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La dolarización, la mayor evidencia de la necesidad de políticas de Estado

Modesto Correa
Universidad Casa Grande
domingo, septiembre 20, 2020
El nuevo gobierno necesita seguir desmontando todas esas leyes creadas por el correísmo para que los tres poderes del Estado nunca más sean manejados por una sola persona
Tiempo de lectura: 6 minutos

El último año del Gobierno de Lenín Moreno ha sido tal vez el más complicado de todo su mandato por la falta de liquidez en las arcas fiscales en plena pandemia del coronavirus, pero también con avances y logros sobre todo en el tema de la separación de poderes, lo deseable en cualquier democracia.

¿Qué hereda Moreno al próximo Gobierno? Por el lado del Ejecutivo se puede decir que ha cumplido, no se puede hablar de que deja una mesa servida, aunque tampoco una mesa vacía. Ha tomado decisiones importantes y ha dado un giro a la política internacional, con la firma de acuerdos comerciales y su acercamiento a la Alianza del Pacífico.

El Ejecutivo ha dejado actuar al poder Judicial, sin la evidente injerencia del gobernante anterior. Los pasos dados son importantes, aunque es un proceso todavía largo. La limpieza y la depuración del sistema de justicia no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana; hay muchas reformas pendientes.

Ahora al menos existe la impresión de que el Ejecutivo no ha influenciado entre jueces y fiscales. Las nuevas autoridades nombradas han logrado mantener su independencia en base a sus actuaciones. ¿Quién no ha hablado bien de la fiscal Diana Salazar y de otras autoridades judiciales por su desempeño en casos polémicos dónde todavía se pretendía ejercer presión? Esos funcionarios han enfrentado incluso cuestionamientos y amenazas.

Es necesario avanzar en ese proceso para devolver la independencia al poder Judicial y el próximo Gobierno estará en la obligación de respetar esa institucionalidad recuperada y no hacer cambios para solo poner trabas a juicios en marcha. Los votantes también estarán en la obligación de mirar detenidamente y analizar las propuestas de los candidatos en el ámbito de la justicia. Solo así se logrará qué jueces y fiscales actúen con independencia al margen de la troncha.

El poder más cuestionado en estos cuatro años, sin duda, es el Legislativo, con asambleístas inmersos en una serie de denuncias sobre casos de corrupción como el tema de los carnets para personas con discapacidad; los diezmos; asambleístas involucrados en compras con sobreprecio de insumos médicos durante la emergencia sanitaria y en obras con sobreprecio en el sistema hospitalario, como el caso del hospital de Pedernales.

De ahí que dependerá mucho de los ecuatorianos la calidad de la Asamblea a elegirse en las elecciones de 2021. Lo lógico sería que con esta experiencia sepamos votar por los mejores candidatos, con una hoja de vida limpia y experiencia en la vida pública.

Y la única manera de integrar una Asamblea que en realidad represente a los ciudadanos es mirar desde ya con lupa a los candidatos, sobre todo a los 30 legisladores que irían a la reelección. Es un trabajo pendiente de los partidos y movimientos políticos y sobre todo de la prensa. Es necesario analizar y evaluar qué han hecho quienes busca reelegirse.

En el poco tiempo que queda, de aquí a las elecciones, es imperativo hurgar en los antecedentes de todos los candidatos. Lo mismo deberían hacer los movimientos y partidos políticos para que se sientan bien representados en la Asamblea y, sobre todo, para que sus candidatos demuestren su ética en caso de llegar a una curul. No hay que darle el voto a alguien que no lo merezca.

Lo deseable también sería que los movimientos y partidos que han presentado sus candidatos depongan sus intereses personales o partidistas y se unan con objetivos comunes.

Uno de los temas más complejos para el gobierno en su último año fue y será el económico, asociado a la crisis desatada por la pandemia del Covid-19. Por la debilidad en la parte económica, Ecuador ha debido hacer muchas maniobras. Y sobre todo recurrir a la ayuda financiera internacional para pagar las facturas de lo que ha significado la emergencia sanitaria, tanto a nivel de gobiernos locales como en el gobierno central.

Cada municipio ha debido manejarse según sus realidades, ante la falta de liquidez debido a la crisis de la pandemia sumado a la dramática caída en los ingresos petroleros y tributarios, con un sector productivo a medio gas. Los atrasos en las asignaciones y las transferencias de recursos persisten. Se habla de una deuda que bordea los mil millones de dólares solo a municipios y prefecturas. Además, están los atrasos en el pago de salarios en el sector público, en educación y salud.

El Frente Económico, pese a toda esta coyuntura, ha conseguido los recursos, al tiempo que avanzaba en el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional. Y no solo eso, ha logrado garantizar cierto alivio en las finanzas públicas con la reestructuración de la deuda externa en bonos y el aplazamiento en los pagos de capital con dos bancos chinos por cerca de 900 millones de dólares.

