Los estudiantes de la Sierra-Amazonía están por terminar sus vacaciones del primer quimestre. Los alumnos de la Costa y Galápagos, en cambio, están por concluir el año lectivo. Los primeros pueden todavía preparar actividades que los relajen. Los segundos, junto con sus familias, deben ya preparar lo que harán en el tiempo libre que se les viene.
En la Sierra y Amazonía, en esta semana se vieron parques con niños que llegaron con sus padres o abuelos a pasear, jugar y liberar la ansiedad. Seguramente, es lo que se verá este sábado y domingo.
Las vacaciones quimestrales son necesarias porque los estudiantes necesitan un descanso reparador, devolverles la paz y que comiencen un nuevo proceso de aprendizaje relajados y motivados, explica el psicólogo educativo, José Méndez.
En general, ya solo quedan estos dos días de vacaciones, pero algunas instituciones tendrán ingreso escalonado. Bachillerato, el lunes; Básica Superior el martes… hasta concluir el viernes con el ingreso de los más pequeños.
En cualquier caso, es posible gestionar el tiempo libre con actividades como las salidas al parque, visitas a museos, hacer pesca deportiva, andar en bicicleta o quedarse en casa viendo una película en familia, dice Paola Cáceres, estimuladora temprana.
A propósito de las vacaciones, el Municipio de Cuenca activó 15 puntos para el entrenamiento de fútbol, básquet, bailoterapia y artes marciales en canchas y parques públicos como El Paraíso, Virgen de Bronce, Cazhapata, Paccha, El Ángel y Miraflores.
Los expertos dicen que los deportes mejoran la salud física y mental, y son necesarios en esta época conflictiva para devolverles la tranquilidad a los alumnos, que se han enfrentado a los constantes cambios. “Ahora viven cargas emocionales fuertes”, dice Cáceres.
El pasado lunes, Alejandra Espinoza y Jennifer Mejía, ambas de 11 años, disfrutaron pateando la pelota al arco, intentando meter goles. Reían y brincaban muy felices. Aunque no lo habían practicado, ellas escogieron un vacacional de fútbol porque trabajan al aire libre.
Aquí no hay miedo de contagiarnos ni que nos vuelvan a encerrar en nuestras casas, dice Espinoza, quien, entre octubre y diciembre pasado, estuvo en clases presenciales y en enero regresó a la virtualidad por el rebrote de las nuevas variantes de covid-19.
Ahora desea que para el segundo quimestre vuelvan a las aulas para socializar con sus compañeros y profesores. “Me estoy preparando para retornar tranquila, motivada, contenta, con ganas de aprender y ser feliz”, dice Espinoza. Como ella, la mayoría de niños quiere regresar a las aulas.
Méndez recomienda aprovechar estos días con la práctica de los juegos tradicionales como las canicas, el elástico, las corridas y la cuerda. Así los niños y adolescentes disfrutan y experimentan cosas nuevas en familia o con los vecinos del barrio.
Además, se distraen, potencian sus habilidades y mejoran la relación familiar, dice el psicólogo. Otra alternativa es realizar paseos en familia dentro del país, porque les ayuda a conocer otras realidades y culturas, y fortalecen el aprendizaje. Un consejo especialmente dedicado a las familasi de la Costa y Galápagos, donde el 11 de marzo concluirá el año escolar.
Esos son los espacios para disfrutar de los buenos momentos en familia, desarrollar un pensamiento más racional, reflexivo y crítico, dice Cáceres Además, adquieren nuevos valores, habilidades y les genera una actitud positiva ante la vida y hacia los demás.
Con los niños de entre 5 y 9 años se puede trabajar pintando, dibujando, preparando algún postre en familia o dándoles tareas sencillas como regar las plantas. Las cosas nuevas siempre les motiva.
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