La tendencia al voto nulo responde a un tema simple: la escasa o inexistente confianza que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) inspira a los ciudadanos. El voto nulo es una expresión de rechazo: la gente no cree en una institución que no le ha dado resultados al país desde su creación. Esta institución ha seleccionado autoridades de control y jueces y esas designaciones han sido criticadas por la forma en la que se han dado, siendo para mí la mas criticable, la de cese y selección de la Corte Constitucional.
Por ello, el voto nulo es el fiel reflejo de lo que la gente cree de este organismo. No hay peor rechazo para un candidato o para una institución que la gente se niegue a votar por ellos.
La falta de acuerdo en el conteo de votos y la demora en la emisión del reglamento para el proceso eleccionario de este 24 de marzo solo demuestra la improvisación del Consejo Nacional Electoral; hemos sido testigos de varias acciones y declaraciones en las que no hay concordancia entre sus miembros. Eso genera inestabilidad en el proceso electoral y causa incertidumbre al votante.
No hay un sustento técnico para afirmar que se deba multiplicar por tres los resultados de las papeletas en el conteo de los votos del CPCCS, como tampoco es dable darle el mismo tratamiento a los nulos que a los blancos.
Si, por ejemplo, el ciudadano solo vota por dos candidatos –en lugar de elegir a siete consejeros- solo se debe contabilizar esos dos votos, pero si se decide anular las tres papeletas, ese voto equivale a un solo voto, no a siete. Así mismo, si el votante anula una de las papeletas, las restantes debería seguir la misma suerte.
No debemos olvidar que el CPCCS está preconfigurado: la institución la integrarán tres hombres, tres mujeres y un representante de minorías o del exterior. Llegarán los que más votos tengan mientras se cumpla con ese criterio de selección.
La demora, las contradicciones y el vacío de la información en una elección tan compleja solo contribuye a sembrar dudas en el ciudadano. Tanto que se criticó a los consejos electorales anteriores para que este nuevo cuerpo colegiado, actúe de la misma forma, levantando suspicacias.
La situación es compleja porque los miembros de las Juntas Receptoras del Voto que –se supone- han estado en capacitación tampoco lo tienen claro. No sabemos cómo estará el formulario final del escrutinio y cuánto incidirá en el procesamiento y divulgación de resultados.
Además, a los largo de este proceso, las encuestas han coincidido en una variable: el alto porcentaje de indecisos. Esa indecisión también podría leerse como rechazo de parte de la ciudadanía. El escenario es complejo para avizorar un resultado, no obstante, el voto nulo podría tener un margen superior al 25 por ciento, un dato nada pequeño y que se debe considerar si le damos a la voluntad popular el sitial de importancia que le corresponde.
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