El 1 de marzo de 2008, el gobierno colombiano de Álvaro Uribe Vélez desarrolló una compleja operación militar, coordinada con Estados Unidos, para acabar con la vida de Raúl Reyes, el segundo al mando de las FARC, sorprendentemente descansado en un campamento montado, con todos los anillos de seguridad, en territorio ecuatoriano a vista y paciencia de las autoridades en donde se daban hasta visitas diplomáticas.
El pulso diplomático entre el expresidente Rafael Correa y el colombiano Álvaro Uribe fue intenso por la violación del Ejército de Colombia de la soberanía territorial del Ecuador. Nunca se habló de la violación de la soberanía ecuatoriana por parte de un grupo armado irregular colombiano -que traficaba con drogas, armas y asesinaba a civiles- en territorio ecuatoriano.
Meses antes, en octubre de 2017, los agentes antinarcóticos de Ecuador realizaron un operativo en una finca en el sector de Colope, cerca de la población de Camarones, en Esmeraldas, donde decomisaron 3,7 toneladas de clorhidrato de cocaína almacenadas en cinco tanques de agua, enterradas en el suelo.
En diciembre de ese mismo año, la Inteligencia policial comenzó a seguir la pista de Jefferson Ostaiza Amay, a sus allegados y los movimientos de la empresa multinacional integral productiva Jooamy EMA, de propiedad de los Ostaiza. Los acrónimos de él y sus hermanos.Los Ostaiza eran los dueños de la droga de las FARC en Ecuador, la incautada en Campanita, según las investigaciones.
A mediados de 2008, una indagación previa contra los Ostaiza ya estaba abierta y en septiembre la Policía realizó otro operativo en la hacienda La Campanita, frente a Colombia, bautizado como Huracán de la Frontera, donde se incautaron otras 4,7 toneladas de clorhidrato de cocaína.
Ese mismo año, según las revelaciones que salen del juicio contra el Chapo Guzmán en Estados Unidos, Jorge Milton Cifuentes Villa, de 52 años y oriundo de Medellín, decidió abrir operaciones en Ecuador para vender droga de las FARC al cartel de Sinaloa, con protección del entonces capitán del Ejército Telmo Castro.
El proveedor que consiguió en Ecuador importaba la droga desde Putumayo. ¿Seguía siendo Jefferson Ostaiza? “Era la única forma de conseguir cocaína porque toda la zona la controlaban las FARC”, dijo en el juicio.
Cifuentes, según la cadena BBC, dibujó la ruta que hacían para transportar la droga desde Ecuador hasta Sinaloa. Un barco pesquero tiburonero vacío salía de Perú por el Océano Pacífico hacia el norte. Frente a las costas de Ecuador era interceptado por lanchas extrarrápidas cargadas con la droga. Ese barco se topaba con un pesquero atunero en aguas abiertas cerca de Sinaloa para hacer el traspaso. Y finalmente, esa droga era entregada a lanchas extrarrápidas mexicanas que la llevaban a Sinaloa.
Ese sería el domicilio del que se habla en el audio de la conversación mantenida entre el Chapo Guzmán con su nuevo proveedor de Ecuador, un representante de las FARC que le garantizaba seguridad de toda la carga desde Guayaquil hasta la entrega en el punto acordado, el Tiburonero. El audio, según las autoridades de Estados Unidos, data de mayo de 2010, cuando el Chapo negoció con las FARC por primera vez en Ecuador.
Según la declaración de Cifuentes, sin embargo, el Chapo logró meter seis toneladas de droga de las FARC desde Ecuador en 2008 con el método del Tiburonero y las lanchas extrarrápidas que salían desde las costas de Ecuador custodiadas, se supone, por el entonces capitán del Ejército, Telmo Castro, que cobraba cien dólares por cada paquete enviado: $600 mil por las seis toneladas.
El 15 de septiembre de 2008 la Policía realizó otro operativo en la hacienda La Campanita, frente a Colombia. En esa operación, denominada Huracán de la Frontera, se incautaron 4,7 toneladas de clorhidrato de cocaína. ¿La droga era un señuelo para que el entonces capitán del Ejército ecuatoriano, Telmo Castro, logrará sacar las seis toneladas del Chapo desde Guayaquil para entregársela en el Tiburonero?
¿Quién fue el contacto del Chapo de las FARC en Ecuador? Según los archivos de los computadores de Raúl Reyes, la relación de las FARC con el expresidente Rafael Correa comenzó en agosto de 2006, cuando Raúl Reyes constató su drástica subida en las encuestas y el respaldo de partidos izquierdistas que supuestamente tenían lazos con ese grupo armado ilegal.
Una reseña hecha por El País de España señalaba que “colaboradores del candidato presidencial, algunos de ellos miembros de las Fuerzas Armadas, de acuerdo a los archivos, ya habían tenido contacto con las FARC. Es ese el momento en que se acercan al grupo guerrillero en busca de respaldo económico para la campaña electoral”.
Con el triunfo de Correa en la segunda vuelta del 26 de noviembre de ese año, según esos correos, hombres no identificados presumiblemente de su equipo de campaña hicieron contacto con el Bloque Occidental de las FARC. Según esos mismos correos, el canal de comunicación era Jorge Brito, contribuyente de la campaña de Correa.
Los correos intercambiados entre el 11 de septiembre y el 23 de noviembre de 2006 entre Reyes y Brito revelarían como Brito buscó financiamiento y asistencia política de las FARC a cambio de una relación diplomática a alto nivel, neutralidad ecuatoriana en el conflicto colombiano y una presencia reducida de fuerzas militares en la frontera.
Un dinero suministrado de inmediato por el frente 48 permitió a Reyes, según esos correos, entregar $100 mil a Brito el 13 de octubre de 2006, dos días antes de la primera vuelta electoral. Reyes también registró que ‘amigos del frente 48’ recolectaron unos $300 mil adicionales para la campaña de Correa”. Estos amigos habrían sido los hermanos Jefferson, Miguel y Edison Otaiza, que registraron su multinacional del lavado, Joamy EMA, el 17 de enero de 2007, dos días después de que Correa asumiera el poder.
En 2010, el gobierno estadounidense acusó a Olidem Romel Solarte Cerón, de ser jefe de red financiera y logística del Frente 48 y responsable de la distribución de drogas en coordinación con la organización de Jefferson Ostaiza Amay en Ecuador, que continúa prófugo. Para ese entonces toda la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía (UIES) había sido desmantelada por el gobierno del entonces presidente Correa. Fue la unidad que desarticuló la organización de los Ostaiza y su multinacional Joamy EMA.
¿Quién permitió penetrar al más poderoso cartel del narcotráfico, el de Sinaloa, por intermedio de las FARC, en Ecuador? Son preguntas que se están respondiendo por sí solas. Lo revela el audio de la charla del Chapo con su sobrino Tomas en el que habla de pagar $8,4 millones en propiedades por cuatro toneladas de coca, previo la verificación de su calidad, y $4,2 millones iban a ser pagados de manera inmediata: el 50% tras la visita del experto del Chapo al lugar donde esta la droga y el otro 50% tras la entrega del cargamento.
Jorge Cifuentes, el testigo de la Fiscalía de Estados Unidos que confesó contra el Chapo, aseguró que llegó a tener en Ecuador siete millones de hectáreas que costaban más de $1.500 millones. Así de poderosa fue la infiltración del narcotráfico y de las FARC en Ecuador y así de débil fue su control.
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