La mayor operación de rescate de la historia de Tailandia culminó con un final feliz pese a la complejidad geológica de la cueva Tham Luang. El salvamento que planificó la marina de Tailandia junto a expertos de varios países fue una gestión a tiempo. No fue apresurado y el cálculo de los que se pusieron al frente permitió el éxito del plan que volvió a la libertad a 12 niños de un equipo de fútbol y a su entrenador, quienes quedaron atrapados tras la inundación de la cueva por las torrenciales lluvias.
El rescate, por el terreno donde se ubican las cuevas, fue planificado tomando en cuenta varios escenarios. La primera alternativa que se analizó fue meter un equipo en las cuevas que enseñaría a los niños a bucear como profesionales. Otra de las opciones, en caso de que la primera no funcionara, era la de perforar la cueva. Este tipo de complejos kársticos se caracterizan por la abundancia de rocas con relieve accidentado por la meteorización química de determinadas rocas como la caliza, la dolomía o el yeso. Tienen planicies cerradas con subsuelos en los que abundan las cuevas, conductos y ríos.
Este tipo de geología generalmente tiene muchas fracturas que comunican con la superficie por orificios muy pequeños. Para encontrar ese tipo de fracturas o debilidades, los expertos monitorearon las montañas donde se encuentran estas cuevas. Una técnica exitosa usada en el rescate de los mineros chilenos.
La otra alternativa analizada es el plan que concluyó con éxito. Un equipo de 90 experimentados buzos, 40 de Tailandia y 50 extranjeros guiaron a los niños a través de los pasajes oscuros e inundados del sistema de grutas. Por lo complicado, la tarea incluyó partes en las que tuvieron que caminar, escalar y bucear, usando máscaras completas.
Las aguas que están en las cuevas son turbulentas y por lo tanto dificulta la visibilidad bajo del agua. Este fue un factor que se tomó en cuenta. Además de la tranquilidad y el profesionalismo de los buzos a cargo del operativo.
Pero, ¿por qué fue tan complejo el operativo de rescate? Tham Luang, es el nombre de la cueva, está considerada una maravilla natural; tiene de 10 kilómetros de longitud; tramos altos de hasta 10 metros y otros de hasta 30 centímetros con un relieve bastante heterogéneo: bajadas muy pronunciadas, túneles con poco espacio que conectan con cámaras inundadas, mucha agua en temporada de lluvias y ninguna luz.
Para entender la complicada geología de la cueva es necesario tener en cuenta dos factores. El primero, las propiedades de las rocas que forman las cuevas y el segundo es el hidrológico que equivale a la variación del nivel del agua que inunda a la misma durante la época de mónzon (fuertes lluvias)
Las cuevas se forman de un material geológico que se llama caliza. Son rocas calcarías compuestas por un carbonato material que se diluye en el agua ácida de la lluvia y es la que forma las cavidades y los laberintos de la cueva. Es un proceso natural. Por ello, no se tiene estructuras perfectas, sino se van haciendo socavaciones según la debilidad de la zona (fallas, fracturas) proceso natural en el cual se desgasta la roca y se forman las cavernas o los pasadizos irregulares.
En Tailandia, normalmente existen dos periodos: el seco que se da en los meses septiembre a junio y al finalizar junio a julio es cuando se inicia la lluvia de Mónzon. Las lluvias fuertes y constantes inundan las cuevas y las hacen inseguras. Esta es una información que no se debe obviar al momento de visitar las cuevas.
Los 12 chicos y su entrenador hicieron caso omiso a estas observaciones, entraron a las cuevas y vivieron las consecuencias. Lo sucedido, hoy es una lección para las personas que realizan este tipo aventuras en sitios como la cueva Tham Luang.
En definitiva, quienes las visiten deben estar conscientes del peligro o de las prohibiciones que existe para acceder a determinados lugares. En este caso, es importante saber que en épocas de lluvias monzónicas no se puede ingresar bajo ningún concepto a la cueva. Hacerlo es un atentado contra la vida.
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