Yo tenía 18 años, y hacía una pasantía en un banco, cuando un empleado me ofreció llevarme a casa, pero se desvió a su apartamento en donde quiso violarme. Logré huir en el último minuto.
Me salvé, pero lo que siguió fue muy desafortunado: no quise contárselo a mis padres ni al resto de mi familia, porque no quería ser juzgada erróneamente. No fui violada, pero el incidente me generó un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). El recuerdo tiene una forma de reproducir el trauma y puede hacer que uno se vuelva paranoico si no se fortalece emocionalmente como adulto. Yo debí haber denunciado inmediatamente al agresor y habérselo contado a mi familia. No lo hice.
¿Te le acercaste tanto que provocó en él un impulso sexual?. El ataque del agresor, es convertido en inculpación a la víctima.
Para eliminar la violencia de género contra las mujeres y las niñas, no se debe juzgar a las mujeres y las niñas cada vez que se denuncia o se cuestiona un caso de violencia; hay que reconfortar a las afectadas. Una superviviente o víctima de la violencia de género no merece una tortura adicional o un juicio después del ataque; lo que requiere es un oído paciente y atento.
Hay que animar a las personas a contar sus historias de violencia para que otras víctimas o supervivientes sean conscientes de que no están solas en sus experiencias. También es necesario informar a las personas para que no se avergüencen de sus historias. Esto podría reducir el efecto psicológico del trauma si se da a la víctima la plataforma para expresar sus ansiedades y dolores a las personas adecuadas, a los seres queridos y a los terapeutas.
La concienciación no debería limitarse al Día Internacional contra la Violencia; la sensibilización debería extenderse a los jardines de infancia, las escuelas primarias y secundarias, hasta la universidad. Debe incluirse a las mujeres que cuidan de su hogar en casa, a las mujeres profesionales, a las mujeres de negocios, etc.
El gobierno debería proporcionar abogados de derechos humanos en los casos penales de violencia, sin acusar a las víctimas, y todos los miembros de la sociedad deberían estar adecuadamente informados.
Es más, la estigmatización también debería ser un delito punible para permitir que más mujeres y niñas expongan sus diferentes experiencias.
La eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas empieza por capacitarlas para que hablen y luchen por que se haga Justicia.
Texto original publicado en DW
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