El 62% de los ecuatorianos no tiene un empleo adecuado. Eso dicen las estadísticas oficiales. Vamos a disgregar la cifra: de 8’100.000 (ocho millones cien mil) ecuatorianos que se encuentran en edad económicamente activa, tan solo 3’100.000 (tres millones cien mil) cuentan con empleo adecuado. Eso significa que 5’000.000 (cinco millones) no cuentan con un empleo que les permita sostener adecuadamente a sus familias.
El tema es más grave cuando consideramos que de las personas con empleo adecuado 700.000 (setecientas mil) laboran en el sector público; el sector privado (único motor real y sostenible de la economía de un país) emplea tan solo a 2’400.000 (dos millones cuatrocientos mil). Es decir, bajo las condiciones actuales el sector privado es capaz de emplear únicamente al 30% de la fuerza laboral disponible. No se pueden ignorar estadísticas tan contundentes, es preciso actuar.
Con este grave y urgente contexto, se lleva cocinando por varios meses un nuevo Código de Trabajo. El ministro Raúl Ledesma ha hecho una gran labor al recoger inquietudes y necesidades de diversos sectores. Él y su equipo se ha reunido con gremios de comercio, industriales, organizaciones sociales, asociaciones de trabajadores, empresarios, incluso organismos internacionales. Es importante contar con dichos criterios y necesidades como insumos, y aplaudo la visión del Ministro de buscar un proyecto socializado, sin embargo insisto en que ha llegado la hora de actuar. Los 5 millones de ecuatorianos en el desempleo, porque cualquier otro eufemismo utilizado para esconder las estadísticas es una injusticia para los que luchan a diario para sobrevivir, exigen una respuesta y la misma debe llegar en el corto plazo.
De la información recabada de distintos sectores, uno de los puntos en que todos coincidimos es la necesidad de darle un giro a la legislación laboral ecuatoriana para lograr la meta de generar más plazas de empleo. En ese sentido, es vital debatir e implementar nuevas modalidades de trabajo y, entre todas, la de mayor urgencia para el país es la contratación por horas.
¿Por qué es la más urgente? Porque responde de manera práctica, inmediata, y sin complicaciones adicionales a todas las necesidades existentes y futuras de los ciudadanos, tanto empleados como empleadores. Porque la contratación por horas brinda flexibilidad a ambas partes, y esto es vital en un mundo donde los seres humanos no somos iguales, donde tenemos distintos horarios, obligaciones, condiciones, e intereses.
La flexibilidad del contrato por horas desde la perspectiva del potencial empleado significa que muchos grupos, en especial los más vulnerables, podrán tener más oportunidades para ingresar al mercado laboral y generar habilidades e ingresos. Pienso en grupos particulares como el caso de estudiantes universitarios a tiempo completo, que por sus obligaciones académicas no pueden comprometerse a un trabajo a tiempo completo pero si requieren adquirir habilidades laborales y generar ingresos. Hay miles de personas que tienen a otros a su cargo: adultos mayores, personas con capacidades limitadas, y tantos otros ejemplos que podrían dispensar unas cuantas horas al día a una actividad laboral remunerada; o las madres y padres solteros que deben cuidar a sus hijos y, a la vez, alimentarlos. Es decir, el contrato por horas daría una mejor oportunidad a los miles de desempleados en situación de vulnerabilidad.
Desde el punto de vista del empleado se gana flexibilidad. Esto va a permitir distintas opciones de trabajo, acumulación de experiencia, y adquisición de habilidades, lo que a su vez devengará en la capacidad de aspirar a mejores espacios laborales con mejores salarios.
Desde el empleador, sobre todo del emprendedor y los empresarios pequeños que son mayoría en Ecuador, puede contratar a una persona que gane por horas, aprenda el oficio y ayude a iniciar y desarrollar el negocio. Dicho de otra forma, ofrece la posibilidad de arrancar procesos productivo amenorando costos.
Pensemos en alguien que empieza su panadería y conforme crece su negocio requiere ayuda. Si a ese pequeño emprendedor se le dice que la única forma de contratar es por cuarenta horas a la semana, se le dificultará contratar a alguien al empezar. En cambio, si puede obtener ayuda a cambio de pago por las horas en que su negocio necesita esa ayuda, su negocio podrá crecer poco a poco, mientras la otra parte (el nuevo empleado) obtiene un ingreso que antes no tenía, aprende un oficio, y progresa con el negocio. Para aterrizarlo a la actualidad, estamos entrando al mes más comercial del año, ¿qué pasa con las tiendas que necesitan un contingente especial solo por las fechas o en horarios específicos?
No es lo mismo lo que necesita una tienda, que una hamburguesería que se establece al lado de una discoteca; no es igual lo que necesita un hotel cinco estrellas que un hostal básico; no se parece lo que quiere o puede hacer una persona adulta sin nadie bajo su responsabilidad que lo que puede o quiere hacer otra que vive sin otro adulto y cuida a menores de edad que requieren supervisión. La contratación por horas es flexibilidad para ambas partes.
