Europa Press
Hacia 2050 la población mundial habrá alcanzado los 9.700 millones de personas, 2.000 millones más que en la actualidad, siendo India el país donde se prevé un mayor crecimiento demográfico, pese a lo cual cerca de una treintena de países perderán habitantes, según un informe de la ONU.
En ‘Perspectivas de la Población Mundial 2019’, que se ha publicado este lunes, la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA) de la ONU ha realizado un análisis de la evolución de los patrones demográficos de 235 países conforme a los datos registrados desde 1950.
De acuerdo con el pronóstico de la DESA, en los próximos 30 años el mundo sumará 2.000 millones de habitantes a los 7.700 habitantes que cuenta en estos momentos, mientras que al cierre de siglo se espera que alcancen ya los 11.000 millones de personas.
India experimentará una explosión demográfica de aquí a 2050. Se espera que en 2027 ya supere a China como el país más poblado del mundo. India, China, así como Indonesia, Pakistán, Egipto, Nigeria, Tanzania, Etiopía, República Democrática del Congo y Estados Unidos serán los países que mayor crecimiento registren. Además, la región subsahariana prácticamente duplicará su número de habitantes.
La esperanza de vida pasará de los 64,2 años en 1990 a los 77,1 en 2050, aunque en los países pobres seguirá siendo menor que en los ricos. Hoy, los niños nacidos en los primeros países vivirán siete años menos que los nacidos en los segundos debido a la mortalidad infantil y materna, a la violencia y al VIH.
“El mayor crecimiento demográfico se dará en los países más pobres, donde supone desafíos adicionales” como combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad social, ha comentado Liu Zhenmin, subsecretario general de Naciones Unidas para la DESA.
Por ello, el informe proporciona una “hoja de ruta” con las acciones a emprender para abordar dichos desafíos. Por ejemplo, ha instado a los gobiernos a aprovechar el “dividendo demográfico” para invertir en educación y sanidad, ya que el aumento de la población activa –entre 25 y 64 años– ofrece una oportunidad de crecimiento económico.
Al mismo tiempo se registrará, paradójicamente, un descenso global en la tasa de fertilidad. La media de 3,2 nacimientos por mujer anotada en 1990 se sitúa ahora en un 2,5 y hacia 2050 caerá hasta un 2,2. Para evitar un descenso drástico de la población, sin contar con la inmigración, debería alcanzar al menos el 2,1.
Como consecuencia, desde 2010 un total de 27 países y regiones han perdido al menos un uno por ciento de su población. En las tres décadas siguientes se espera que se amplíe a 55 países que verán caer el número de habitantes en más de un uno por ciento. La mitad de ellos sufrirá pérdidas demográficas del diez por ciento.
En algunos casos, la pérdida de habitantes se ve reforzada por los flujos migratorios, que han cambiado la tendencias demográficas en ciertas regiones. Así, Filipinas, Bangladesh o Nepal han sufrido las mayores pérdidas por la demanda de trabajadores en otros países, mientras que Birmania, Venezuela o Siria han visto reducida su población por la violencia, la inseguridad o los conflictos armados. En el extremo contrario, Bielorrusia, Estonia o Alemania podrían cubrir la vacante demográfica gracias a la inmigración.
Otras de las consecuencias de la baja tasa de fertilidad es que en 2050 una de cada seis personas tendrá más de 65 años. Ahora, la media mundial es de una por cada once. Para entonces, un cuarto de la población en Europa y América del Norte tendrá 65 años o más, lo cual multiplicará los gastos en sanidad y pensiones.
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