El sábado último, el Cuerpo de Bomberos de Quito fue alertado sobre un incendio forestal en el sector de Nayón, en una zona boscosa con topografía y relieve irregular, con vientos superiores a los 20 kilómetros por hora. El fuego se mantuvo activo hasta el domingo, así que unidades del organismo de socorro se mantuvieron activas mientras una gran parte de quiteños se mantenía expectante por la final del Mundial de Fútbol que coronó a Francia como campeón y a Croacia como una grata revelación.
El hecho de Nayón, lamentablemente, nada tiene que ver con ese video viralizado en redes donde unos bomberos croatas dejan de ver, en los instantes decisivos, el partido en el que Croacia se jugaba su pase a semifinales ante Rusia para vestir su uniforme y acudir al llamado de una emergencia.
La publicidad del Departamento de Bomberos de Zagreb intentaba alertar a la población del uso de pirotecnia, si no es manipulada como se debe. “Hoy jugamos las semifinales del Mundial -decía el mensaje-. Nosotros no somos ‘Fogosos’ (apodo de la selección croata), pero lidiamos con el fuego. Cuidado con usar pirotecnia y antorchas, para que (finalmente) podamos verlos”.
Horas más tarde de haberse detectado el fuego en Nayón, cuando Francia y Croacia festejaban, de distinto modo, por el campeonato y por la llegada a la final de Rusia 2018 y porque Lucas Modric finalmente se llevó el Balón de Oro, el fuego en Nayón fue controlado. Pero solo fue el aviso de lo que la irresponsabilidad, el calor y los vientos fuertes pueden provocar en Quito.
La ciudad tiene 32 zonas vulnerables a incendios forestales por la cantidad de material y vegetal combustible acumulada, entre ellas Calderón, Llano Chico, Pomasqui, San Antonio de Pichincha, el Quinche y el Valle de los Chillos.
Según la Secretaría de Seguridad del Municipio de Quito, en el 2017 hubo 805 hectáreas del Distrito afectadas por incendios forestales, sobre todo en los cerros Atacazo y Puntas. La mayoría de esos incendios, consciente o inconscientemente, fueron provocados.
El incendio de Nayón fue una alerta muy grande para la ciudad y resulta imperativo una acción ciudadana para detectar y prevenir la activación de esos focos. Las pérdidas son irreparables.
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