Desde el punto de vista estructural, los virus son fracciones de ácidos ribonucleicos, en tanto que las bacterias tienen toda la estructura celular como es la membrana, el núcleo; pueden tener también como aditivo la cilia que les permite moverse.
El virus, como es una fracción proteica nucleica, necesita parasitar a una célula para reproducirse. Las bacterias son más susceptibles a ser combatidas con antibióticos. En el caso de los virus, los antivirales no tienen tanto efecto y se demora mucho tiempo en desarrollar uno, de ahí que lo más efectivo es una vacuna. En el caso de las bacterias tenemos una gran variedad de muy modernos antibióticos que muy pocas pueden resistir. El uso racional de antibiótico ha permitido que no existan tantas cepas resistentes de bacterias.
El organismo humano está interna y externamente colonizado por bacterias que son benignas, lo que se llama la microflora. Es muy importante que esté normal y balanceada. Ahora se ve, por ejemplo, que el desarrollo inmunológico de un ser humano, cuando es sometido a antibióticos que destruyen estas bacterias normales desde la época intrauterina, si es sometido a antibióticos, queda comprometido para siempre. Es necesario preservar la microbiota, el conjunto de bacterias, generalmente los lactobacillus que permiten la digestión. La presencia de bacterias anormales es frenada por la microbiota.
En el caso del Covid-19, las bacterias en el organismo hacen el balance para que no entren las bacterias anormales; ahora como el Covid-19 es un virus ese provoca las llamadas infecciones sobreañadidas.
El coronavirus es tan invasivo que afecta a todos los órganos del cuerpo con una severa inflamación. Lo importante en este caso es no usar antibióticos innecesariamente para que la flora se preserve, las bacterias que vienen desde el nacimiento.
De ahí la importancia de la leche materna y no la leche con proteína de vaca, porque esa permite desarrollar anticuerpos y células de defensa que son los linfocitos. Una infección con cualquier virus, más como el Covid-19 tan invasivo, se puede frenar parcialmente con el mantenimiento de bacterias normales en el intestino con una buena microbiota.
Eso no significa que mate al virus, la bacteria puede evitar que otra bacteria prolifere, pero no el virus. El proceso de una inflamación severísima es un campus fértil para que las bacterias que son patógenas provoquen enfermedades. Es la infección asociada a la del virus, la de la bacteria, y eso hace mucho más grave el proceso y demanda incluso la utilización de una cantidad de aparataje porque se debe entubar a los pacientes que ya tienen problemas de tipo respiratorio.
El estar en un respirador hace que se colonicen bacterias que viven en el agua de la humedificación de los respiradores, las pseudomonas y esas producen la septicemia y pueden matar al paciente más pronto que el mismo virus.
Cuando una persona tiene una enfermedad y es atacada por el Covid-19 el riesgo de mortalidad es mucho más alto. Con enfermedades crónicas como el asma, las pulmonares, la bronquitis crónica, ahí el Covid-19 va a provocar daños muchos más severos.
Los virus son más difíciles de tratar que las bacterias porque son mucho más fáciles de mutar. La mutación es el arte de convertirles en un virus casi diferente. En el área de mi especialidad he sido testigo de muchas muertes de niños por la influenza.
Hay dos tipos básicos de influenza, la A y la B y son estacionarias que llegan de los países nórdicos durante el invierno y en nuestros países con el frío. Estas bacterias son muy invasivas y también son coronavirus. Son otra variedad de coronavirus y la mortalidad en niños todavía es mucho más alta por la influenza que por el coronavirus.
En este momento hay tres virus básicos que todavía molestan mucho en la infancia: la influenza A y B y el virus de la influenza C, que solo provoca infecciones respiratorias, y como estos virus mutan tan rápido la vacuna solo dura un año.
Todos los años hay que volver a vacunarse de la influenza, la llamada gripe, muy grave en personas que tienen enfermedades subyacentes como el diabético, el cardiópata, el hipertenso, el inmunodeprimido… Para todos ellos, estos virus son extremadamente sensibles. La mortalidad es muy alta.
El Covid-19 ahora no se puede tratar con antivirales porque es un nuevo virus, en realidad solo empieza en diciembre de 2019 y recién se le declaró pandemia en marzo. Se diseminó de forma vertiginosa y todavía no le conocemos. De ahí la dificultad de encontrar un antiviral.
