Conservacionistas pretenden eliminar los roedores y gatos de una isla francesa en el sur del océano Índico para fines del próximo año con el fin de proteger a los albatros y otras aves.
«Queremos erradicar todas las ratas, gatos y ratones para el invierno antártico de 2024», indicó Lorien Boujot, encargado de controlar los mamíferos invasivos en la Isla de Ámsterdam.
Casi equidistante de Madagascar, Australia y la Antártica, la isla está deshabitada salvo por una estación de investigación en su litoral norte.
Pero gatos y ratas que han llegado a lo largo de los años en barcos visitantes «han sido la principal causa de la desaparición de cerca de diez especies de aves de anidación» indicó Boujot.
«Las ratas tienden a cazar huevos o polluelos, mientras los gatos los pueden atacar incluso de adultos», explicó.
Los mamíferos también pueden propagar el cólera aviar, que habría llegado a la isla cuando en el pasado se mantenían gallinas en el sitio», señaló Boujot.
«Cada año causa estragos con las crías de albatros de pico amarillo» que viven en los peñascos del sur de la isla.
Los Territorios y Mares Australes Franceses, que incluyen Isla de Ámsterdam, tienen la mayor población de albatros de pico amarillo en el mundo, según Unesco, que designó el sitio como Patrimonio Mundial en 2019.
Los ratones también amenazan la flora de la isla, al devorar flores y semillas de plantas autóctonas como un mirto que formaba un cinturón alrededor de la isla pero que ahora tiene dificultades en reproducirse.
Los conservacionistas han intentado replantarlo pero las ratas «destrozan las plantas jóvenes», señaló Boujot.
¿Sin gatos?
El plan es esparcir veneno por los 55 km2 de la isla durante el invierno antártico del próximo año.
Los científicos estudian desde 2017 cuáles especies atacar, según Boujot, y rociará el veneno en invierno para alcanzar a las crías en el nido durante la temporada de reproducción.
Indicó que si dejan por fuera alguno de los espacios donde radican los roedores, la operación entera falla. Previamente, los especialistas Louis Gillardin y Brieuc Leballeur buscarán gatos para dispararles o atraparlos.
«El año pasado nuestros antecesores eliminaron a siete, y durante un mes y medio o dos meses no hemos visto ninguno en las 40 cámaras trampa» en la isla», dijo Gillardin.
«Nunca he matado un gato en mi vida y no lo disfrutaría. Si ya desaparecieron, eso nos conviene», agregó.
Su colega Leballeur aseguró que las trampas que instaló cerca de las colonias de albatros redujeron la mortalidad de polluelos allí.
El equipo deberá esperar dos años para ver si reaparecen los mamíferos antes de saber si la operación tuvo éxito, explicó Boujot. Y el monitoreo de aves a lo largo de una década permitirá saber si las especies perdidas volverán a anidar en la isla.
Jeremy Tornos, investigador del instituto francés CNRS, cuya tesis doctoral es sobre los albatros de la isla, dice aguardar los resultados ansiosamente.
«Hemos visto una caída en la sobreviviencia de polluelos desde los años 1980», indicó. Después de 2024 «podremos ver impacto de la rata, tanto como depredador como fuente patógena. No sabemos si las ratas portan y transmiten el cólera aviar a las aves que muerden».
«Una colonia sin ratas también nos permitirá medir la eficiencia de la vacuna» contra esa enfermedad, agregó.
Presupuesto enorme
Pero ese modelo es difícil de replicar en islas francesas vecinas como Kerguelen, donde roedores, conejos y venados son igualmente destructivos.
«La erradicación en Amsterdam implica un presupuesto de más de 2 millones de euros y años de trabajo», afirmó Clement Quetel, del departamento ambiental del territorio francés de ultramar.
En Kerguelen, «pensar en eliminar ratones, que están en casi todas partes, sería imposible» logística y financieramente», admitió.
Lo mismo con los gatos, que los trabajadores ambientales intentan atrapar o disparar. Se requerirá mayor vigilancia para prevenir nuevas invasiones de mamíferos en estas islas.
En un barco de investigación que viaja de isla en isla, Kevin Nory se encarga de que no haya polizones indeseados a bordo. En el fondo de la embarcación, revisa si el veneno de rata que colocó en unas 30 trampas había sido comido.
Aseguró que no ha encontrado un solo roedor en el barco desde mediados de 2021. «Es bastante positivo», dijo.
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