El Ministerio de Finanzas aseguró en días pasados que está casi lista una reforma tributaria que enviaría a la Asamblea hasta agosto y la novedad sería la imposición de impuestos a plataformas de streaming tipo Netflix, HBO o Spotify. Son servicios que se pagan generalmente con tarjetas de crédito. Ese ya fue un tema de debate hace algún tiempo.
Pero el gobierno debería recordar que cuando una persona utiliza su tarjeta de crédito para compras en el exterior, donde generalmente se alojan estas plataformas, ya está pagando un impuesto que es alrededor del 5%. Por ejemplo, si alguien compra una computadora en una tienda como Amazon ya está tributando un 5%. Solo las compras inferiores a 100 dólares no pagan ningún tipo de impuesto.
Entonces, el hecho de que ahora se pretenda cobrar un impuesto por el uso de las plataformas de Netflix, HBO, por la descarga de una App, por el uso del servicio de música, es algo que no tiene razón de ser, porque esas empresas no están facturando en el país; no tienen presencia física en Ecuador. Además, no se podría gravar como un Impuesto a los Consumos Especiales (ICE), porque en el caso de la televisión pagada, el cliente paga un ICE, pero porque hay una empresa que se encarga de traer la señal y de distribuirla.
La reforma tributaria que crearía esos nuevos impuestos, según los primeros anuncios del Ministerio de Finanzas, no tiene ningún asidero en ninguna de las leyes que existen en el país incluida la Ley de Comercio Electrónico. Y tampoco tendría un gran impacto en las finanzas públicas, porque la penetración de Netflix en Ecuador no es tan grande.
Solo para citar el caso de Netflix, que acaba de hacer un reajuste de un dólar aproximadamente en sus tarifas en América Latina, la plataforma ofrece una cuenta premium por cerca de $14 al mes, pero permite ver su programación hasta cuatro usuarios al mismo tiempo. Rentas Internas tendría cuatro personas sujetas a tributación y Netfix debería emitir una factura para cada una de esas personas. Es algo que no tiene ni pies ni cabeza.
Este tipo de impuestos creativos que propone el Gobierno, ¿qué pretenden en el fondo? ¿Cambiar los hábitos de consumo de la población?
Hay impuestos modificatorios al comportamiento. Si el gobierno mañana decide, por ejemplo, que la población debe comer más sanamente, pues le pone un impuesto a la comida rápida; con eso modifica un tipo de consumo y de conducta. Esos impuestos sí existen en la literatura científica y son aplicados en algunas partes del mundo. Pero no es el caso de la reforma que se estaría cocinando. Es un impuesto al entretenimiento, porque así deberíamos llamarlo, y se supone que el entretenimiento es sano, es para que la gente se divierta.
Si el gobierno pretende con esto que la población se vuelque otra vez sobre la programación local, también tendría que haber una valoración sobre qué tipo de programación existe a nivel nacional o cuál es el tipo de música que ofrecen las emisoras, el tipo de programas radiales, para tener una contrastación.
Son impuestos que no tienen ningún sentido ni justificación en cuanto a la proporción de lo que se podría recaudar. ¿Cómo se podría cuantificar su real impacto? Primero, el gobierno tendría que levantar una base de datos o solicitar a la empresa en el extranjero certificar si Guillermo Granja es usuario de la cuenta de Netflix. Pero la plataforma no va entregar esa información. Lo otro sería pedir esa información a la tarjeta de crédito, pero la emisora por ley no puede decirle a nadie en que estoy utilizando mi tarjeta. Eso supondría, además, violar la intimidad de las personas.
Si el gobierno llega a imponer ese impuesto, su peso sobre la carga tributaria será mínima. Para efectos recaudatorios talvez no llegue ni al uno por ciento. En realidad no sé cuánto se proyecta recaudar con esos nuevos impuestos porque no se conoce el proyecto de ley para analizar el cómo van a implementar esos tributos.
Pero la realidad es que no hay como cobrar algo que no es parte de algo producido en el país. No hay un Netflix Ecuador, hay un Netflix internacional. No es un holding. Y finalmente el único perjudicado sería el consumidor. Si una persona quiere ver Netfix, si pasan esos impuestos, tendrá que pagar un nuevo tributo al Estado.
Es verdad que existe una economía digital, una variable de la economía clásica. Esta economía ha tenido un gran desarrollo en los últimos años por el uso de las TICs y es algo que sigue creciendo. El impacto del Internet en Ecuador ha sido bastante grande, pero la cobertura no es la deseada, sobre todo si tenemos como referencia que ocho de cada diez ecuatorianos tienen un celular, pero de esos solo seis son smartphones.
Es una economía en pleno desarrollo, pero eso no puede justificar la creación de impuestos que apunten a gravar el entretenimiento.
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