Los españoles podrán dejar de usar mascarilla al aire libre desde el 26 de junio, siguiendo los pasos de Francia, mientras crece la preocupación por la variante Delta del virus, responsable del virulento repunte en Moscú, que registró un récord de casos.
Justo un día después de que los franceses dejaran de llevar forzosamente mascarilla al aire libre, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez anunció que sus ciudadanos podrán hacer lo mismo a partir del sábado 26 de junio. “Este será el último fin de semana con mascarillas en los exteriores, porque el próximo 26 de junio ya no [las] llevaremos en espacios públicos”, declaró Sánchez en un acto empresarial en Barcelona.
El uso del tapabocas en el exterior se impuso en España en mayo de 2020, en un principio solo cuando no se podía mantener una distancia interpersonal segura, aunque después se generalizó.
La mejora de la situación sanitaria y la cercanía del verano boreal, en el que España espera empezar a recuperar los millones de turistas perdidos por la pandemia, había elevado la presión para levantar esta medida como ya habían hecho Francia y Bélgica.
Pero en contrate con este optimismo, crece también la preocupación por la expansión de la variante Delta, detectada inicialmente en India y considerada más contagiosa, que ya causó una ola devastadora en ese país del sur de Asia. Ahora causa estragos en Moscú, donde representa casi el 90% de los nuevos casos de covid-19, según su alcalde Serguéi Sobianin.
La epidemia está disparada en la capital rusa, que registró 9.056 nuevas infecciones en 24 horas, un récord desde el comienzo de la pandemia y el triple de lo detectado dos semanas atrás.
Esto llevó al alcalde, que días atrás impuso vacunaciones obligatorias a los trabajadores del sector servicios, a decretar la suspensión de eventos de entretenimiento masivo, así como el cierre de salas de baile y la zona de aficionados para seguir los partidos de la Eurocopa de fútbol. “No quería hacerlo pero hay que hacerlo”, dijo Sobianin.
La variante Delta se considera también responsable de un inesperado repunte de casos en Reino Unido, que aplazó cuatro semanas el desconfinamiento y se quedará por segundo año consecutivo sin el popular carnaval caribeño del barrio de Notting Hill.
Los organizadores de esta colorida y animada fiesta justificaron su anulación por la “incertidumbre permanente y el riesgo que representa el covid-19”. Y también preocupa en Alemania, cuyo ministro de Sanidad anunció este viernes que la mitad de su población, 41,5 sobre 82 millones, había recibido al menos una dosis de la vacuna.
La pandemia está impactando de forma muy desigual en el mundo, que sumó 9.750 nuevas muertes en 24 horas, llevando el balance global de víctimas a 3.844.390 personas. Casi la mitad procedieron de tres países: Brasil (2.311), India (1.587) y Colombia (596).
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