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¿Cómo impacta la infraestructura a las comunidades?

María Amelia Viteri
Universidad San Francisco de Quito
miércoles, marzo 11, 2020
Esta infraestructura se convierte en símbolo de progreso y desarrollo, que no necesariamente aporta al bienestar ni a la movilidad social de las comunidades. A ello se suma el incumplimiento de los arreglos iniciales a los que se llegaron. Hay millones de ingresos, que no se traducen en mejora de las ciudades o de las comunidades, sobre todo de las más vulnerables, como son las indígenas
Tiempo de lectura: 5 minutos

El equipo de trabajo internacional de investigadores “El Rol Central del Género y la Sexualidad en las Relaciones de China con el Sur Global)” visita la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), con el objetivo de analizar los impactos en términos de género, sexualidad, e intimidad producidos por la construcción de proyectos de infraestructura a gran escala por parte de compañías chinas en el Ecuador.

Esta investigación se enfoca en dichos proyectos de infraestructura y las múltiples formas en que estos transforman, no solo los paisajes geográficos y quienes los habitan, sino también aquellos que permiten o deshabilitan diferentes tipos de divisiones de trabajo, roles e imaginarios sociales, en varios países del Sur Global, en donde las empresas chinas están involucradas. Este proyecto cuenta con el financiamiento de la Fundación Ford.

En el caso de Ecuador, la investigación se ha concentrado en el proyecto hidroeléctrico Coca-Codo ubicado en las provincias de Napo y Sucumbíos. y el Proyecto Mirador, la mina de cobre a cielo abierto más grande de Ecuador, ubicada en la provincia de Zamora Chinchipe. Las actividades de investigación en estas áreas de los proyectos tienen como objetivo recopilar, analizar y comparar las diferentes perspectivas, discursos y fuentes secundarias relacionadas.

La central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair aprovecha el caudal del río Coca y entre las montañas que la rodean, se encuentra el Reventador. Fue construida por la empresa china Sinohydro, una de las últimas construcciones promovidas por el anterior gobierno. Se proyectó que debería producir más de 1.500 megavatios de energía “limpia y renovable” y cubrir el 30% de la demanda eléctrica del país con un tiempo de vida útil de 50 años. De acuerdo con la información oficial, el proyecto energético costó $2.245 millones y la mayor parte del financiamiento se obtuvo a través de un crédito concedido por China. Esta obra de enorme magnitud es ampliamente cuestionada e inspeccionada por fallas e irregularidades, al igual que por incumplimientos sociales, sobretodo con las comunidades.

La Contraloría del Ecuador aprobó un informe el año pasado, que establece dentro de sus primeros hallazgos que el perjuicio económico por las fisuras existentes puede superar las decenas de millones de dólares.

Esta obra de enorme magnitud es ampliamente cuestionada e inspeccionada por fallas e irregularidades, al igual que por incumplimientos sociales, sobretodo con las comunidades.

Por su parte, el proyecto cuprífero Mirador (Zamora Chinchipe), operado por la empresa china Ecuacorriente es la primera mina metálica a gran escala en el país. Ahí se procesan unas 60 mil toneladas diarias, de donde se obtiene concentrado de cobre para la exportación. Respecto a las regalías mineras, la empresa operadora deberá pagar al Estado ecuatoriano alrededor de $30 millones anuales. De acuerdo a la Ley de Minería, el 70% de estas regalías deberán invertirse en la zona de influencia del proyecto, es decir, en Zamora Chinchipe, lo que no ha sucedido.

Existen varias relaciones importantes entre territorio, infraestructura y vivienda pensando por ejemplo en la cosmovisión de las comunidades indígenas y la reinvindicación que las mujeres indígenas han hecho de sus territorios como parte de sus propias geografías corporales. La pacha mama actúa como una geografía en la que se introducen una serie de eventos tanto en términos de reproducción de películas u otros, y eventos como los de extractivismo, lo que se conoce como ambiente o naturaleza.

De acuerdo a la Ley de Minería, el 70% de estas regalías deberán invertirse en la zona de influencia del proyecto, es decir, en Zamora Chinchipe, lo que no ha sucedido.

Al hablar de territorio, hablamos de geografías específicas que no están separadas del cuerpo, de la geografía de las personas y cuando irrumpen con una estructura a gran escala como represas, hidroeléctricas, mineras y más, lo que hacen es irrumpir violentamente.

Estas infraestructuras reorganizan por ejemplo la división de género y el cotidiano. Usualmente se abordan casi exclusivamente los impactos económicos, sin considerar impactos sociales y políticos desde una perspectiva crítica de las sexualidades y el género. La reorganización de la intimidad va a ir ligada a una reorganización de formas de precarización del trabajo y en las que, generalmente, son las mujeres y los grupos más vulnerables quienes más pierden, porque ni a las empresas ni al Estado les interesa el bienestar de las comunidades ni preservar su entorno. Lo dicho recordando que estas grandes infraestructuras muchas veces terminan convertidas en ruinas, porque no son proyectos sostenibles: la media de duración de un proyecto minero es de aproximadamente 20 años. El dinero que se negocia con las compañías, es en general destinado a la construcción de avenidas, parques de concreto, y afines, ajenos al contexto. Estos parques de cemento se convierten en prioridades por sobre necesidades vitales como el agua potable.

Esta infraestructura se convierte en símbolo de progreso y desarrollo, que no necesariamente aporta al bienestar ni a la movilidad social de las comunidades. A ello se suma el incumplimiento de los arreglos iniciales a los que se llegaron. Hay millones de ingresos, que no se traducen en mejora de las ciudades o de las comunidades, sobre todo de las más vulnerables, como son las indígenas.

Una mirada crítica desde el género y los Estudios Queer a la infraestructura y el territorio, también nos permite mirar cómo se reorganizan las resistencias, de la mano de los imaginarios sociales e identidades ante el impacto de una obra de infraestructura.

Los resultados de la investigación serán plasmados en escritos académicos en varios idiomas, principalmente inglés y español. Con los datos obtenidos se comenzó a trabajar en informes, que puedan beneficiar rápidamente a las comunidades y cuenten con un documento acreditado para lograr mejores negociaciones con el Estado y de esa manera se cumplan sus derechos.

El equipo de investigación está conformado por el Dr. Xiaopei He, Director del Pink Space China, el Dr. Paul Amar, Profesor del departamento de Estudios Globales de la Universidad de California Santa Bárbara y la Dra. Lisa Rofel, Profesora emérita y co-directora del Center for Emerging Worlds en la Universidad de California Santa Cruz, quienes serán recibidos por la contraparte del equipo, la Dra. Ma Amelia Viteri, Profesora del departamento de Antropología de la USFQ. El equipo de investigación en Ecuador también lo integra Consuelo Fernández, Profesora asociada del  departamento de Antropología de la USFQ .

Esta investigación tiene dos fines: uno investigativo académico que va de la mano del que informa la política pública y aporta a las comunidades.

En el marco de esta visita, este miércoles 11 de marzo se realizará el Foro Territorio, Infraestructura y Género: la presencia de la China en el Ecuador. La cita es en el salón Azul de la USFQ, a las 17:00. Este será el espacio para que investigadores, estudiantes y activistas que estén trabajando en temas como género, sexualidad, extractivismo y las relaciones comerciales en el Sur Global, dialoguen y compartan experiencias.

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