La contrarreloj de Ézaro del martes y el ascenso a La Covatilla, el sábado, serán las pruebas decisivas para ver quién se queda con el maillot rojo: el ecuatoriano Richard Carapaz y el esloveno Primoz Roglic. Son los únicos candidatos y acuden a la cita con el reloj separados por 10 segundos, conscientes de que la general quedará prácticamente decidida al final del muro gallego tras recorrer 33,7 kilómetros en esfuerzo individual.
Esta vez sin bonificaciones ni decisiones polémicas de los jueces. Un duelo puro.
Galicia acogerá la única crono de esta edición de la Vuelta. Con una contrarreloj llana junto al mar y y con una explosiva subida al bello Mirador de Ézaro, de 1,5 km al 14% de media, con pendientes imposibles de hasta el 28%. En este caso, la ascensión final al Mirador de Ézaro podría provocar un cambio de bici en los hombres que estén luchando por la general.
Lo que ha quedado claro el fin de semana es que para luchar por el título y subirse a lo más alto del podio en Madrid, dentro de una semana, solo hay cuatro candidatos, salvo alguna sorpresa mayúscula.
Carapaz goza de una ventaja de 10 segundos sobre Roglic, 32 sobre Carthy y 35 con respecto a Martin. A 1,50 está el español Enric Mas (Movistar) y a más de cinco minutos aparece en la sexta casilla el holandés Wout Poels (Bahrain McLaren).
El cuarteto sigue sin romper esa barrera invisible del minuto de diferencia que les separa y de la que no se han movido desde que la Vuelta alcanzó la meta de Arrate en la primera jornada de la carrera. Todos fijan su atención en la no menos trascendental etapa de este martes, después de la jornada descanso de este lunes.
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