Las tecnologías avanzan y con ello, las universidades comienzan adaptarse a los nuevos tiempos. Movidas por la inteligencia artificial o por la internet de las cosas, parece que los centros de estudios se apropiarán muy bien de los nuevos procesos tecnológicos.
Ya es evidente hablar de transformación y de nuevas universidades. En la educación superior se diseñan aplicaciones móviles para la enseñanza y el aprendizaje, incluso existen herramientas que van desde un detector de mentiras hasta la creación de un sistema de plagio. Algunos campus hacen uso de la realidad virtual y de drones en algunas materias. La robótica educativa también está ganando espacio en la universidad.
Existe un conjunto de áreas donde la inteligencia artificial está impactando cada vez más al mundo universitario. Tal vez una agrupación de dichas áreas podría ser: la docencia, la gestión educativa y la tecnología que se emplea en los campus. En cualesquiera de ellas tres, la inteligencia artificial está impactando, incidiendo en los procesos que realiza cada institución educativa mirando a un futuro muy cercano. Exactamente, las herramientas facilitarán las tareas y los procesos académicos de la vida universitaria, lo que permitirá saber ¿cómo viven?, ¿cómo funcionan? ¿hacia dónde se encaminan? y ¿cómo respiran?
En el ámbito de la docencia. Sin duda, la innovación tecnológica revolucionará las formas de aprendizaje en las próximas décadas. El aprendizaje adaptativo a través de la inteligencia artificial es un potencial en el proceso enseñanza – aprendizaje ya que ayuda a los profesores a personalizar la educación y volverla más relevante, inclusiva, eficiente y efectiva en cualquier campus universitario.
Junto a la inteligencia artificial, el docente puede lograr un aprendizaje adaptado a las condiciones del estudiante. Hoy en día se habla de una inteligencia múltiple donde los estudiantes pueden aprender de diferentes formas. Hay quienes aprenden mejor con documentos impresos, otros con videos, otros son más visuales que auditivos, etc.
El surgimiento de la analítica para el aprendizaje, entendida no sólo como el procesamiento y análisis de lo que ha sucedido, sino en el análisis prospectivo, hacia adelante, que permita delinear tendencias y prever problemas o insuficiencias a corto, mediano y largo plazo. El análisis de todos los datos que van dejando los dispositivos con que cuenta la universidad, así como los propios de los estudiantes, permitirá conocer sus resultados, actitudes, logros y tendencias. En definitiva, es una opción que posibilitará ir hacia adelante para conocer el éxito de cada uno de los procesos que se ejecutan en el aula de clase.
A medida que el tiempo pasa, las labores como las asesorías académicas las irán asimilando robots o computadoras que entenderán y atenderán de forma personal la necesidad de cada universitario, según sus características específicas. La tutoría inteligente, es una manera de apoyar el aprendizaje a través de las tecnologías. Su uso permite una enseñanza en tiempo real, según la demanda de las necesidades individuales.
En el ámbito de la gestión educativa. Las universidades que implementan estrategias que incorporan elementos digitales dan cabida a un aprendizaje más activo en las clases, reorganizan los espacios físicos para fomentar estos cambios pedagógicos. El diseño de los espacios educativos ayuda cada vez más a sostener interacciones basadas en proyectos con atención a una mayor movilidad, flexibilidad y uso múltiple de dispositivos.
Sencillamente, la introducción de la inteligencia artificial será un acompañamiento de mayor calidad para que el estudiante mixto trabaje cada vez mejor a través de un seguimiento y de la aplicación de tecnología suministrada por la universidad. Por ejemplo: la automatización de los tramites facilitará las tareas y los procesos administrativos a cada universitario.
Es evidente, que las universidades se están transformando y perfeccionando para detectar el plagio y para adaptarse a una nueva realidad que es la del estudiante conectado. En la Universidad Europea lo llaman el alumno 3.0. Ya algunos campus simplifican proyectos y mejoran el servicio al universitario. Por ejemplo, los estudiantes ya cuentan con tarjetas de identificación, correos o cuentas en las redes sociales. Con la internet de las cosas, las universidades podrán crear un servicio personalizado en todo lo que es la logística y el aseguramiento del estudiante en las universidades.
Finalmente, en el ámbito de la tecnología empleada en los campus. Para mejorar la comunicación remota, las instituciones están actualizando el ancho de banda inalámbrico e instalando pantallas de gran tamaño para permitir la colaboración en proyectos digitales. Asimismo, están estudiando si las tecnologías de realidad virtual pueden mezclar el contenido holográfico 3D en espacios físicos para realizar simulaciones como experiencias en Marte con vehículos rover, o permitir la interacción multifacética con objetos, como el cuerpo humano en laboratorios de anatomía con imágenes detalladas.
En el módulo de enseñanza y aprendizaje los centros de educación superior invierten en sistemas informáticos para poner freno al “corta y pega” en los trabajos académicos. Por ejemplo, la Universidad de León, en España, informó que pagará 9.000 euros al año por la licencia de Turnitin, un proveedor estadounidense de software antiplagio, aprovechando un descuento del 50% conseguido para sus asociadas por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE).
Lo relacionado con el reconocimiento facial, tecnología y patrones garantizará que el estudiante pueda tener acceso al campus a través de las redes sociales.
Por ejemplo, en la ECOTEC, se mira la inteligencia artificial como un motor para adaptarse a los cambios y realizar nuevas tareas. En este campus ya se utilizan drones, aplicaciones telefónicas, la internet de las cosas como un servicio. También se diseñan e implementan sistemas basados en sensores para el ahorro de la electricidad como una acción ecológica.
La inteligencia artificial se debe pensar en base a los recursos de cada país. Ecuador está iniciando y eso se ve en las universidades como la ECOTEC y la ESPOL. Todo está en la voluntad tecnológica y ver qué falta. Alianzas entre universidades y empresas en el Ecuador o el extranjero, desarrollo de proyectos conjuntos. Existe la posibilidad de crear inteligencia capaz de incorporar al país en estos avatares, con los pies en la tierra, con la ética requerida y con muchas ganas. ¿Por qué no? La robótica educativa puede y debe ganar también espacio en la mitad del mundo.
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