Blanca Pulupa Analuisa y su familia enfrentan desafíos diarios como recicladores en Ecuador. A bordo de una camioneta, soportan el frío mientras sujetan sacos llenos de materiales reciclables. Su viaje nocturno de regreso a casa refleja la falta de recursos para alquilar un vehículo más adecuado. A pesar de su arduo trabajo de limpiar, clasificar y vender los materiales recolectados, su ingreso mensual de 100-120 dólares lejos del salario mínimo en el país.
Según detalla el Diario EL PAIS la familia Pulupa Analuisa se dedica desde hace dos décadas a una labor poco convencional: la recolección de residuos en los basureros. Este trabajo es llevado a cabo por Blanca, su madre, sus hijas, su esposo y su hermano. La situación comenzó cuando la madre de Blanca quedó viuda y se vio obligada a recurrir a los vertederos de la ciudad como única opción. La sociedad los miraba con desdén y los consideraba personas de poca valía. Estos recuerdos aún permanecen en la mente de la mujer, que en la actualidad tiene 44 años y lucha por dignificar su labor.
Una parte significativa de la historia de esta familia se encuentra relacionada con la aplicación Reciveci, la cual fue lanzada en 2018 con el objetivo de facilitar la interacción entre recicladores y vecinos. Gracias a esta aplicación, los colectores de basura pueden ser ubicados en un mapa de la ciudad permitiendo a los ciudadanos contactarlos directamente y entregarles los materiales reciclables en persona. Detrás de esta iniciativa se encuentran tres mujeres: Paula Guerra, Lorena Gallardo y Claudia Andrade. Estas mujeres están firmemente convencidas de la importancia de integrar a los recicladores de base en el sistema de gestión de residuos sólidos de las ciudades y de remunerarles adecuadamente por su trabajo.
La aplicación Reciveci logró dar sus primeros pasos gracias a una contribución inicial de 600 dólares por parte de la ONG chilena Ciudadanía Inteligente. Posteriormente, mediante una campaña de crowdfunding, lograron reunir otros 7.000 dólares. Esta campaña permitió que personas con un objetivo común, aunque desconocidas entre sí, unieran sus sueños y recursos para dar vida a esta propuesta ciudadana. El principal objetivo era visibilizar a los recicladores de base. Paula Guerra explica que Reciveci fue construido con las aspiraciones de muchas personas que compartían esa meta.
A medida que la aplicación se desarrollaba, la iniciativa fue creciendo de manera considerable.
En el año 2022, el proyecto de Reciveci recibió un impulso significativo al obtener una financiación de 100.000 dólares (93.000 euros) al ser reconocido como una de las 36 startups destacadas por el programa estadounidense Accelerator 100+. Este respaldo económico permitió que la iniciativa se expandiera a otras ciudades de Ecuador. En la actualidad, la aplicación cuenta con aproximadamente 18.000 usuarios y ha logrado mapear a 1.600 recicladores en 11 localidades del país.
Además de brindar información detallada sobre las vidas de recicladores como Blanca, Reciveci ha implementado un programa que rastrea la ruta de los residuos y vende esta información a empresas que requieren indicadores de responsabilidad medioambiental. Esta innovadora idea ha llevado a la expansión de Reciveci a otros países, como República Dominicana y Perú. En República Dominicana, actualmente están llevando a cabo un proyecto piloto en colaboración con una cervecería que busca obtener datos precisos sobre la cantidad de botellas de vidrio que se recuperan a través de las tiendas de barrio.
Objetivo: un sueldo fijo
Según Federico Parra, especialista en Economía Social y Solidaria para Latinoamérica de WIEGO (una red global de investigación para mejorar las condiciones de los trabajadores en la economía informal), los recicladores realizan una labor que corresponde a los ciudadanos que no separan los residuos, a los comercios que no proporcionan información sobre los productos que venden, y a las industrias que producen envases y embalajes sin asumir responsabilidad por la contaminación. Además, sostiene que los recicladores también asumen la responsabilidad del Gobierno, ya que gestionan un porcentaje significativo de los residuos que, de lo contrario, terminarían saturando los vertederos y rellenos sanitarios.
En América Latina y el Caribe, se generan anualmente 231 millones de toneladas de Residuos Sólidos Municipales, lo que equivale a 0,99 kilos por persona al día, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, solo se recicla aproximadamente el 5% de estos desechos. El BID estima que en la región hay alrededor de dos millones de personas dedicadas a la recolección y clasificación de materiales reciclables, siendo responsables de hasta el 50% de la recuperación de materiales reciclados.
Lucía Fernández, secretaria general de la Alianza Internacional de Recicladores, que agrupa a medio millón de trabajadores de 34 países, señala que han trabajado durante 20 años para visibilizar a este colectivo. Aunque se ha logrado posicionar a los recicladores a nivel internacional en conferencias sobre el cambio climático y otros foros, Fernández destaca que aún queda mucho trabajo por hacer para garantizar sus derechos y reconocimiento pleno. Los recicladores desempeñan un papel fundamental al limpiar la suciedad generada por las grandes compañías, pero es necesario seguir trabajando para que su labor sea valorada y respetada.
Gracias a la aplicación Reciveci, la familia Pulupa Analuisa pudo legalizar su asociación de recicladores hace dos años. Decidieron llamarla “Sonreír” y su sueño es que algún día se les remunere por su labor de recolectar todo aquello que aún puede tener una segunda vida en la basura. Sin embargo, por el momento, se ven obligados a competir en las calles por los desechos con otros recicladores, tanto ecuatorianos como extranjeros, muchos de ellos provenientes de Venezuela, que también buscan subsistir vendiendo material reciclable.
Las botellas de plástico son especialmente valiosas para ellos, ya que se pagan alrededor de 50 a 60 centavos de dólar por un kilo de aproximadamente 30 botellas. Sin embargo, enfrentan el desafío de que a veces les roban la basura que ya han clasificado, lo cual representa un problema. Para contrarrestar esto, a menudo van acompañados de sus esposos o pagan un extra al conductor de la camioneta de recolección para que les ayude a vigilar. Además, deben ser más rápidos que los servicios municipales de recolección, que inician su trabajo al caer la noche. “Tenemos que conocer los horarios y las rutas de los camiones de basura para poder recoger rápidamente lo que nos sirve”, explica una de las recicladoras.
La aplicación Reciveci forma parte de un proceso mucho más amplio que tuvo inicio en el Encuentro Internacional de Recicladores de Oficio, celebrado en Colombia en 2008. A partir de dicho evento, se creó la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (Renarec), compuesta inicialmente por ocho asociaciones. El objetivo de Renarec es seguir los mismos pasos que sus homólogos en Bogotá, donde los recicladores ya reciben remuneración por su trabajo.
El programa ´Basura Cero´ desarrollado durante la alcaldía de Gustavo Petro en Bogotá (2012-2015), permitió que los recicladores participaran en el proceso de licitación del servicio de recolección de residuos en la ciudad. En la región, además de Colombia, solo Brasil ha logrado avances significativos en el reconocimiento y remuneración de los recicladores.
Este esfuerzo conjunto de organizaciones, encuentros internacionales y programas gubernamentales busca dar valor y dignidad al trabajo de los recicladores, reconociendo su importancia para el manejo sostenible de los residuos y promoviendo su inclusión en el sistema formal de gestión de desechos.
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