Las medidas económicas anunciadas por el Gobierno de Lenín Moreno, la noche del martes 1 de octubre en cadena nacional, son al momento acertadas y adecuadas para enfrentar las actuales circunstancias por las que atraviesa el país. Son, económica y políticamente, las más racionales.
¿Por qué en lo político? Porque estamos ad portas de un año electoral y los problemas que apuntan a enfrentar son los mismos con los que han trajinado varios Gobiernos sin adoptar ninguna decisión por cálculos políticos. En lo últimos 40 años, luego del retorno a la democracia, el tema de los subsidios fue intocable para los presidentes de turno, de todas las tendencias políticas, no obstante que era una medida necesaria.
Pese a ser una medida necesaria, ningún presidente se decidió a tocar el tema. Nunca, por más que sus ministros de Finanzas o los especialistas del Banco Central recomendaban hacerlo, nadie se arriesgó con ese costo político.
El Gobierno de Lenín Moreno fue el que de alguna manera comenzó a enfrentar el problema primero con la liberación del precio de la gasolina Súper para que sea regularizado por los mercados internacionales. Ese subsidio le costaba al Estado $144 millones anuales.
La liberación de los precios del Diésel y la gasolina Extra lo único que hace es ratificar su voluntad política para enderezar la economía.
Los subsidios al Diésel y las gasolinas Súper y Extra se convirtieron en las tres principales fuentes de egresos del Fisco, una camisa de fuerza para todos los gobiernos a la hora de programar sus presupuestos. La liberación de los precios era una medida necesaria, sobre todo ahora porque no hay tanta variación en los precios internacionales de los combustibles como había antes debido a la inestabilidad en los precios del petróleo. Ecuador, siendo un país petrolero, siempre debió importar los combustibles para venderlos en el mercado local con subsidios, porque además nunca tuvo una refinería idónea.
Esos $1.300 millones anuales que ahorrará el Estado por la liberación de los precios de los derivados podrían ser utilizados para construir una nueva Refinería en el menor plazo posible.
El Gobierno de Moreno no solo hizo lo correcto al liberar los precios de los derivados, también acertó al evitar subir el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Una subida de ese tributo habría sido contraproducente para la economía, porque afectaba a toda la sociedad, habría golpeado en el consumo en general.
Las medidas también apuntan a blindar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FM), esa planificación ordenada para sacar adelante la economía del Ecuador en lo posible en los siguientes tres años, sobre todo rebajar el déficit fiscal, el Riesgo País y la deuda, temas clave en un sistema dolarizado.
Para mantener la dolarización, Ecuador necesita tener una buena reserva monetaria, desmantelada por el expresidente Rafael Correa en la década pasada al eliminar los Fondos de Estabilización como el Feirep, que servían para proteger el sistema monetario de inestabilidades internas y externas.
El costo del dinero se encareció para Ecuador por todo ese proceso de endeudamiento agresivo, por no haber contado con ahorros que habrían sido muy importantes en los últimos años.
El sector empresarial no debe quejarse por las medidas, ni los trabajadores, porque se incorporan 300 mil familias a los programas de transferencias sociales que ofrece el Gobierno con bonos. Además de la entrega de $1.000 millones para créditos hipotecarios con un tasa del 4,99%. Son temas que paliarán la liberación de los precios de los combustibles. Son alternativas técnicas que seguramente fueron conversadas entre la misión del FMI y las autoridades económicas.
Las medidas, sin duda, harán que el acuerdo técnico sea ratificado por el Directorio del FMI que podría dar buenas noticias a los mercados y mantener los desembolsos comprometidos por los multilaterales por $10.400 millones, necesarios para salir de este atasco económico.
El papel de los dirigentes políticos para apoyar este proceso será clave, porque el próximo Presidente tendrá primero un país con mejores perspectivas, sin esa camisa de fuerza de los subsidios.
La economía ecuatoriana comenzó a deteriorarse en la última década por la falta de inversión extranjera y local y por la falta de seguridad jurídica. Y una señal clara que el Gobierno envía a los potenciales inversionistas es la disminución del 5% al 2,5% del Impuesto a la Salida de Divisas para materias primas e insumos y bienes de capital, además del retiro del pago anticipado del Impuesto a la Renta.
El Gobierno hizo su parte, ahora les corresponde a los empresarios responder, sobre todo de sectores como el camaronero -beneficiados con los altos precios del mercado-, con nuevas inversiones, con el pago de esa contribución de las empresas que venden más de $10 millones al año, y con la declaración justa de todos sus impuestos.
Las élites ahora están llamadas a responder y también quienes aspiran a gobernar el país. No necesariamente necesitan apoyar de forma abierta las medidas, pero si ser responsables en el manejo de sus campañas electorales y decir qué adicionalmente proponen para sacar adelante al país tras una década perdida.
El sostenimiento de la dolarización es clave para la economía del país, pero si queremos vivir en dolarización había medidas necesarias y urgentes que tomar en su momento. El modelo se sostiene con mayores exportaciones, nueva inversión extranjera directa, más divisas…
El Gobierno necesita alimentar la Reserva Monetaria Internacional con un nuevo marco institucional, con un nuevo Banco Central. Lo principal de esa institución en este momento es cuidar la dolarización. Nosotros todavía no vemos a sus autoridades hablar sobre ese tema.
La dolarización recibió algunas heridas en los diez años del correato, porque no se la cuidó y hasta se abusó del modelo pese a ser uno de los principales beneficiados. Fue su mayor y mejor socio, porque no debió preocuparse ni por la devaluación, ni la inflación.
La dolarización necesita ser protegida no solo por cuestiones de orden interno en la parte económica y política sino por la situación internacional. No sabemos cómo va a estar el mundo en el futuro con el fortalecimiento de monedas como el yuan. Es un seguro de las reservas internacionales.
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