El horror en Ucrania tiene muchos autores. Pero se cree que un nombre en particular está detrás de la matanza más impactante hasta la fecha: Azatbek Omurbekov, un teniente coronel de la 64ª Brigada de Fusileros Motorizados Separados de Rusia. Su participación en la operación de toma de Bucha, la localidad situada a unos 15 km al noroeste de Kiev, lo sitúa en lo alto de la cadena de mando durante una masacre de docenas de personas desarmadas descubierta a principios de esta semana.
El grupo de activistas InforNapalm ha identificado al presunto criminal de guerra, y ha compartido a través de su grupo de Telegram la dirección de correo electrónico, el número de teléfono y la dirección del hogar del individuo, que tiene alrededor de cuarenta años. Este colectivo de ucranianos asegura que lo ha logrado gracias a la investigación OSINT, consistente en peinar Internet en busca de fuentes de datos de acceso público.
Gracias a sus pesquisas se ha sabido que Omurbekov, que ya ha comenzado a ser apodado ‘el carnicero de Bucha’, recibió en 2014 una distinción por sus servicios, por parte del viceministro de defensa ruso Dmitry Bulgakov. InforNapalm compartió algunas de sus fotos, entre ellas una en la que aparecía con dos estrellas en las hombreras, indicativas de su rango como mando en la unidad 51460, estacionada en el extremo oriente ruso.
El rotativo The Times ha completado la investigación aportando unas declaraciones del señalado: “La historia muestra que combatimos la mayoría de nuestras batallas con nuestras almas”, dijo Omurbekov durante una misa cerca de su base, dirigida por el obispo de Khabarovsk, en la que recibió la bendición ante la misión que supuestamente se le había encargado: ocupar el extrarradio de Kiev y acabar con todo hombre en edad de combatir para suprimir cualquier eventual conato de insurgencia.
El resultado de estos planes ha horrorizado al mundo. Un reguero de cuerpos, que podrían superar los 300 en número, yacían en calles, alcantarillas y bajos de Bucha cuando llegaron las tropas ucranianas. Algunos de los cadáveres aparecían maniatados, uno de los signos de haber sido víctimas de ejecuciones sumarias, denunciadas como crímenes de guerra por varias organizaciones internacionales y por el Gobierno de Ucrania.
El ejecutivo de Volodimir Zelenski ha denunciado que, entre las tropelías cometidas por los hombres que presuntamente estaban bajo las órdenes de Azatbek Omurbekov, hay violaciones de menores de edad, torturas, asesinatos de mujeres y amputación de extremidades. Todo ocurrió bajo égida de Rusia y su ‘operación especial’ para ‘desnazificar’ Ucrania. Kiev ha advertido de que, a medida que sus fuerzas avancen sobre las zonas abandonadas por los invasores, se descubrirán nuevos horrores.
El Ministerio de Defensa ruso ha informado de que el batallón de Omurbekov abandonó Bucha el 30 de marzo pasado y que ahora se encuentra en la vecina Bielorrusia. Pero se espera que, tal y como aseguró el Kremlin, esta fuerza se desplace al este de Ucrania, cuya región oriental del Donbás es el nuevo objetivo a ocupar. La misión de los activistas OSINT será, una vez más, seguir las pistas de los efectivos rusos para ayudar en las investigaciones que traten de esclarecer los crímenes cometidos en Ucrania.
El método OSINT lleva años siendo una herramienta clave en los procesos de seguimiento e investigación de conflictos armados. En esta última guerra, la labor de muchos investigadores amateur, locales y extranjeros, a menudo a través únicamente de Internet, está reduciendo sobremanera el margen de incertidumbre en torno a sucesos acaecidos. Así quedan al descubierto algunos bulos rusos, como el que responsabiliza a Ucrania de los cadáveres de Bucha.
Texto original publicado en El Mundo
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