Un robot recorre las cárceles de Ecuador. No se trata de una estrategia de seguridad, sino de una iniciativa para acercar la educación superior a las personas privadas de libertad. Persi es el nombre del dispositivo del programa Institutos móviles.
La Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) impulsa este proyecto con una inversión de USD 100 000. La primera clase se dictó a 16 internos del Centro de Privación de Libertad Chimborazo N° 1, el martes 6 de junio del 2023.
El plan piloto comenzará en las cárceles de seis provincias: Guayas, Pichincha, Manabí, Azuay, Cotopaxi y Chimborazo. Cinco institutos de educación superior son los encargados de coordinar las clases.
“Persi será su aliado para formarse y ustedes, ese ejemplo de superación”, dijo Andrea Montalvo, secretaria de Educación Superior durante la presentación del programa. Ya hay 242 personas privadas de la libertad inscritas en Institutos móviles.
El escritorio del maestro está libre. Junto a él, de pie, un robot con corbatín sostiene una pantalla. Así se proyecta la clase del día, que también se reproduce sobre la pizarra del salón con la ayuda de un proyector.
Esa es la función de Persi, un robot diseñado en el 2022 por estudiantes y maestros del Instituto de Educación Superior Carlos Cisneros, de Riobamba (Chimborazo). Nueve dispositivos han sido ensamblados localmente por otros institutos y universidades. Su costo individual es de USD 3 000.
“Persi permite que los profesores generen clases sincrónicas y asincrónicas. Los estudiantes también pueden interactuar”, explica la Senescyt. A través del robot, los maestros pueden estar en contacto con los estudiantes a distancia y en tiempo real, porque funcionan en línea.
Cada Persi tiene un microprocesador, pantalla, teclado, proyector y conexión wifi propia. Por eso operan de manera autónoma.
Las clases en línea estarán a cargo de 30 docentes de los institutos públicos Cotopaxi, Guayaquil, Carlos Cisneros, Sucre y Paulo Emilio Macías. El plan piloto incluye por ahora solo la carrera de Contabilidad, con una duración de dos años.
Los programas de educación superior dentro de las cárceles no son nuevos. En 2015 una universidad particular de Guayaquil trasladó varias carreras de formación a distancia en el Centro de Privación de Libertad Regional Guayas.
Los docentes organizaban tutorías personalizadas; también implementaron una biblioteca y un laboratorio para clases presenciales. Pero con la pandemia de covid-19 pasaron a la virtualidad. Esa modalidad se mantiene hasta ahora, debido a los riesgos por ataques dentro de las cárceles.
La violencia ha obligado a tomar alternativas tecnológicas. Persi nace de un estudio reciente del sistema carcelario, que identificó limitaciones para el desarrollo de actividades educativas. La Senescyt y el Servicio de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) delinearon un protocolo para su aplicación.
Cada robot tiene un custodio que se encarga de conectarlo a una red eléctrica. De esa manera se vigila que su funcionamiento sea exclusivo para las clases.
La facilidad de traslado de Persi abre otras posibilidades. La secretaria de la Senescyt adelantó que hay planes para llevar estos robots a zonas rurales, que sean de difícil acceso para los docentes de los institutos públicos.
Mientras que dentro de las cárceles ampliarán la oferta académica, con Electromecánica, Mecánica Industrial y Mecánica Automotriz. “A través de Persi recibirán toda la parte teórica y para las prácticas se podrá separar determinadas horas en los institutos, como ya se ha hecho en Riobamba”, explica la secretaria Montalvo.
Otro plan de la Senescyt es revisar la metodología de los talleres que se imparten dentro de los centros de rehabilitación, como los de fabricación de artesanías. “Vamos a trabajar para que se pueda reconocer ese oficio y que tengan un título de tercer nivel”.
Con información de El Comercio
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