Los empresarios honestos, efectivos y resilientes cuando necesitan un socio para un proyecto productivo, financiero o inmobiliario, buscan lo mejor, acorde con las condiciones del mercado. La planeación del proyecto atrae al socio, por la búsqueda de resultados positivos y con valores empresariales similares. Esta es la manera como se han hecho los negocios, adquisiciones, integraciones (verticales y horizontales) desde siempre. Hoy en día ha cambiado la noción de permanencia del proyecto. Se buscan horizontes más cortos pero la esencia es la misma. Si esto aplicaríamos a la gestión pública estaríamos mucho mejor que ahora.
De todo hay en la viña del señor, dice el adagio popular. Las malas personas para no llamarlos empresarios, sino más bien tramposos, en su desenfrenada búsqueda de mantener las condiciones de “negocios” establecen alianzas de cualquier tipo, como: empresas fantasmas, consorcios interrelacionados con base en paraísos fiscales para tratar de ocultar el rastro que siguen las autoridades (aquellas que disponen de institucionalidad, recursos humanos probos y tecnología) socios burropié, coimas, pagos por servicios (disque prestados) compras sobrevaloradas, consultorías ya realizadas, en fin un sinnúmero de otras argucias, que como no soy deshonesto nos la sé.
Echar mano a estas argucias ha sido la constante de la revolución, y las siguen haciendo todavía. Otros profesionales ya han escrito, descifrado, demostrado y publicado, llegando a despertar en los medios de comunicación y ahora en las redes sociales, las inquietudes que muchos de los periodistas han investigado y nos han dejado saber sus resultados. Algunos de estos casos han terminado en el Sistema Judicial. A ese nivel no nos queda más que rezar o encomendarnos al sambo de arriba, a la virgen de acá abajo o a quien sea, para que no ocurra lo de siempre, impunidad.
Los deshonestos encuentran con cierta facilidad “esos” socios para amañar los negocios y sacar provecho propio. Esa facilidad puede estar asociada con pobreza de espíritu, desempleo, o por intenciones de enriquecimiento inmediato, oportunismo. La propuesta se pone sobre la mesa entre estos socios con el compromiso de hacer más negocios en el futuro o que su futuro está salvado si lo aceptan.
¿Será este el caso del vicepresidente correista?, ¿existe alguna explicación apropiada? Como padre responsable ¿qué respuesta utilizo para la pregunta obvia de un hijo? Como docente, ¿cómo explico a los alumnos el problema? Lo siento, estamos viviendo en un país de extrema corrupción, ésta nos ha ganado todo. Para que les comparto los conocimientos gerenciales si con la corrupción no necesitan ni estudiar. Simplemente nos quitaron la institucionalidad, nos quitaron el respeto, nos quitaron el empleo, nos quitaron la fe, y ahora nos han quitado hasta el gobierno. Está amarrado de pies y manos, creo.
Con sentencia ejecutoriada, demostrado hasta la saciedad su culpabilidad en varias instancias, está en libertad gracias a las argucias y triquiñuelas de los políticos que buscaron hasta encontrar un juez, en ManglarAlto, producto de un sistema de educación del derecho, no tan derecho. ¡Por favor! Si no hubiera sido el de Manglaralto hubiese sido otro en el recinto María la O. Es que hemos perdido la decencia. ¿Cuánto habrán reunido para evitar que abra su boca y denuncie?, parecía que él sentía que le abandonaron sus coidearios, ¿no? Nos han convertido en una sociedad donde lo malo, lo chueco, lo amañado, lo indebido, lo tramposo impera.
El gobierno no logra encontrar el norte, está sin campo de maniobra. Que dicen los gurús de la política, lo sabían, lo anticiparon, o simplemente no lo vieron venir. Si es así que, ¡inocentes! Esta no es la primera vez que se tramita un pedido de excarcelación para el susodicho. ¿Por qué no lo alertaron al CJ?, ¿por qué no alertaron a los jueces? ¿No hay capacidad para hacerlo? O hay incapacidad. Si es así los responsables deberían haber renunciado hace rato.
Al escribir, comparto al mismo tiempo, el sentir de muchos ciudadanos de bien, profesionales íntegros dedicados a trabajar, a sudar para ganarse el sustento, a ser mejores para colaborar con la sociedad, a valernos por nosotros mismo sin argucias ni acciones deshonestas. ¿Impotencia?, ¿desazón?, ¿desesperanza? Creo que de todo un poco y mucho. Interpreto a mis pares y quisiera salir y gritar a los mil vientos que es una injusticia para todos. Me quedaría ronco de tanto hacerlo y estoy seguro que me mandarían a callar en lugar de apoyar.
Debemos buscar socios de los buenos, para reconstruirnos, para levantarnos de las cenizas en las que nos están convirtiendo los tramposos, debemos unirnos con los que hacen las cosas mejor que nosotros, con apego irrestricto a la Ley. El sistema judicial estadounidense nos ha ayudado mucho más de lo que esperábamos. Este es un socio estratégico. Ahora entiendo por qué los correistas no querían el acuerdo bilateral. Los corruptos se escaparon del país y enfilaron al norte, creyendo que podían seguir con sus amarres. Pero no. Ese país y su sistema judicial han capturado a muchos funcionarios públicos, banqueros, disque empresarios, consorcistas, accionistas disfrazados, familiares, amantes, servidores, burropiés, en fin, políticos y no políticos corruptos. A través de su sistema saben cómo hacerlos cantar, mejor que J.J. No será de comprarle un pasaje al susodicho con destino a Florida para que allá si le encierren de por vida y los juzguen sin temor. Podría ser, ¿quién sabe?
Casi siempre, crean una tragicomedia en varios actos para desviar la atención, y ¡zas! Dan el zarpazo sin aviso. La sociedad ilusa se debatía entre la Llori y el Saquicela, entre la Presidencia y el CAL, entre el presidente y el Xavier, entre la clasificación al mundial y Ali Baba y sus ladrones, que no son cuarenta, ojo. Son muchos y juntos, al descuido, se han tomado el país. Vamos perdiendo el norte, el sur, el este y el oeste. Estamos sin brújula. El gobierno, como lo dice mi amigo Alfredo Astorga en su artículo “Ni contigo ni sin ti”, perdió su oportunidad de aplicar la muerte cruzada o el cruce de la muerte o la intersección sospechosa entre la muerte y nosotros, para poner orden y evitar estos atropellos.
Simplemente como en los negocios honestos, necesitamos un socio inteligente y capaz. Judicialmente, Estados Unidos es el socio que conviene, de allá no se escapan con tanta facilidad.
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