Las autoridades de Japón están a punto de llegar a un acuerdo sobre los planes para liberar al océano aguas residuales radiactivas de la planta nuclear inhabilitada de Fukushima, lo que sigue generando polémica entre la población local, los países vecinos y las organizaciones defensoras del medio ambiente.
Tras una reunión este viernes, un funcionario de la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA) declaró que ya no quedan temas sin tratar sobre el plan y que se espera contar con un borrador del documento de inspección el próximo mes, reporta NHK News.
El plan contempla que Tokyo Electric Power Co. (TEPCO), operador de la planta, vierta al océano Pacífico más de un millón de toneladas de agua radiactiva tratada, un proceso que se espera que comience en 2023 y que tardaría décadas en completarse.
No obstante, la controversia sobre el plan se ha avivado. El miércoles pasado se desarrollaron protestas en la prefectura de Fukushima por el temor de los residentes a que el agua pueda ser dañina para ellos y la vida silvestre.
“Una vez que el agua contaminada con energía nuclear se descarga en el mar, el resultado es irreversible. No se trata solo de Fukushima. El océano conecta al mundo entero”, dijo un manifestante a medios chinos.
Por su parte, activistas en Corea del Sur y en otras partes de la región también se han opuesto al plan, mientras que China ha expresado preocupaciones similares sobre la contaminación.
“No podemos permitirnos el daño potencial a la ecología marina, la seguridad alimentaria y la salud humana causado por la descarga en el mar de agua contaminada con energía nuclear”, declaró recientemente a los periodistas el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del país, Zhao Lijian.
Desde que el terremoto y tsunami de marzo de 2011 dañaron los reactores de Fukushima, provocando la contaminación de su sistema de enfriamiento que empezó a tener fugas, el agua de la central nuclear ha sido tratada y purificada, para luego ser almacenada en tanques. Se prevé que la capacidad de los contenedores alcance su límite en otoño de este año.
Sin embargo, la presencia de tritio no se puede eliminar con los actuales métodos de tratamiento, aunque sus niveles en los tanques de almacenamiento se encuentran por debajo de los límites regulatorios japoneses y de los estándares de la Organización Mundial de la Salud para el agua potable.
En pequeñas cantidades, el tritio no es peligroso. No obstante, algunos científicos insisten en que se desconoce cuál sería el impacto a largo plazo sobre la vida marina debido a la exposición a esos elementos radiactivos en bajas dosis, al tratarse de volúmenes de agua bastante grandes.
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