Ecuador habría destinado $66 mil al mes para espiar a Julian Assange durante cinco años, según un publicación del diario británico The Guardian. En principio el presupuesto habría sido destinado para proteger al fundador de WikiLeaks alojado en la embajada de Ecuador en Londres donde recibía visitas de hackers, activistas, abogados, periodistas, miembros de grupos nacionalistas europeos e individuos vinculados al Kremlin.
Según The Guardian, el gobierno ecuatoriano empleó a una compañía de seguridad internacional y agentes encubiertos para monitorear a sus visitantes, personal de la embajada e incluso a la policía británica.
Según el diario británico, los documentos muestran que el programa de inteligencia, llamado “Operación Invitado”, que luego se conoció como “Operación Hotel”, tuvo un costo promedio de al menos $ 66 mil al mes (unos $5 millones en cinco años), por seguridad, recopilación de inteligencia y contrainteligencia para “proteger a uno de los fugitivos de más alto perfil del mundo”.
En el periodo previo a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en 2016, su sitio web de denuncias WikiLeaks lanzó varios lotes de correos electrónicos relacionados con el partido Demócrata y la campaña de Hillary Clinton. El mes pasado, el Comité Nacional Demócrata presentó una demanda contra el gobierno ruso, la campaña de Donald Trump y WikiLeaks, alegando una conspiración para ayudar a cambiar las elecciones de Trump.
La investigación revela que la operación contó con la aprobación del entonces presidente ecuatoriano, Rafael Correa, y del entonces canciller, Ricardo Patiño.
La empresa brindaba seguridad las 24 horas, los 7 días de la semana, con dos personas en turno a la vez, en un departamento situado en una mansión eduardiana por el que se pagaba unos 3.780 dólares al mes, situado a la vuelta de la esquina de la embajada ecuatoriana en Londres, en el barrio londinense de Knightsbridge.
El medio detalla que el personal de seguridad registró en detalle las actividades diarias de Assange y sus interacciones con el personal de la embajada, su equipo legal y otros visitantes. También documentaron sus cambios de humor.
Los invitados de Assange debían pasar por una zona de seguridad, dejaban sus pasaportes, los que se usaron para crear un perfil que describía la visita y proporcionaba los detalles del fondo de todos los visitantes de la embajada.
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