Días atrás se llevó a cabo la XIII Cumbre de la Alianza del Pacífico, en la cual el gobierno de Ecuador presentó su solicitud de ser parte de este proceso de integración comercial; si bien es uno de los procesos más jóvenes del mundo, se trata de uno de los de mayor potencial en términos de intercambio comercial. Esto se debe en parte a las cifras que este bloquea conformado por México, Colombia, Perú y Chile tienen en conjunto, tales como: 230 millones de personas (110 millones de personas pertenecen a la fuerza laboral), representa el 39% del PIB real de América Latina (AL), un PIB per cápita promedio de 18 mil dólares aproximadamente, recibe 43 millones de turistas al año que representan 69 mil millones de dólares en el sector turístico y hotelero, receptan casi el 45% de la inversión extranjera directa que recibe AL, contribuye al 3% de la producción mundial, sus exportaciones equivalen al 46% de lo que exporta la región, esto por mencionar algunas cifras. Además desde que la alianza se constituyó en el 2011 ha tenido un crecimiento de su producción cercano al 15%, todo esto refleja la importancia del bloque comercial y ha puesto sobre ellos los ojos no solo de nuestro país, sino de otros, que como Estados Observadores siguen de cerca la alianza.
Ahora bien, ¿tenemos una relación estrecha con los países de la Alianza del Pacífico? Por supuesto que sí, la cercanía geográfica con los mismos, los ubica entre nuestros principales socios comerciales lo que se traduce que aproximadamente el 20% de nuestras exportaciones se dirijan a esos países, para el 2017 cerca de 5 mil millones de dólares les vendimos. Siendo Chile y Perú, los países a los que más exportamos en los últimos años, en lo que respecta a las importaciones, Perú es el principal socio comercial. La cercanía geográfica, el intercambio comercial, los flujos de comercio e inversión, entre otros factores son determinantes para que el Ecuador sea parte de este importante bloque comercial, pero no es suficiente esto, sino no existe una verdadera y fuerte voluntad de hacer las cosas necesarias para concretar nuestra membresía. Y es que si bien, Ecuador tiene acuerdos comerciales individuales con Colombia, Perú y Chile, hace falta concretar con México por lo que es necesario que el Gobierno priorice en su agenda comercial su participación en el bloque.
Pero sin un lugar a dudar, Ecuador debe trabajar intensamente en mejorar sus niveles de competitividad para así no solo ser atractivo a la inversión extranjera, sino también enfrentar procesos de apertura comercial que cada vez serán más acelerados. Entre los aspectos más importantes en trabajar tenemos: reducción de trámites burocráticos y mejorar sustancialmente la eficiencia estatal, bajar los costos de la electricidad, flexibilizar el mercado laboral, eliminar trabas comerciales, fortalecer el talento local, mejorar el desarrollo tecnológico, mejorar y mantener una adecuada infraestructura, mejorar los procesos y el desempeño empresarial, innovar y desarrollar nuevos productos, continuar expandiéndose a nuevos mercados, entre otros.
Existe más claridad en la política comercial actualmente, con respecto al gobierno anterior, pero sin lugar a duda si primero no resolvemos aquellos factores que nos limitan seriamente en la competitividad a nivel de país y empresarial, no aprovecharemos las amplias ventajas de llevar a cabo procesos de apertura y liberalización comercial. El comercio exterior no se trata de un carrera de velocidad sino de resistencia, no son procesos que se alcancen en el corto plazo, sino en el mediano y largo plazo; y se trata de una oportunidad para no cometer los errores del pasado en aras de ¨proteger la dolarización” como el establecimiento de salvaguardas y otros mecanismos proteccionistas. En todo caso, nuestro país debe continuar en la senda de la apertura comercial, sin duda traerá beneficios a la sociedad en general.
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