El mundo tenía la experiencia del ébola y de la inmuno deficiencia humana, el virus del Sida. Esos antivirales ya fueron usados para ver si tienen efecto sobre el Covid-19. Y hasta el momento solo hay uno que funciona ,no como prevención ni en el paciente ambulatorio, sino en la persona con requerimiento de oxígeno y a punto de entrar a un respirador, el remdesivir, que se usó para combatir el ébola en 2004 y es el que, según la estadística, disminuye la duración de la enfermedad del Covid-19. Tampoco es altamente efectivo, pero es el único probado.
Todavía están en prueba muchos de los otros antivirales asociándose unos con otros y viendo el momento en que debe aplicarse: si es para prevenir, para tratar, si es en los casos graves o en los expuestos, pero bajo las guías del protocolo. Nadie puede tomarse porque sí el remdesivir.
Por lo pronto, como se ha estudiado tanto la microbiota para proteger el sistema inmunológico están los bacilos, generalmente los lactobacillus, producidos en forma de probióticos, las bacterias buenas que pueden encontrarse inclusive en el yogur. Es un tipo de nutrición muy buena para mantener este balance.
El tratamiento recomendado en los niños prematuros, que nacen de 28 o 29 semanas de gestación, es suministrarles por vía oral el lactobacillus reuteri y solo leche materna hasta los 34 meses. Son mantenidos dos o tres meses con el probiótico y es muy reducido el número de niños que se infectan; resisten mucho mejor las infecciones. El uso del probiótico es una de las maneras de protegernos.
Y esos probiótios están en la mayoría de yogures comercializados o en las boticas. Todos ellos pueden ayudar a proteger el sistema inmunológico. Lo recomendable también es no descuidar la vacuna anual contra la gripe, la influenza A y B, porque el Covid-19 puede coexistir con la influenza y los efectos de uno se puede mitigar. Al menos hasta hallar una vacuna y ni siquiera sabemos cuánto va a durar.
En el caso de la vacuna contra el virus de la influenza solo dura un año. Y tampoco será cien por ciento segura. Hay cepas de la influenza cuyas vacunas van del 40 por ciento al 60 por ciento de efectividad. Eso no da una protección total y es muy posible que eso vuelva a suceder en el Covid-19.
Ahora, sí es posible producir una inmunización a este virus, lo que no se sabe es cuánto durará la inmunidad. Las personas contagiadas salen con anticuerpos y ahora se hacen tratamientos con el suero del convaleciente. Eso se hizo en la pandemia de 1918, con la gripe española. Sí funciona, pero con este virus todavía no hay datos específicos sobre su nivel de efectividad.
Lo que no sabemos tampoco es cuánto van a durar esos anticuerpos, porque si pasa lo mismo con los otros coronavirus, esos duran de seis a ocho meses, menos del año, y es necesario volver a vacunar.
También existe una manera de prevenir el Covid-19 sin vacuna, mediante un anticuerpo monoclonal que se saca del virus y puede proteger a la persona como vacuna por un período de treinta días. Esto se usa para el virus sincicial respiratorio, donde no hay vacuna
Este tratamiento debe ser usado antes de que una persona se infecte. No se sabe si puede funcionar como tratamiento. Eso en la actualidad es materia de investigación, porque recién están saliendo los estudios de los anticuerpos monoclonales producidos por un solo tipo de célula del sistema inmune, más para prevención que para tratamiento. Los resultados lo sabremos en las próximas semanas.
Los anticuerpos se usan en los niños prematuros para evitar los virus, pero es un tratamiento costoso. Cada mes recibe la inyección y no se infecta. Es un experimento en marcha contra el Covid-19, con la misma teoría de que hay un anticuerpo monoclonal que podría proteger de la infección. No sabemos cuánto dure, tal vez apenas un mes.
Día a día tenemos nuevos conocimientos sobre este virus. Por ejemplo ahora recién sabemos que los asintomáticos pueden tener daños cerebrales después de que estuvieron positivos por el virus, porque produce microinfartos cerebrales. Es un virus invasivo espantoso que provoca daños cardíacos en los niños.
Es necesario estar consciente de que todavía esta pandemia no ha pasado para nada, aún no llegamos ni al pico en Quito, de manera que siguen aumentando los casos. Y los asintomáticos pueden estar afectados de por vida en sus órganos internos como cerebro, riñones, pulmones. La fibrosis pulmonar. En Nueva York quienes sobrevivieron al virus están desarrollando una dependencia crónica del oxígeno. Casos de fibrosis pulmonar, como si hubieran sido fumadores de toda la vida.
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