La Organización Mundial de la Salud advierte que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. El tabaco, la obesidad y la falta de ejercicio son factores de riesgo. Pero según la Asociación Estadounidense del Corazón y la revista de vida saludable Prevention hay otras causas que suelen pasar desapercibidas que también podrían afectar la salud cardiovascular.
Los dientes y la salud cardiovascular están más relacionados de lo que parece. Varios estudios han demostrado que las personas que tienen mala salud oral (como una enfermedad de las encías o pérdida de dientes) tienen tasas más altas de problemas cardiovasculares que las personas con buena salud dental.
Esto se debe a que las encías sangrantes e inflamadas permiten que las bacterias de la boca entren en el torrente sanguíneo, donde puede causar inflamación y crear las condiciones ideales para las enfermedades cardíacas.
Así que es necesario usar hilo dental con regularidad y no cancelar la cita al dentista.
No es broma: odiar al jefe puede dañar la salud cardiovascular. Un estudio llevado a cabo durante 10 años en Suecia publicado en el British Medical Journal descubrió que tener un mal jefe aumenta tus posibilidades de tener un ataque cardíaco en un 40%.
“Los ataques cardíacos se pueden desencadenar por un estrés significativo en el trabajo” explica el cardiólogo Vijay Kumar del Health Heart Institute en Orlando. Y cuando se combina con otros factores de riesgo como la falta de sueño o una mala dieta el riesgo de enfermedad coronaria aumenta aún más.
Un evento traumático repentino, como una muerte en la familia, puede literalmente dañar el corazón. Según un estudio de 2017 publicado por la Sociedad Norteamericana de Menopausia, el revestimiento interno de los vasos sanguíneos de las mujeres que han experimentado tres o más eventos traumáticos en su vida funcionan peor que el de las mujeres que no han sufrido el mismo número de eventos traumáticos.
Según la cardióloga Jackie Eubany esto se debe a que un alto nivel de estrés puede provocar un aumento significante de adrenalina, lo que hace que la frecuencia cardíaca y la presión arterial aumenten y se mantengan muy elevadas. Por tanto, la experta recomienda ir al médico inmediatamente en caso de sufrir un evento traumático.
Según un estudio publicado en el British Medical Journal las personas con pocas conexiones sociales o que se sienten solas tienen un 29 % más de probabilidades de sufrir una enfermedad cardíaca y un 32% más de probabilidades de sufrir un infarto.
Una razón es que la soledad puede resultar estresante, en parte porque las personas solitarias no tienen a nadie que les ayude a regular sus emociones,
Por otro lado, un estudio de ocho años de 2014 realizado en la Universidad de Oxford en el que participaron más de 700 mil mujeres descubrió que las personas que viven con pareja tenían 28% menos probabilidades de morir de cardiopatía isquémica que las que vivían solas.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón un 33% de personas que han sufrido ataques cardíacos podría tener depresión. Los expertos especulan que esta mayor tasa de problemas cardíacos en personas que sufren depresión puede deberse a que las personas con problemas de salud mental se sienten demasiado abrumadas para tomar decisiones saludables sobre su vida.
Según Nieca Goldberg, directora médica del Centro Joan H. Tisch para la Salud de la Mujer en Nueva York, comer de forma saludable o limitar el consumo del alcohol puede ser un esfuerzo excesivo para las personas que sufren depresión.
“Cuando estás en una mala situación las personas recurren a cosas que les brindan consuelo y no están pensando en si son saludables o no”, explica la doctora.
Las mujeres son más propensas a sufrir ataques al corazón unos 10 años después de la menopausia. La Asociación Estadounidense del Corazón explica que esto podría deberse a una disminución en la hormona natural estrógeno en las mujeres posmenopáusicas. Se cree que el estrógeno tiene un efecto positivo en la capa interna de la pared arterial, ayudando a mantener los vasos sanguíneos flexibles.
La cardióloga Jackie Eubany afirma que también podría deberse simplemente a que con la edad los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos, lo que conlleva una presión arterial más alta.
En todo caso la Asociación Estadounidense del Corazón indica que, como siempre, una buena dieta y hacer ejercicio pueden contrarrestar estos efectos.
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