En el caso de Venezuela se pueden identificar en este momento varios escenarios, el uno es más geopolítico a escala mundial por la intervención de Rusia e Irán en una especie de confrontación con Estados Unidos. Es una situación inédita en la región, porque una situación así entre esas potencias solo se ha visto en zonas lejanas al continente, donde además intervienen otros países del Oriente Medio. Es como si esas escenas fueran calcadas acá, pero en un contexto totalmente diferente, sin que hasta ahora haya habido un pronunciamiento en conjunto de los países de América del Sur, sobre todo del Grupo de Lima, o ProSur, un organismo impulsado por Chile y Colombia.
El otro escenario es más regional con una votación inédita sobre Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA). Y digo inédita porque desde el funcionamiento de ese organismo, con los nueve sabios designados para impulsar la integración de la región, los países sobre todo de Centroamérica y el Caribe siempre tuvieron un comportamiento similar. Los de Centroamérica actuando como una especie de satélites de México y los de Caribe y las Guyanas como un grupo dependiente de los países europeos, porque fueron sus protectorados.
Pues ese esquema de la OEA en cierta forma se ha mantenido hasta la fecha, solo que ahora fue Venezuela el que cooptó a esos dos grupos de países, incluido Cuba regalándoles petróleo, para tener sus votos asegurados.
En la última reunión sobre Venezuela, la OEA reconoció a Gustavo Tarre, delegado por el presidente legítimo Juan Guaidó, como representante de ese país ante ese organismo. Aunque lo reconoció como representante de la Asamblea Nacional de Venezuela.
La resolución fue aprobada con el voto de 18 de los 34 miembros activos de la OEA, con nueve votos en contra, seis abstenciones y un ausente. Los famosos votos de Centroamérica y el Caribe no ayudaron a bloquear del todo la resolución que fue calificada por Maduro como un golpe de Estado en la OEA.
La situación sin duda es compleja, pero el voto de los 18 en el seno de la OEA al menos da pistas de que la presión internacional está logrando frutos. Es un triunfo alcanzado pese al papel que intenta jugar México, que incluso hizo constar en el acta su oposición. Y pese a la oposición también de países como Bolivia, Nicaragua, Cuba y las islas del Caribe que todavía mantienen una gran relación y dependencia económica de Maduro.
México intentó cuestionar en ese momento el papel de la OEA, pero es poco lo que pudo hacer porque tiene sus propios problemas. Manuel López Obrador todavía no se ha pronunciado sobre el muro que Estados Unidos piensa levantar en la frontera.
¿Pero cuál es la solución a la crisis en Venezuela? En este momento el escenario es bastante complejo y lo ha dejado claro el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, al insistir en la Asamblea de la ONU que todas las opciones para restaurar la democracia en Venezuela estaban abiertas, incluso la militar, luego de pedir al representante de Maduro que abandonara la sala para dejar el puesto al representante de Guaidó.
Estados Unidos no se iba a quedar cruzado de brazos luego de que, por desesperación, los dictadores venezolanos, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello abrieran las puertas a Rusia e Irán, además de la ya creciente presencia de Cuba. Y la desesperación es por no saber qué va a pasar con ellos. Más del 80% de la población venezolana está en su contra.
Venezuela se ha ido convirtiendo en un problema geopolítico mundial en el que las voces que claman por el diálogo y por la no intervención militar se van quedando más solas. La presencia de Rusia e Irán en Venezuela definitivamente no es con fines pacíficos o humanitarios y menos todavía democráticos. Ahí entran otros factores, hasta los económicos. Es un caldo de cultivo de impredecibles consecuencias el creado por Maduro y que debería haber sido resuelto al interior de la región.
¿Dónde está Venezuela? En América del Sur. ¿Dónde está el Grupo de Lima? En América del Sur. ¿Dónde está el proyecto de ProSur? En América del Sur. Esos deberían ser los países llamados a resolver la crisis venezolana, porque son los principales afectados por la crisis humanitaria creada por el chavismo. Es decir, es hora de que esos grupos tomen una posición firme ante la presencia de Rusia e Irán. A cuenta de qué llegaron a territorio venezolano.
Pero es un tema que tal vez ya rebasó lo regional. Y es lamentable, porque el continente todavía tiene mucho que descubrir por su increíble fortaleza, al estar rodeada por dos grandes océanos, protegido por la naturaleza.
Esa idea como que comienza desgastarse y romperse, en parte porque tenemos un país como Venezuela sin ninguna democracia, donde se han violentados todas las libertades, donde no solamente no hay agua, ni electricidad ni medicinas, ni alimentos sino que ni siquiera se respetan los más elementales derechos humanos.
Los países que están en contra o se abstienen en las votaciones en organismos como la OEA, en el tema Venezuela, parece que están en contra o se abstienen de hallar soluciones a la catástrofe venezolana, un problema de 3,5 millones de venezolanos que han cruzado las fronteras sobre todo hacia Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil.
Y más a Colombia que comparte la frontera más importante que tiene Venezuela. Con Brasil está Roraima, pero muy alejado de su centro económico y político.
El drama de esa población migrante es tan grave que en la última reunión de la Acnur en Quito, el alto representante de las Naciones Unidas habló de una catástrofe humanitaria y estimó que para fines de este año habrá cinco millones de venezolanos cruzando sus fronteras.
El acta de la reunión de Quito sobre el tema de los refugiados fue firmada por nueve países, pero nuevamente México, Bolivia y las islas Vírgenes no la firmaron, sin considerar que los países más afectados quieren una solución urgente en Venezuela, sobre todo Colombia. Y Ecuador, porque estamos en el segundo lugar de la cadena.
El otro escenario se juega al interior mismo de Venezuela y en ese mucho tendrán que ver las Fuerzas Armadas, que en todos los países están llamadas a respaldar a la nación para hacer respetar la soberanía del pueblo y la democracia, pero en Venezuela están respaldando a un gobierno que no alcanza ni el 20% de aprobación.
Las Fuerzas Armadas deberían estar llamadas hasta hacerse respetar frente a esos colectivos armados creados para defender al gobierno de Maduro. Es imposible que se mantengan en ese discurso contra el imperio, ¿cuál imperio? Si el único que ha tomado posición en Venezuela es el ruso.
Pero ojalá que todo esto no desemboque en una situación que pueda provocar enfrentamientos al interior del país solo por defender a un gobierno como el de Maduro que ya no tiene respaldo popular.
México todavía habla de una salida negociada, pero es un escenario casi idílico, luego de que Maduro abriera las puertas a las fuerzas militares rusa e iraníes. Eso es lo que quieren los dictadores, prolongar la mentira de las negociaciones porque no saben a dónde irse. Una vez que salgan del poder lo más probable es que ni siquiera Irán o Rusia quieran tenerlos como huéspedes.
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