A través de los medios de comunicación conocimos a la maestra Carolina Espinoza y nos impactamos con su historia, en especial por su amor y dedicación para educar. Ella no dejó que la pandemia le evite impartir clases, al ser maestra de una escuela fiscal, debía entregar las guías a los alumnos sin acceso a tecnología, para que realicen las actividades desde casa, pero muchos no sabían cómo desarrollarlas individualmente y los padres tampoco podrían guiar ese aprendizaje autónomo.
Carolina no se dejó amedrentar y decidió tomar su bicicleta, una pizarra, colocarse su mascarilla y guantes para dirigirse de casa en casa de sus alumnos, a entregar las guías de estudio y, sentada a cierta distancia, explicarles la clase, para que los estudiantes desarrollen la guía, al día siguiente.
Esto no es muy común y sentimos que ella de una u otra manera refleja los valores de la Universidad Casa Grande tanto el compromiso con la educación y la pasión, como el hecho de innovar y adaptarse a la incertidumbre del entorno, sin dejar que eso la frene.
Supimos por los mismos medios, que su sueño era realizar una maestría en Educación y Tecnología en Innovaciones Pedagógicas para la Educación, que nosotros impartimos hace varios años.
Una maestra, compañera suya, cursó esa maestría en nuestra universidad y Carolina muchas veces le había pedido que le comparta su experiencia, porque no tenía las posibilidades económicas. Es madre de familia de tres niños.
Al conocerlo, el Consejo de posgrados de Casa Grande decidió ofrecerle esta maestría con una beca del 100% como una forma de reconocer su trabajo. Sabemos que, más allá de Carolina hay muchas personas que realizan una labor maravillosa y no siempre son reconocidas, pero al difundirse su historia tuvimos la oportunidad de conocerla y de retribuir en algo su esfuerzo para lograr que se multiplique.
El cursar su maestría perfeccionará su conocimiento y será una mejor docente; eso implica que va a impactar positivamente en la vida de todos sus alumnos y lo hará cada año, mientras siga impartiendo clases, por eso tiene un efecto multiplicador. Los educadores tienen una única profesión: formar todas las profesiones, para formar a cualquier profesional, se necesita a un docente, porque un profesor es una persona transversal.
Carolina iniciará las clases del primer semestre de la maestría, en septiembre próximo, que será completamente on line y en caso de que se regularicen las actividades en el país, a partir de enero tendrá clases semi-presenciales y tendría que desplazarse a Guayaquil, dos días cada 15 días, para cursar la maestría que cuenta con profesores internacionales.
En julio próximo iniciará por dos meses una tutoría y un propedéutico, que le permitirá nivelarse. Estamos muy contentos de habernos sumado a los reconocimientos y es responsabilidad de todas las organizaciones ver cómo se ayuda y apoya a las personas que hacen las cosas bien, en un momento en el que como país, estamos en una crisis terrible de salud, una crisis de corrupción y económica.
Hay mucha crítica de la gestión de varias organizaciones, más allá de fiscalizar los errores que es completamente válido y necesario, hay que saber reconocer los logros y los éxitos, porque son una manera de motivar a la gente, las cosas buenas y las acciones positivas también tienen espacio en los medios y en el corazón de los ecuatorianos.
El reto es adaptarse a los cambios https://bit.ly/31sghoJ
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