El proceso de negociación con los organismos multilaterales y con los inversionistas extranjeros que han invertido en bonos del Estado no puede ser simplemente desechado por el próximo Gobierno, porque ellos demandan pulcritud y rectitud en los acuerdos.

Hay muchos inversionistas que aceptaron una quita de más de $1.500 millones, la baja de la tasa interés, la extensión de los periodos para el pago de capital y los intereses con nuevos periodos de gracia. Son gente que posiblemente pasarán a sus herederos los nuevos bonos con vencimiento en el año 2040. Hay que tratar al inversionista privado, institucional o corporativo con decencia, honestidad y ética.

Y las personas detrás de todo este proceso en el Gobierno han jugado un papel fundamental. Es muy difícil que personas en la situación que atraviesa el país, sin recursos y con una gran pandemia, permanecieran en cargos claves para el manejo de la economía y las finanzas. Es un frente que debió hacer malabares para conseguir liquidez, hasta recursos de la misma China.

No había dinero y como Ecuador se quedó sin la maquinita para hacer billetes, ya sea el sucre o el rafaelito que se venía, el Gobierno no podía imprimir dólares, lo que habría significado otra catástrofe. La dolarización ha sido el gran soporte de la economía ecuatoriana. Basta con mirar los reportes del Fondo Monetario donde siempre habla de medidas tendientes a sostener la dolarización.

No solo al gobierno le interesa mantener la dolarización, sino también a los organismos multilaterales y al mismo FMI.

Richard Martínez y su equipo han hecho frente a la crisis hasta con amenazas en la Asamblea de juicios políticos; paralizaciones de los profesores y de todos los acreedores del gobierno central que han reclamado con justicia.

Para el manejo de crisis como la actual el país necesita no políticas del gobierno de turno sino políticas de Estado. Es hora de aprender la necesidad de mantener estas políticas públicas, al margen del gobernante de turno. No es que cada quien llega e impone sus políticas públicas.

¿Cuál es la política pública de Estado en lo económico que se ha mantenido al margen de cualquier gobierno? La dolarización. Es la más clara evidencia del beneficio de estas medidas a largo plazo.

De ahí la trascendencia, como parte de la transición, de la recuperación de las libertades y, en cierta forma, de la democracia. Una realidad evidente si miramos la década del gobernante anterior.

Antes había un gobierno que acaparó todos los poderes del Estado. Con uno como el del expresidente Rafael Correa habría sido muy difícil conseguir todo lo logrado en estos cuatro años, sobre todo en materia de libertades e independencia de las tres Funciones.

Al próximo gobierno le tocará garantizar esa independencia, sobre todo en el ámbito judicial para llegar al fondo de todo lo denunciado sobre la desviación de recursos, obras con sobreprecio, sobornos y demás.

Hay que darle cierto crédito al Presidente Lenin Moreno, no porque todo haya sido intachable, después de todo él también viene del anterior Gobierno, pero las circunstancias políticas, personales o del partido hicieron que se abriera de ese proyecto del socialismo del Siglo 21 que tanto daño hizo al Ecuador. Moreno consiguió un cambio que tal vez no lo hubiera logrado otro presidente.

El mandatario tuvo sus fallas en la designación de algunos funcionarios, pero los puntales del poder Ejecutivo continúan; hasta la Policía y las Fuerzas Armadas se mantienen intactas porque felizmente tenemos una fuerza pública no alineada con el gobierno de turno. No se han contagiado del socialismo, patria o muerte cómo ha ocurrido en otros países, no solo en Venezuela.

Sin duda ha sido un proceso difícil. El país ha avanzado en un proceso de reinstitucionalización. No se debe olvidar que en la estructura administrativa de los tres poderes del Estado quedó mucha gente del gobierno anterior. Incluso en el tema de la inversión pública.

El nuevo gobierno necesita seguir desmontando todas esas leyes creadas por el correísmo para que los tres poderes del Estado nunca más sean manejados por una sola persona.

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2 Comments

  1. JOEL NICOLAS QUEZADA NUÑEZ noviembre 15, 2020

    Dr.Modesto Correa es un buen argumento u propuesta de hechos, el tiempo que le ha tomado redactar el análisis general de la situación actual de nuestra nación.

    Recomendación:

    Agregar fuentes para poder averiguar mas del tema por que en nuestra cultura desconocemos de los cambios socio-culturales económicos del pais y largo plazo nos interese investigar al respecto..

    Me he quedado atónito de que ha tenido coraje al escribir de nuestra realidad.

    att. joel n. quezada
    antropologo,

    Responder
  2. Anónimo septiembre 20, 2020

    Muy interesante

    Responder

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