En cuanto a los argumentos en contra de la contratación por horas, vemos siempre dos que se han vuelto muletillas trilladas utilizadas por grupos más interesados en sus prebendas e intereses particulares que en los millones de desempleados: la “precarización” y el no respeto a los derechos laborales.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define precarizar como “Convertir algo, especialmente el empleo, en precario, inseguro o de poca calidad”. Convertir. Para que algo sea convertido primero debe existir, por lo tanto no podemos hablar de precarización laboral hacia desempleados. En cuanto a los empleados, aunque es probable que a muchos les convenga migrar a contratos por horas voluntariamente, se podría (de hecho ya se ha propuesto) ofrecer estabilidad a los empleados actuales con sus contratos vigentes, y abrir las nuevas modalidades a aquellos que empiecen labores luego de la reforma legal urgente. Con eso quedaría subsanada la primera crítica.
En cuanto al segundo punto, sin duda es importante y mandatorio que se respeten los derechos laborales y humanos. Así lo exige la moral y nuestra legislación vigente. Sin embargo, no se entiende el uso de dicho argumento ya que existen diversas formas de respetar dichos derechos en nuevas modalidades contractuales.
El contrato por horas de manera particular no tiene porqué verse como una forma de afectación a derechos. En Australia, por ejemplo, en esta modalidad de empleo hay un recargo del 25% por cada hora trabajada como una medida para sustituir beneficios sociales como el seguro social obligatorio. En Ecuador podría contemplarse dicha bonificación y dedicarla únicamente al pago de aportaciones sociales hasta alcanzar, al menos, el valor de aporte que le correspondería a un empleado a tiempo completo con el salario mínimo. Otra opción es replicar la idea que el gobierno implementó con el programa de pasantías en que, aunque el pasante trabaja solo hasta seis horas y recibe un tercio del salario mínimo, si se realiza un aporte del 100% a la seguridad social a su nombre.
Estos son solo dos ejemplos de los varios posibles, es importante encontrar un sistema que se adapte a la realidad ecuatoriana, y que sirva a nuestros emprendedores, empresarios, y empleados. Lo importante es entender que si existen maneras de establecer contratos por horas sin afectar los derechos laborales constitucionalmente reconocidos.
En los últimos días el Ministerio del Trabajo ha anunciado que se intenta resolver el problema de rigidez de nuestra legislación laboral a través de la creación de nuevas modalidades de contratos. Lo preocupante es que entre ellas no se escucha con fuerza el contrato general por horas. Se habla únicamente de contratos específicos para sectores determinados. Es bueno que existan formas estandarizadas que resuelvan los problemas de ciertos sectores. Empero, ese es justamente el problema con ésta solución: que solo resuelve el problema de ciertos sectores.
Se sabe de contratos específicos para los sectores turístico, acuícola, pesquero, arrocero y bananero. No obstante, muchas otras actividades quedan fuera. E incluso, dudo seriamente de la capacidad de estas modalidades contractuales de responder al rápido avance de la tecnología y creatividad humana.
Para que la legislación sea útil en el tiempo, se debe legislar pensando en todo el país, no solo en ciertos sectores. Se debe además entender la economía desde una perspectiva de libertad. Que las distintas actividades económicas y productivas evolucionan. Que la tecnología modifica cada vez más rápido como se realizan las tareas. Que la legislación y los legisladores no pueden ni deben pretender cubrir absolutamente todas las ideas y necesidades humanas, por eso es necesaria la libertad y la flexibilidad. Por ello, no es suficiente contar con la contratación a tiempo parcial de cuatro horas laborables, o con contratos por sectores. El contrato por horas es el único capaz de dar a cada negocio, idea, y empleado, una oportunidad de cubrir sus necesidades particulares.
Por algo los países más desarrollados del mundo establecen en su normativa laboral y utilizan regularmente éste contrato. Alemania, líder en protección de derechos de sus ciudadanos y con una envidiable tasa de desempleo del 4,7% mantiene la contratación por horas vigente como una de sus principales herramientas para la dinamización del mercado laboral y productivo.
Hace pocos días el mismo Ministro de Economía y Finanzas expresó en un conversatorio con la academia que está de acuerdo con la utilidad de la contratación por horas. Los gremios productivos piden flexibilizar el mercado laboral a gritos (la Cámara de Comercio de Guayaquil lo dice así en la portada de su revista “Comercio” edición noviembre). Tenemos un 62% de personas en edad económicamente activa sin empleo adecuado.
Como se ha expuesto en el presente artículo es posible garantizar derechos laborales mientras abrimos oportunidades para personas desempleadas y emprendedores. Entonces, ¿Qué esperamos para cambiar la legislación laboral? ¿Qué esperamos para dar a los sectores más vulnerables una mejor oportunidad para ingresar al mercado laboral? ¿Si estamos todos de acuerdo, que espera el gobierno para aprobar la contratación por horas en el Ecuador? Es su obligación legal y moral atender a los 5 millones de seres humanos que hoy no tiene opciones. Si no lo hacen, al menos explíquenos de manera pública, honesta, y abierta ¿Por qué?
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