los sectores más vulnerables.
Con información de Teleamazonas
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