¿Cuál es el problema? ¿Cuál es el problema con su indignación ante funcionarios que se le ponían como alfombras y de la noche a la mañana se le viraron? ¿Cuál es el problema? ¿Cuál es el problema en indignarse ante la traición no al país ni al movimiento político que dirigió cual titiritero, sino ante él? ¿Cuál es el problema si todo lo que dice en los chats lo ha dicho en público, no solo en público sino en semanales sabatinas? ¿Cuál es el problema en aceptar que deseaba seguir manejando el país como su alfombra aún fuera del poder? ¿Cuál es el problema?
Esa, palabras más palabras menos, fue la reflexión del expresidente Rafael Correa ante la serie de chats extraídos por la Fiscalía del teléfono de su exsecretario Jurídico, Alexis Mera, y que han sido publicados por varios medios en los últimos días. Lo dijo en una entrevista radial la mañana del jueves, en su campaña por intentar volver al país solo para arreglar deudas, liberar a Jorge Glas, exculpar a Walter Solís, dar indultos a otros tantos encarcelados por corrupción o prófugos todavía, y luego irse otra vez a Bélgica, porque ese es su nivel de megalomanía.
“Sí y cuál es el problema, dónde está el delito. Todo lo que he dicho en los chats lo he dicho públicamente y no tengo nada que esconder (…) -dijo-. Díganme dónde está lo malo de los chats”. Lo malo no está en esas conversaciones que con un poco de contexto sitúan el nivel de desesperación del expresidente Rafael Correa porque su castillo de naipes con el que pretendía ocultar casos de defraudación de dineros públicos en su mandato se le venía abajo.
El expresidente no ve nada de malo en reconocer que tácitamente su intención siempre fue la de sacar de la Presidencia a Lenín Moreno y dejar a Jorge Glas para garantizar la impunidad de su círculo íntimo que no dudó en llamarlo cojudo, si los chats que reconoce como veraces en realidad lo son.
¿Cuál es el problema en reconocer su pérdida del control de la Senaín, a la que culpa de participar en la entrega de pruebas contra Jorge Glas? ¿Cuál es el problema en reconocer que aceptaba que Mera llamara bolsón a Jorge Glas, al que llama preso político e intenta ponerlo en calidad de víctima.
“Leíste la grabación del tema poliducto? -le escribe Mera a Correa el 12 de junio de 2017-. Tu (sic)…. por los incrementos de precios y el bolsón de Jorge aceptando el incremento $546 millones. Qué difícil defenderlo”. ¿Cuál es el problema con esas minucias de quiénes administración el país a su antojo durante diez años? ¿Cuál es el problema con esas confesiones tan intrascendentes ante su legado?
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