Venezuela sigue siendo una incógnita. Los chavistas decidieron bloquear todas sus fronteras. El mundo contempló asombrado como la policía de Maduro quemaba dos camiones enteros cargados de medicinas que algunos de los voluntarios que escoltaban la ayuda humanitaria intentaban salvar, mientras otros solo se lamentaban con lágrimas en sus rostros. No era para menos, la realidad es que Venezuela sufre un desabastecimiento del 85% de medicinas en farmacias y hospitales, de cada 10 que se buscan solo se encuentran 1,5.
En Ureña, en la frontera de Venzuela con Colombia, un perdigón perforó el pecho de un joven manifestante cuando militares disolvieron una manifestación que exigía dejar pasar ayuda humanitaria. Eran perforaciones de proyectiles de goma en el costado izquierdo del pecho, un brazo y una pierna.
La marcha pretendía dirigirse al puente Francisco de Paula Santander, que comunica Ureña con la ciudad colombiana de Cúcuta, bloqueado por agentes de la militar Guardia Nacional Bolivariana. Los habitantes de Ureña que reclamaban pasar porque trabajaban en Cúcuta fueron dispersados con bombas lacrimógenas y perdigones de plástico.
En la frontera con Brasil, los indios pemones se enfrentaron a los miembros del Ejército que el viernes mataron a una de sus mujeres en un control de carretera. Al menos tres muertos por disparos de bala y otros 60 heridos, registró el primer reporte del Foro Penal venezolano.
“No le deben ningún tipo de obediencia, a quien con sadismo, celebra que no entre la ayuda humanitaria a un país que tanto lo necesita”, dijo Juan Guaidó en un mensaje a los miembros de las Fuerzas Armadas venezolanas aliadas con el chavismo. Un mensaje a Maduro, que bailaba en una tarima mientras sus colectivos reprimían con las armas entregadas por su gobierno que se aferra al poder como un narco se aferra a la no extradición.
Venezuela es una incógnita todavía ahora, pero el mundo ya presenció el sadismo del que es capaz el chavismo solo por aferrarse al poder que les permite mantener una vida de jeques en medio de millones de personas que claman por medicinas, alimentos, por la básico que a dignidad humana reclama.
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