En el Ecuador existen tres técnicas para reconocer los cuerpos de los privados de libertad que han sido asesinados durante las cuatro masacres carcelarias que se han perpetrado este año.
La última masacre se registró entre el 12 y 13 de noviembre del 2021, en la Penitenciaría del Litoral.
Personal de Criminalística de Guayaquil acudió a ese centro carcelario a realizar el levantamiento de los cadáveres y recopilación de evidencias para las investigaciones.
La Fiscalía indicó que se realizó el levantamiento de 68 cuerpos en ese centro carcelario. Sin embargo, luego de realizar las autopsias médico-legales se determinó que son 62 cuerpos y 19 “piezas anatómicas”.
“Del total de cadáveres ingresados a Medicina Legal, 61 fueron levantados en la Penitenciaría y uno fue trasladado desde el hospital”, informó la Fiscalía el 17 de noviembre del 2021.
Proceso de identificación
Marco Ortiz, director de Investigación Técnico Científica Policial, indicó que el proceso de identificación de cadáveres ha sido complicado por las condiciones de los cuerpos. “Hay cadáveres carbonizados, incinerados y también desmembrados, por lo que el procedimiento fue más complejo”, explicó.
El primer mecanismo para reconocer a los reos, que fueron asesinados, es conocido como ‘necroidentificación’. Este procedimiento consiste en comparar las huellas dactilares de los reos fallecidos con la base de datos de la Policía Nacional y también del Registro Civil.
Sin embargo, hay cuerpos que no se puede identificar a través de las huellas dactilares, pues están quemados o desmembrados.
En esos casos, se recurre a un proceso de antropología forense. Personal especializado se entrevista con los familiares de los internos asesinados.
La idea es conocer los rasgos físicos característicos de cada preso para poder identificarlos. Por ejemplo, tatuajes en la piel, cicatrices, estatura, contextura corporal, etc. La comparación también se la realiza con fotografías que tengan los parientes.
La última opción para reconocer los cuerpos es a través de la identificación genética. Eso consiste en cotejar el ADN de los familiares con los restos encontrados en la escena del crimen.
Este proceso puede tardar entre cuatro a seis semanas, pues se requiere contactar a los familiares, tomar sus muestras genéticas y realizar el cotejamiento.
Hasta el pasado 17 de noviembre del 2021, 48 presos asesinados en la última masacre carcelaria habían sido identificados. “41 por huellas dactilares, dos por antropología y cinco por huellas dactilares y antropología”.
Según la Fiscalía, hasta ese día, se han entregado 43 cadáveres a sus familiares y aún faltan 14 cuerpos por identificar.
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