El Zoológico de Quito de Guayllabamba, en el norte del Distrito Metropolitano de Quito, funciona como un centro de rescate de animales que son víctimas de tráfico, mascotización, heridos por intento de cacería y accidentados. Solo en junio de 2023 llegaron 447 ejemplares silvestres de varias partes del país.
Entre los animales rescatados en esta temporada está Rafaela, una pequeña danta amazónica, que fue encontrada en marzo de este año con pocos meses de vida. Estaba en una mecánica en El Coca, en la provincia de Francisco de Orellana, en la Amazonía.
Tenía signos de maltrato en varias partes de su pequeño cuerpo. Estos se podían distinguir en su pelaje marrón con rayas horizontales blancas, como si el ejemplar hubiera sido mordido por algún animal o golpeado. En las imágenes que se conservan en el Zoológico, las heridas se muestran infectadas. Los veterinarios le brindaron todos los tratamientos necesarios y le operaron uno de sus ojos.
Son miles de historias que tiene el Zoológico de seres que no han podido volver a su hábitat porque las circunstancias en las que llegaron les obliga a mantenerse bajo cuidado humano.
Pero ahí tienen una nueva oportunidad de vida. Como Rafaela, que se quedó dentro del Centro de Rescate.
Cuando un animal silvestre crece con sus padres, aprende a conseguir alimento y, en general, a sobrevivir en su hábitat. Esta pequeña danta no tuvo esos conocimientos, así que depende del cuidado humano profesional.
Hay otros animales a los que sí se les puede reinsertar a su hábitat, gracias a procesos profesionales enfocados en ese objetivo.
Ese es el caso de Gualabí, un cóndor andino que fue atacado con cuatro perdigones el 9 de mayo de 2021, en el sur de Otavalo, en Imbabura.
En el Zoológico de Quito lo atendieron luego del ataque ya que cuenta con material humano y tecnológico. Gualabí llegó a las manos de los especialistas gracias a la familia que lo vio caer luego del ataque. Recibió terapia de fluidos, una dieta adecuada y la evaluación periódica de sus signos vitales y comportamiento. Una vez que lo lograron estabilizar, le hicieron una cirugía para extraer los perdigones.
La situación por la que atravesó Gualabí es solo una muestra de la peligrosa realidad que enfrenta esta especie de aves, víctima de disparos, dicen en el Centro de Rescate.
El Cóndor culminó su recuperación en la clínica y en la zona de aislamiento para cóndores. En ese espacio pudo, poco a poco, extender sus alas, dar saltos y realizar pequeños vuelos.
El costo de la recuperación de Gualabí fue de $20.403. Este valor fue cubierto por la Fundación Cóndor Andino y Zoológico de Quito. Con esa ayuda, el ave andina recibió una cirugía, tomografía, exámenes médicos, marcaje y rastreador satelital, entre otros procedimientos para la recuperación y rehabilitación.
Tres meses después del ataque, el 13 de agosto de 2021, fue trasladado al Centro de Rescate Ilitío (CRI) de Fundación Cóndor Andino, para completar su proceso de rehabilitación física y preparación previa a su reinserción. Allí garantizaron que sus habilidades naturales se mantuvieran y, así, su sobrevivencia.
La habilidad más importante que tenían que mantener es el poder buscar su comida. Para esto el cóndor remonta a grandes alturas y planea sin esfuerzo. Cuando localiza su comida, comienza a descender de inmediato, volando en forma de círculos cada vez más cerrados, hasta llegar a tierra. Parado sobre la presa, comienza a desgarrarla.
Gracias al tratamiento oportuno, Gualabí fue devuelto a su hábitat cinco meses después del ataque.
Al igual que este cóndor, otros 19 han llegado en condiciones parecidas, y fueron marcados por la Fundación Cóndor Andino.
Pero, el mayor temor que invade a los expertos es que estas aves regresen a un centro de rescate a causa de un nuevo intento de caza o envenenamiento.
El cuidado diario de animales en el Zoológico de Quito requiere de una inversión constante de recursos para cubrir diversos rubros. El dinero se gasta en alimentación, atención veterinaria y pago del personal calificado para el manejo y cuidado de los animales.
De acuerdo con los costos promediados por animal y por tipo de atención específica, el presupuesto anual del Zoológico llega hasta los $130.000 anuales.
Este refugio no cuenta con ayuda estatal ni municipal, aseguran en el Zoológico, por lo que para costear sus gastos cuentan únicamente con la colaboración ciudadana.
Allí dicen que la mejor forma es asistir a las instalaciones. Así, con el dinero de las entradas, los visitantes ayudan a que los animales puedan comer y seguir sus tratamientos médicos.
Hasta junio, el zoológico tenía 87 especies entre mamíferos, aves, reptiles y anfibios. Son 1.020 animales en total. Están repartidos en las zonas de cuarentenas de la clínica y recintos del parque.
En junio llegaron 474 animales afectados, como la danta amazónica y Gualabí. Los veterinarios atienden tortugas, cusumbos, loros, zarigüeyas, entre las especies más agredidas.
- Reptiles: tortugas (terrestres y marinas), Boas y caimanes.
- Aves: Loros, pericos y guacamayos.
- Mamíferos: Monos capuchinos, Saimiris y Aulladores. Con información de La Hora
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