Al cabo de 23 años la decisión de implantar la dolarización en nuestro país parece que logra que los incrédulos digan, menos mal que la aplicamos. Claro que pasaron muchos años despotricando y mentando no solo a la madre de los que implementaron sino a las suyas propias. Pero al final parece que sí hay una luz, no como las que dicen haber visto quienes experimentaron la muerte y regresaron a esta vida. Si pareciera que ha sido una buena decisión.
El Banco Central explica en cinco puntos los beneficios actuales: 1) Combatir la indisciplina fiscal, pues son se puede emitir dinero sin respaldo; 2) Alcanzar la estabilidad de precios, increíble de casi un 100% de inflación en el 2000 pasamos a una inflación de solo 3,74% en 2022; 3) Reducir los niveles de pobreza. La pobreza por ingresos era del 45% en 1999 y ahora dicen que está en el 28%; 4) Incrementar el poder adquisitivo de los ciudadanos gracias a la estabilidad de precios que provocó la dolarización; y 5) Generar condiciones para la inversión y crecimiento. Existe confianza en los mercados internacionales, en el sector real, el financiero y cierto sector de los ecuatorianos.
Morochamente hablando, ¿qué hubiese pasado con la economía, con el bienestar, con las oportunidades, con la seguridad social, si no se dolarizaba? Simple, no existía sociedad ecuatoriana, no estaríamos hablando de economía. Estaríamos hablando de cualquier otra cosa y posiblemente más pobres de lo que somos hoy. Hubiéramos sido un estado fallido.
Figuremos por unos instantes el Banco Central en manos de los de, la robo lución, para no decir los partidos y movimientos en los que se ha escindido milagrosamente el movimiento verde treinta y cinco, las devaluaciones monetarias habrían sido tantas que estaríamos tan cercanos a la situación venezolana o argentina. El dinero electrónico sin respaldo de la economía real en plenitud, las reservas internacionales un suspiro y los balances del banco un desastre. Una hecatombe completa. Al mismo tiempo la asamblea nacional, con minúsculas, hubiese avalado esas decisiones erráticas y los incapaces y corruptos estarían multimillonarios a costa de todos los demás, protegidos por los asambleístas pues van a medias todo. Es decir, la clase trabajadora, la clase media, los académicos, los de a pie, sin opciones.
La Seguridad Social estaría mucho más insegura con problemas para pagar pensiones, salarios, medicinas, y demás. La tasa de migrantes se hubiera multiplicado muchas veces y este territorio llamado Ecuador estaría tomado totalmente por el narco lavado de la droga, los carteles, las pandillas, los jefes del microtráfico, las mama luchas y los papa manueles.
Menos mal que con sabiduría, asumiendo los riesgos de hacerlo, el presidente Jamil Mahuad dio el sí a la dolarización. Pasamos unos años duros, pero parecería que al final valió la pena el esfuerzo y los sacrificios. Hoy podemos decir que busquemos salidas a los problemas, porque hay salidas. Basta un ejemplo, el nombramiento de un experto economista para diseñar la salida estructural de la seguridad social, tan venida a menos, con el propósito de precautelar el futuro de todos en los próximos 25 años. Bien presidente Lasso, muy buen nombramiento.
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